Fueron en total 578 personas de entre 18 y 88 años de edad, pertenecientes a las 16 regiones de Chile, las que participaron de este proyecto acuñado como “Chile a Escala Constituyente”. De ellos, un 70% afirman sentirse identificados como jefes de hogar y un 5% señaló que en su hogar vive con alguna persona que tiene discapacidad. La edad promedio de los participantes fue de 47 años, el 64% correspondió a mujeres, el 7% se identificó con una nacionalidad diferente a la chilena, y el 12% indicó pertenecer o ser descendiente de un pueblo indígena.
“Creemos que es necesario abordar este tipo de conversaciones para saber qué es lo que realmente quieren y necesitan las personas, cómo se sienten en relación con la política y cómo creen que se debe hacer política en nuestro país. Mediante estas instancias es posible avanzar en diversos aspectos, para fomentar la participación ciudadana, así como también promover el diálogo y la discusión pública”, dice Valentina Rosas, subdirectora de Tenemos que Hablar de Chile.
¿Cómo debiera ser la política en Chile?
Los términos que más se repitieron para responder cómo debiera ser la política en Chile fueron: transparente, participativa, descentralizada, representativa, democrática e igualitaria.
Al respecto, algunos análisis que surgieron en los conversatorios fueron, por ejemplo, que “la política debiera tener gente más honesta’ o “gente más preparada”, así como también la percepción de que los sueldos que ganan los políticos son desproporcionados, esto respecto a sus méritos y también en relación a los ingresos del resto de la población del país. Otro de los puntos que se abordó fue la necesidad de fomentar la educación cívica, especialmente de los niños, niñas y adolescentes. Existe la percepción de que una adecuada educación en temas públicos permitiría que más personas entiendan de mejor manera el sistema político y fomentaría la participación ciudadana.
En relación a la redistribución del poder, el tema descentralización se llevó a cabo en el transcurso de los conversatorios. Una constatación que se puede hacer al respecto es que las personas imaginan dicha redistribución desde la actual institucionalidad, mediante la sensación de que las cosas deben cambiar, pero esto no implica necesariamente un cambio radical en la orgánica.
Un factor que surgió con fuerza a la hora de hablar de la redistribución del poder fue: aumentar el poder de las autoridades comunales y regionales. Los participantes se mostraron críticos de la preponderancia que tiene la ciudad de Santiago en la discusión pública y en la toma de decisiones manifestando de cierta forma que, “‘Santiago no es Chile”, y anhelando acercar el poder a las distintas regiones y comunas del país.
Existe la percepción entre los participantes de que las autoridades locales son quienes mejor conocen las necesidades y las realidades de cada territorio, por lo que se espera un reforzamiento de sus atribuciones para resolver los problemas cotidianos de las personas, en este ámbito no solo se refiriéndose al gobierno regional y alcaldes, sino que también a los concejales y juntas de vecinos.
En esa misma línea, y junto con el deseo de que exista una política más transparente, los participantes mostraron su deseo de que exista mayor fiscalización hacia las autoridades, tanto por organismos autónomos (se menciona frecuentemente a la Contraloría como uno de ellos), como por la propia ciudadanía.
Por otra parte, existe una clara tendencia a reevaluar el poder del Congreso, ya que existe la percepción de que sus miembros se encuentran desconectados de las necesidades de los territorios que representan. Si bien se valora la elección directa del Presidente como un elemento esencial y valorado por la democracia, una eventual elección del líder de gobierno por parte del Congreso es mirada con cierta desconfianza y como poco transparente frente a la ciudadanía.
Al mismo tiempo, es posible identificar un deseo de reforma en el régimen de gobierno que logre fomentar los acuerdos entre los distintos actores políticos, incluyendo tanto al Presidente como al Congreso, anhelando que los distintos partidos políticos y representantes sean capaces de dejar de lado sus ideas e intereses particulares con el objeto de adoptar decisiones conjuntas que vayan en beneficio del país.
Sobre Tenemos que Hablar de Chile
Es una plataforma de participación e incidencia ciudadana impulsada en conjunto por la Universidad de Chile y la Universidad Católica, que busca promover la cohesión y la construcción de una hoja de ruta país. A la fecha han participado más de 100.000 personas a través de sus mecanismos de participación, en todas las comunas y regiones del país. Para más información ingresa a www.tenemosquehablardechile.cl