Solo un par de minutos desde el ingreso de la prensa al Gran Salón del Pueblo donde se lleva a cabo el XX Congreso del Partido Comunista Chino, se produjo el retiro del brazo del ex presidente del gigante asiático Hu Jintao.
Hu, sentado al lado izquierdo de su sucesor Xi Jinping, llegó para participar junto a más de 2 mil delegados del encuentro partidario donde se establecerán los lineamientos para los próximos cinco años de China y se afiance lo que se denomina como el rol central de Xi al frente del país.
Queda claro que el ingreso de los medios -incluyendo varios occidentales- al recinto coronado con un gigante símbolo de la hoz y el martillo, fue calculado milimétricamente para presentar el hecho de la salida de Hu que intentó resistirse al emplazamiento de un funcionario que le hablaba reiteradamente que debía irse del hemiciclo.
Primero busca tomar los papeles de Xi Jinping que lo detiene sin contratiempos. Después, otro alto cargo del gobierno chino le entrega a Hu su propia carpeta y el funcionario encargado de sacarlo lo toma por debajo de las axilas colocándolo de pie. El hecho comienza se convierte en el centro de lo que captan los medios y se escuchan las máquinas fotográficas de los reporteros gráficos cliqueando sin parar.
Hu busca alguna explicación, le dice algo al presidente Xi Jinping. Luego le toca el hombro y el mandatario asiente con la cabeza y le replica algo. Lo mismo Li Keqiang, el primer ministro sentado a la diestra de Xi.
El acto se cierra con la salida del Salón del Pueblo de Hu Jintao escoltado por dos funcionarios.
Según los medios chinos, Hu se retiró por algunos malestares. El hecho también ha sido comentado en todo el mundo como una de las situaciones centrales ocurridas durante la jornada de cierre del encuentro partidario en donde se reafirmó el rol de Xi Jinping al frente del país y se dieron a conocer las resoluciones del evento.
La agencia Xinhua publicó que “el Congreso Nacional del PCCh ha alcanzado el objetivo de unificar criterios, afianzar convicciones, definir con claridad el rumbo y alentar la voluntad combativa, expresó Xi a los 2.338 delegados y los delegados especialmente invitados presentes en la sesión de clausura del Congreso que se celebró durante una semana en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing. ‘Ha sido un Congreso en términos de enarbolamiento de la bandera, de aglutinación de fuerzas y de bravo avance unido’, señaló”.
El mandatario chino agregó que “estamos convencidos de que las diversas decisiones y disposiciones del XX Congreso Nacional del Partido y sus resultados desempeñarán sin duda alguna un papel orientador y garantizador sumamente relevante para la construcción integral de un país socialista moderno, para el impulso en todos los aspectos de la gran revitalización de la nación china y para la conquista de nuevas victorias del socialismo con peculiaridades chinas”.
China enfrenta serios desafíos como el cerco militar y naval que mantiene desde hace décadas Estados Unidos sobre la nación asiática con decenas de bases en territorios como Japón y Filipinas, además de la presencia permanente de naves de guerra norteamericanas como el USS Ronald Reagan que está desplazado en el Mar de Japón.
A eso se agrega la nueva doctrina de seguridad del Pentágono donde señala que China es el principal desafío a vencer por parte de EE.UU. en su objetivo de mantener su hegemonía no sólo en Asia sino a nivel global.
La señal de la salida de Hu Jintao desde el Gran Salón del Pueblo puede ser interpretado entonces como la necesidad de que Xi Jinping no tenga contrapesos para liderar el siguiente periodo frente a estos y otros gigantescos desafíos.