Bukele: Sacrificando ovejas, los caminos de la represión

“Las autoridades salvadoreñas están cometiendo violaciones generalizadas y flagrantes de derechos humanos, y criminalizando a las personas en situación de pobreza”, destaca Erika Guevara, de Amnistía Internacional.

“Las autoridades salvadoreñas están cometiendo violaciones generalizadas y flagrantes de derechos humanos, y criminalizando a las personas en situación de pobreza”, destaca Erika Guevara, de Amnistía Internacional.

En los últimos días se registró un inusual cruce de declaraciones entre el presidente Gabriel Boric y el mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, luego de una entrevista en la Revista Time.

El medio describió a Boric como el presidente “millennial” de Chile, mote con el que también ha sido identificado el presidente de El Salvador. A raíz de esto,  Time consultó al mandatario su opinión sobre Bukele y respondió que  “la verdad es que no me siento muy identificado con la forma en que Bukele está liderando su gobierno. Imagino que él podría decir lo mismo de mí”.

Boric indicó que “por lo que he estudiado y mis conversaciones con los salvadoreños, sí hay una deriva autoritaria para enfrentar un problema realmente grave: las pandillas. Sé que es una situación realmente difícil y que hay que enfrentarla con mucha decisión, pero eso no se puede hacer socavando la democracia”. Obvio que Bukele respondió de inmediato a través de sus redes sociales: “Lo importante no es que no se sienta identificado conmigo, sino si mis hermanos chilenos se sienten identificados con él”

La polémica armada por los medios, despertó la curiosidad por saber más sobre Bukele, el controvertido “millennial salvadoreño”

Nacido en San Salvador el 24 de julio de 1981, en plena guerra civil, Nayib Bukele es hijo de madre católica, Olga Ortez y de un empresario y líder espiritual musulmán, Armando Bukele. Abandonó sus estudios de derecho a los 18 años para dirigir una empresa de su padre. Su desarrollo en el ámbito de la publicidad, lo vinculó rápidamente al manejo de redes sociales y con ello, a la política, ya que una de las empresas realizó la publicidad del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Precisamente de la mano del FMLN, Bukele alcanzó la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, en 2012 y posteriormente, en 2015 de San Salvador. Sin embargo, en 2017 fue expulsado del FMLN por violar los principios de la colectividad.

En 2019, con la Gran Alianza por la Unidad Nacional, Bukele fue elegido en primera vuelta presidente de la Nación con más del 53 por ciento de los votos.

A solo 8 meses de haber asumido la presidencia, Bukele irrumpió en el Congreso con mayoría opositora, con una decena de policías y militares armados y dio siete días para que aprobaran los 109 millones de dólares que necesitaba para reforzar la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.

En las parlamentarias del 2021, Bukele obtuvo mayoría en el congreso, lo que le ha permitido desarrollar una política fuertemente criticada por organizaciones de derechos humanos. Es precisamente la lucha contra las pandillas Mara Barrio 18 y la Mara Salvatrucha MS13 la que le ha dado mayor popularidad, ya que prometió solucionarlo.

Según medios salvadoreños, Bukele negoció con estos grupos criminales, ofreció mejores condiciones carcelarias y beneficios para los miembros en libertad, a cambio de controlar los homicidios. La tregua no duró mucho, ya que en marzo de este año, en menos de 48 horas se registraron 76 asesinatos en el país.

Ante el aumento de la criminalidad, el mandatario decretó el Régimen de Excepción Constitucional, que permite, entre otros, detener a un ciudadano por 15 días sin razones ni orden judicial.

““Quien salva un lobo, sacrifica a las ovejas”. Aunque algunos gobiernos y ONGs nos “exigen” proteger a los pandilleros, nosotros estamos para proteger a la población honrada, que por PRIMERA VEZ en décadas, puede sentir lo que significa vivir verdaderamente en paz”, escribió en su cuenta de Twitter en agosto de este año, al vanagloriarse de terminar el mes de julio con cero homicidios en el país, haber detenido a más 46 mil personas, más de mil armas de fuego y vehículos incautados y más de un millón en efectivo.

La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara, señaló que “como supuesta medida de castigo contra las pandillas, las autoridades salvadoreñas están cometiendo violaciones generalizadas y flagrantes de derechos humanos, y criminalizando a las personas en situación de pobreza”

En una campaña,  Amnistía Internacional pide que el  presidente Nayib Bukele se aparte del camino de represión que está tomando.

“Hasta la fecha, más de 2.000 personas han sido detenidas arbitrariamente por haber abandonado sus hogares y colocadas en centros de contención del gobierno. Las personas que viviendo en pobreza, quienes trabajan en el sector informal y las personas migrantes retornadas corren un mayor riesgo de verse afectadas por estas medidas represivas, ya que muchas necesitan salir de sus casas para trabajar o conseguir alimentos y medicamentos. El gobierno está siguiendo un camino peligroso para convertirse en un estado represivo”, dice AI.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X