El relator especial de la ONU sobre una vivienda adecuada es el último experto en derechos humanos que ha reconocido que Israel está cometiendo apartheid contra la población palestina. Hoy, el relator especial Balakrishnan Rajagopal presentó en la Asamblea General de las Naciones Unidas un informe sobre el derecho a una vivienda adecuada en todo el mundo, en el cual se afirma que el sistema de opresión racial y discriminación que ha llevado a la destrucción de hogares palestinos “es a todas luces apartheid”.
Amnistía Internacional acogió con satisfacción el informe del relator especial, que coincide con una escalada de los ataques contra la población palestina y sus bienes en toda la Cisjordania ocupada. En las últimas semanas, los colonos israelíes, con el apoyo directo del ejército de Israel, han atacado violentamente a las familias palestinas que ahora se ocupan de la cosecha anual de la aceituna. Por su parte, el ejército ha impuesto el cierre de la ciudad de Nablús y poblaciones circundantes desde el 12 de octubre, alterando gravemente la vida cotidiana de cientos de miles de personas. Este cierre, supuestamente en respuesta a varios ataques con disparos contra soldados israelíes, constituye un castigo colectivo ilegítimo.
“La dominación y el control de la población palestina a través de políticas discriminatorias sobre tierras, urbanismo y vivienda está bien documentada, y se aplica a esta población dondequiera que Israel tiene control sobre el ejercicio de sus derechos”, ha afirmado Heba Morayef, directora regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Entre los expertos en derechos humanos crece el reconocimiento de que Israel comete apartheid, y la presentación de este informe hoy no podría ser más oportuna. A la amenaza constante de desalojo forzoso, demolición y traslado forzoso se ha añadido recientemente una alarmante escalada de los ataques contra la población palestina en sus hogares y localidades de residencia en toda la Cisjordania ocupada. Incursiones militares, cierres, ataques de colonos con el apoyo del Estado, demoliciones de viviendas y destrucción de bienes, todas ellas son manifestaciones del sistema de apartheid de Israel”.
Vivir con miedo constante
En este informe, el relator especial cita varios ejemplos de leyes y políticas que el gobierno israelí utiliza para confiscar las tierras y los bienes palestinos, como la Ley de Bienes de Ausentes y los trámites de registro de tierras.
Las autoridades israelíes utilizan también la calificación de “zona de tiro” o “zona militar cerrada” para confiscar tierras palestinas. Aproximadamente el 20% de la Cisjordania ocupada ha sido calificada como “zona de tiro”, donde se prohíbe la presencia palestina sin permiso del ejército israelí. Esto afecta a más de 5.000 personas palestinas de 38 comunidades, que sufren órdenes de desalojo, amenazas de desplazamiento o se ven obligadas a abandonar sus hogares durante las maniobras militares. En la comunidad de Masafer Yatta, situada en la Cisjordania ocupada, más de 1.000 personas se enfrentan al desalojo forzoso debido a esta política.
El 13 de octubre, un equipo de investigación de Amnistía Internacional visitó las comunidades palestinas del norte del valle del Jordán, que se dedican al pastoreo, entre ellas la aldea de Humsa, situada en un área calificada como “zona de tiro”. Nitham Abu Kbash, pastor de esta comunidad, dijo a Amnistía Internacional que el año pasado el ejército de Israel había destruido varias veces su vivienda y sus establos.
Tres familias se quedaron sin hogar y tuvieron que mudarse a otra zona, también oficialmente prohibida. Desde entonces, el ejército israelí patrulla regularmente la zona y confisca la ayuda humanitaria que reciben estas familias para estabilizar sus hogares.
“Veo pasar los jeeps del ejército dos veces al día —dijo Nitham Abu Kbash— y temo que vengan a hacer nuevas demoliciones. Ni siquiera los diplomáticos europeos pudieron protegernos: el ejército confiscó delante de sus narices la ayuda que nos habían mandado”.
En la cercana comunidad de Makhul, Amnistía Internacional habló con dos hermanos que describieron su temor cada vez que se acercan colonos en tractores y vehículos todoterreno: “Los niños están aterrorizados porque iluminan nuestras casas con luces potentísimas por la noche, lanzan a los perros contra nosotros y contra las ovejas y atraviesan nuestros terrenos con sus vehículos”, contó Yusef Bisharat. “Esta temporada hemos perdido varios corderos porque las ovejas abortaron debido al estrés.”
El derecho a la vivienda también está amenazado dentro de Israel. El 24 de octubre, las fuerzas israelíes demolieron el pueblo beduino palestino de Al Araqeeb, en el Néguev/Naqab, y van ya 208 veces.
En Gaza, miles de viviendas destruidas por ataques aéreos israelíes en anteriores ofensivas no han podido ser reconstruidas debido al bloqueo y las restricciones de Israel a la entrada de materiales de construcción.
Ataques de colonos apoyados por el Estado
La población palestina de la Cisjordania ocupada que se dedica a la agricultura se enfrenta últimamente a un aumento de las incursiones del ejército israelí, a restricciones de acceso a las tierras y el agua y a la destrucción de sus cosechas por colonos israelíes, una situación parecida a la documentada en años anteriores durante la cosecha de la aceituna. Según la organización de derechos humanos israelí Yesh Din, la semana pasada un grupo de colonos atacaron a agricultores olivareros en varios pueblos, incluidos Burin y Kisan, en el norte de Cisjordania.
El 19 de octubre, un grupo de colonos atacó a activistas internacionales e israelíes que habían acudido a ayudar a los agricultores palestinos. Según la ONU, en lo que va de 2022, 194 personas palestinas han resultado heridas como consecuencia de ataques de colonos, y 3 han muerto. Las autoridades israelíes no han puesto a los responsables a disposición judicial. Por ejemplo, en agosto, la policía israelí abandonó la investigación sobre el homicidio de Ali Hassan Harb, que murió apuñalado en su olivar el 21 de junio de 2022.
Muchas comunidades agrícolas palestinas ya cuentan con que cada cosecha se produzcan estos actos de violencia. Los desalojos del ejército y la violencia de los colonos tienen lugar en una cultura de impunidad y se producen conjuntamente para desplazar a la población palestina en beneficio de los asentamientos israelíes ilegales.
“Las autoridades israelíes están violando el derecho de la población palestina a la vivienda de todas las formas imaginables: derribando sus casas, haciéndole imposible que construya en sus propias tierras y protegiendo a los colonos que incendian los olivares ancestrales de las familias palestinas”, ha declarado Heba Morayef.
“La cosecha de la aceituna es un momento que debería ser de celebración para las familias palestinas, que recogen los frutos de su trabajo tras cuidar de sus cosechas durante todo el año. Pero este año, de nuevo, se ha visto violentamente alterado por los cierres del ejército israelí y la violencia de los colonos respaldada por el Estado
Más de 175.000 personas en todo el mundo han firmado hasta ahora la petición de Amnistía Internacional Derriben el apartheid, no las viviendas palestinas, que pide al gobierno israelí que termine de inmediato con las demoliciones de viviendas y los desalojos forzosos.