El economista e investigador de la Fundación Sol, Marco Kremerman, si bien destacó aspectos positivos del proyecto de reforma previsional del Gobierno, indicó que se mantiene la lógica de las cuentas individuales y con un fuerte acento en fortalecer el mercado de capitales.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el economista analizó el proyecto que se discute en la comisión del Trabajo de la Cámara de Diputadas y Diputados, donde en los últimos días expuso y dio a conocer los aspectos positivos y negativos de la iniciativa.
Sobre los elementos positivos, Kremerman destacó que después de 40 años se proponga crear un pilar de seguro social. “Es increíble que Chile no tenga un pilar contributivo, vale decir para quienes cotizan habitualmente o parcialmente a través de las cotizaciones de su trabajo, que no exista solidaridad en el pilar contributivo”, indicó.
El economista afirmó que el 95 por ciento de los países en el mundo tienen un pilar de seguro social o de la lógica de solidaridad intergeneracional o de reparto, pero “Chile los cercenó en dictadura y no ha habido ningún intento sustancial para reponerlo. Solamente en el segundo gobierno de Michelle Bachelet se trató de colocar un pequeño ahorro colectivo y en el gobierno de Piñera, presionado por el estallido social, cambió su proyecto original y proponía destinar de los seis puntos de cotización adicional, tres”.
La iniciativa del gobierno de Boric, propone que “los 6 puntos de cotización adicional vayan con una lógica de espíritu de solidaridad, aunque un poco distinto como se ve en otras partes del mundo. Eso nos parece positivo en términos conceptuales”, dijo Kremerman.
También destacó que “se cree una institución pública y que ojalá sea autónoma, que tenga fiscalización permanente de parte de los trabajadores y trabajadoras que tenga como objetivo único administrar los fondos de pensiones, pagar pensiones, fiscalizar y vigilar que el sistema funcione. Eso también nos parece positivo. Y también es positivo que cotice el empleador dado que en Chile el empleador para pensiones cotiza cero y el Convenio 102 de la OIT, indica que al menos la mitad de la cotización debe provenir de los empleadores”.
Sin embargo, indicó que a pesar de que la propuesta del Gobierno intenta sacar el sistema de pensiones del extremo en el cual está, “no es suficiente, porque sigue dominando el pilar de cuentas individuales y eso es muy extraño a nivel mundial. Los sistemas mixtos que existen, donde el pilar contributivo que coexiste la capitalización individual y el seguro social bajo la lógica de la solidaridad intergeneracional, son dominantemente de reparto y en Chile el 10, 5% de la cotización iría cuentas individuales y sólo seis iría una lógica de seguro social. O sea, el pilar dominante serían de las cuentas individuales”.
Kremerman agregó que “nos parece bien que también se avance en la suficiencia, vale decir, que los montos que se paguen en Chile alcancen para vivir que es algo sustancial como objetivo central del sistema de pensiones”. Explicó que según cálculos del Gobierno, las pensiones pueden mejorar 130.000, 140.000 o 150.000 pesos dependiendo de si son hombres o mujeres a través de la Pensión Garantizada Universal (PGU), lo que provocaría el ahorro solidario. Sin embargo, afirmó que “no alcanza necesariamente para salir de la crisis previsional, porque seguirían más de la mitad de las pensiones estando por debajo del salario mínimo, después de la reforma en régimen y ya teniendo un salario mínimo muy bajo”.
Además, el economista afirmó que “lamentablemente se sigue colocando un acento muy fuerte en fortalecer o recuperar el mercado de capitales por sobre pagar buenas pensiones. El hecho de seguir capitalizando recursos e invirtiendo en los mercados nacionales e internacionales, nos va a hacer que en régimen tengamos un fondo superior a las 130, 140 % del PIB. Entonces, en estas cuatro décadas el objetivo central del sistema de AFP ha sido fortalecer el mercado de capitales y ha dejado de lado pagar las buenas pensiones y eso es un sinsentido completo”.
Por otro lado, el economista afirmó que la iniciativa del Gobierno no tiene claro cuál es el objetivo específico en cuanto a los montos de las pensiones en relación a las tasas de reemplazo.
Al respecto, indicó que cualquier proyecto debería indicar claramente cuáles son los objetivos en términos de suficiencia de las personas. Es decir, a qué nivel de tasa de reemplazo se quiere llegar como meta, que es el porcentaje del salario de las personas recibían cuando trabajaban activamente que después se va a traducir en una pensión, pero que tampoco basta con establecer tasa de reemplazo.
En su opinión y de acuerdo a los estudios que ha hecho la Fundación Sol en base a la encuesta de presupuesto familiar del INE del 2017 y al actualizarla, “la mediana, es decir el punto que está en la mitad de la distribución del ingreso de los hogares donde hay personas de 65 años o más, que viven solas, es de 330.000 pesos, recién esa podría ser una métrica que nos permita acercarnos a un nivel de suficiencia básico para satisfacer necesidades”.
Por ello, afirmó que cuando se apruebe la PGU de 250.000 pesos, en un año más, la línea de la pobreza ya va estar en ese valor, entonces “ahí tenemos un problema grande entre lo que es una suficiencia real y lo que es solamente un valor para alcanzar la sobrevivencia”.