“Creo que es una de las situaciones más críticas que ha vivido la Democracia Cristiana probablemente en mucho tiempo”. Con esas palabras el ex presidente de la DC, Juan Carlos Latorre, partió refiriéndose a la profunda crisis que atraviesa el partido, el cual ha sido golpeado por una seguidilla de renuncias de parte de emblemáticos militantes, siendo la última de ellas la del ex constituyente y ex timonel, Fuad Chahín.
En un punto de prensa el pasado lunes, Chahín, acompañado por un grupo de parlamentarios y ex autoridades, acusó a la Falange de haberse “farreado la posibilidad de ser un protagonista del reencuentro de los chilenos”, reiterando sus críticas contra la dirección encabezada por el diputado Alberto Undurraga.
Frente a este hecho, Latorre señaló que “recuerdo solamente dos instancias similares, con una connotación distinta, pero que también mostraron un período crítico. Me refiero a los momentos en que la Democracia Cristiana sufrió un quiebre en 1969 cuando se formó el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria) y después cuando un grupo que se unió a la Unidad Popular formó la Izquierda Cristiana”.
“Hoy día es una crisis que tiene su origen básicamente en la incapacidad de una conducción política para asumir que en momentos especiales de nuestra historia y de la historia de nuestro país es posible que personas que militan en un mismo partido puedan tener opciones distintas”, mencionó.
Para el ex líder de la DC “lo que provoca una crisis de convivencia muy fuerte es la decisión de una mesa directiva que, acompañada por una Junta Nacional, en mi opinión muy poco representativa, resuelve llamar a votar Apruebo, a pesar de que las bases de la Democracia Cristiana en forma muy mayoritaria consideraban que esto había que discutirlo un poco más”, en referencia a la postura institucional que adoptó la colectividad en julio pasado respecto del plebiscito constituyente, que finalmente terminó con un amplio rechazo a la propuesta emanada por la Convención Constitucional.
En esa línea, comentó que “como ex presidente de la Democracia Cristiana junto a prácticamente todos los ex presidentes durante estos últimos meses hicimos tremendos esfuerzos por lograr que hubiera instancias de diálogo, que la mesa que había llamado a votar Apruebo, que después de esa derrota simplemente hizo como que no ocurriera nada, asumiera que era un momento también para tener alguna forma de integración. Lamentablemente, nunca estuvieron dispuestos a esa integración, pese a la renuncia de quien en ese momento era el legítimo presidente del partido, que era Felipe Delpín”.
En cuanto a los cuestionamientos sobre la conducción del diputado Alberto Undurraga, sostuvo que “me gustaría que mostrara más fortaleza. No ha mostrado la fortaleza que esperaban muchos en una serie de definiciones internas. El cargo que le hace Fuad de calificarlo como pusilánime tiene su explicación solo en la indefinición que él ha tenido y que tuvo en la última Junta Nacional, en que todos esperábamos que él se impusiera con más fuerza, que si había gente que estaba dispuesta a entregarle la oportunidad de conducir, mostrara lo que es capaz de hacer con un liderazgo sano y bien intencionado”.
Con todo, dijo tener esperanzas de que la labor del parlamentario a cargo de la tienda “vaya perfilando nuevamente un espacio de encuentro y de diálogo al interior de la Democracia Cristiana. Si eso no ocurre, creo que estamos en el peor de los mundos respecto de nuestro futuro”, por lo que afirmó ver con mucha expectación lo que pueda ocurrir en la próxima Junta Nacional, fijada para enero próximo.
“Mucha gente necesita que haya un partido fuerte en el centro político que ayude a equilibrar los momentos de crisis y que, si lo hace desde una perspectiva progresista, acompañe todas aquellas iniciativas que conllevan mayor justicia social, mayor igualdad de oportunidades y desde luego un respeto irrestricto a la dignidad de las personas. Ese ha sido históricamente el rol que la Democracia Cristiana en gran medida ha cumplido”, manifestó Latorre.
Asimismo, el también ex diputado afirmó que con respecto a los nuevos movimientos que han surgido con objeto de reivindicar este sector, tales como Amarillos y Demócratas, “el resultado del plebiscito en ese sentido es una señal política que tenemos que asumir todos. La Democracia Cristiana tiene en ese espacio político su historia, su quehacer y su futuro, sin perjuicio de que desde el centro político podamos coincidir más con sectores de la izquierda chilena que de la izquierda tradicional”.
Finalmente, Juan Carlos Latorre descartó una eventual renuncia a la colectividad. “Yo me considero un democratacristiano histórico no porque haya sido muy importante mi trayectoria, sino porque ingresé a los 16 años y desde los 14 empecé a admirar lo que era La Marcha (de la Patria) Joven, lo que era (Eduardo) Frei, lo que era (Radomiro) Tomic, (Bernardo) Leighton (…) Entonces, tengo una trayectoria que me hace meditar mucho respecto de si a estas alturas de mi vida tiene sentido iniciar otra aventura”.
“Quizás si las cosas no se dan como yo quisiera, con silencio, trataré de colaborar en lo que todavía pueda hacer, pero renunciar y dar una señal de tristeza, de pena en muchos camaradas que han confiado en mí durante tantos años, me costaría mucho hacerlo”, expresó.