Desde hace aproximadamente tres años la Plaza Italia se mantiene en constante intervención. Ahora, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, propuso a mediados de octubre un plan de obras que consistirá en la reiterada reposición de césped y jardines, esta vez sustentables, en la rotonda. Pero, ¿es esa la mejor manera de recuperar aquel espacio público?
Radio y Diario Universidad de Chile conversó con arquitectos especialistas en planificación urbana, ciudad y sociedad, respecto a qué factores deben ser tomados en cuenta para las próximas obras que se realicen en el lugar, y cuál es la relevancia de recuperar un espacio que ha sido protagónico de diversas manifestaciones sociales, políticas, deportivas y culturales hace más de 40 años.
El Premio Nacional de Arquitectura 2019, Miguel Lawner, sostuvo que Plaza Dignidad, como fue bautizada a propósito del levantamiento cívico de 2019, se ha constituido como un punto donde la población confluye naturalmente para celebrar cualquier efeméride, así como ocurre con la Plaza de la República en Buenos Aires y los Campos Elíseos en París.
El plan de recuperación también contempla la limpieza y reparación de las instalaciones del Café Literario, la instalación de árboles en diferentes puntos de la comuna y la limpieza del Parque Balmaceda y Bustamante. En lo que concierne a Plaza Dignidad, Lawner criticó que la estrategia, hasta el momento, consiste en el “mismo perfil“ que se ha mantenido desde hace un par de años atrás. Es decir, la mera reposición de césped, de la tierra y ahora la extracción del plinto en donde se encontraba el Monumento del General Manuel Baquedano.
“Debe tenerse presente que cualquiera de las condiciones que se quieran imponer, inevitablemente seguirá siendo un lugar de celebración de cualquier victoria deportiva, efeméride patriótica o lo que sea”, afirmó. En esa misma línea, Lawner expuso que la historia indica que los pueblos se autoconvocan en lugares que “por alguna circunstancia les parecen más propicios”.
“Los chilenos y chilenas han escogido Plaza Dignidad y eso cualquier autoridad tiene que respetarlo, admitirlo y ojalá embellecerlo de la mejor forma posible de modo que sea una verdadera contribución para el desarrollo urbano de Santiago“, agregó.
Por su parte, el investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) y arquitecto especialista en planificación urbana, Rodrigo Mora, relevó la importancia de que esta plaza es tanto un lugar de reunión, como un nodo vial clave para la ciudad. Por eso, opinó que los cambios que se propongan deben permitir la ocupación del espacio como un punto para las manifestaciones, con la posibilidad de que las redes de transporte emplazadas en el lugar puedan seguir funcionando con relativa normalidad.
“Es necesario darle más importancia al peatón y a la bicicleta, pues esta última no tiene conexiones directas al nodo y actualmente tiene problemas para entrar y salir de este punto”, precisó.
Al igual que los expertos, la académica de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Margarita Greene, consideró que la renovación de la también llamada Plaza Baquedano, debería incorporar a la ciudadanía.
Además, Green y Lawner concuerdan que una buena manera de definir la futura restauración del espacio sería a través de un concurso de arquitectura. Si bien en administraciones anteriores se llevaron a cabo consultas ciudadanas a través del Proyecto Alameda-Nueva Providencia, finalmente la iniciativa no se concretó y fue retomado recién en julio de este año por parte del Gobierno Regional.
“Me gustaría que más que un lugar de protestas, siga siendo un lugar de celebración y de encuentro. Creo que es muy relevante el cómo, más que el qué hacer. Cómo hacer y cómo incorporar a la ciudadanía para que se sienta interpretada con este lugar”, comentó la especialista de entornos construidos.
Asimismo, la académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU), Valentina Saavedra, concordó con Greene y señaló que la historia de los espacios urbanos es parte de la construcción de la memoria social y manifestó que la recuperación de Plaza Italia es necesaria, “pero no puede tratarse solo de pequeños cambios simbólicos, sino que de reflejar aquello que la misma ciudadanía va haciendo con el lugar”.
“Es parte de ir ejerciendo el derecho a la ciudad y de ir transformándola en la medida que la ciudadanía se la apropia”, destacó.
La disputa por el lugar del general Manuel Baquedano
Plaza Italia, Baquedano o Plaza Dignidad ha estado expuesta a distintos tipos de expresión ciudadana, como graffitis, lienzos o pintura. Así, la estatua del general Manuel Baquedano sufrió deterioros producto de aquellas intervenciones, razón por la que fue removida en marzo de 2021.
Cabe destacar que aquel monumento fue levantado por la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo. Además, es relevante recordar que el general Baquedano fue parte de la llamada “Pacificación de la Araucanía”, alrededor de 1860 y 1883, momento en la historia en que el ejército chileno ocupó y arrasó con el territorio mapuche. De esa forma comienza la deuda histórica con el pueblo originario, y por eso la reparación de aquel daño fue una de las demandas que aclamó la ciudadanía en el contexto del estallido social.
Ahora, la base en donde descansaba la estatua del difunto militar se encuentra vacía y la discusión sobre qué símbolo o figura debería reemplazar se mantiene latente. Por ejemplo, para los senadores Yasna Provoste (DC) y Jaime Quintana (PPD) una estatua de la poeta nacional Gabriela Mistral sería la más indicada.
Rebeca Silva Roquefort, diseñadora y doctora en Arquitectura y Urbanismo especializada en ergonomía, -disciplina que se encarga del diseño en el que interactúan las personas y los elementos del entorno- y académica de la FAU, expuso que tanto en Chile como en el exterior se ha hecho presente la lucha contra las estatuas o los símbolos de poder.
Silva opinó que la remodelación o recuperación de la plaza debe ser de acuerdo a los tiempos y recalcó que parte de las reivindicaciones de la revuelta social iban en la dirección de reconocer a la población. “Me parece que ese espacio que congrega a la ciudadanía debería tener un monumento ciudadano que nos represente. ¿Cómo están representadas las infancias, las personas mayores, los mapuches, las personas con discapacidad, los migrantes y el Chile de hoy, ¿qué pasa con esa voz de la ciudadanía?”, cuestionó.
Por su lado, Miguel Lawner fue enfático al decir que el diseño de la plaza debe interpretar la voluntad de los pueblos y que ésta debe estar por encima de los intereses de las autoridades de turno, junto con permitir un tránsito mucho más fluido. Igualmente, afirmó que imponer la figura de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Arturo Prat o quien sea y pensar que se mantendrá en el tiempo es, a la larga, un error.