Informe médico por muerte de Neruda reafirma tesis sobre su asesinato

Hace ya diez años cercanos al poeta hablaban de la intervención de terceros en el deceso del Nobel a raíz de una inyección que le fue inoculada en su abdomen y no por un cáncer ramificado como se ha sostenido en el último tiempo.

Hace ya diez años cercanos al poeta hablaban de la intervención de terceros en el deceso del Nobel a raíz de una inyección que le fue inoculada en su abdomen y no por un cáncer ramificado como se ha sostenido en el último tiempo.

El escritor y periodista Francisco Marín, junto al chofer de Pablo Neruda, Manuel Araya, reiteraron el convencimiento que vienen comentando desde hace casi diez años sobre la acción de terceros que terminaron con la vida del poeta el 23 de septiembre de 1973 en la Clínica Santa María de Santiago.

En una conferencia de prensa en el Colegio de Periodistas, ambos se refirieron a los alcances del informe entregado por un tercer panel de expertos que incluyó a científicos de universidades de Canadá y Dinamarca, donde se plantea que el origen de la bacteria “clostridium botulinum” fue inoculada al poeta.

En 2013 y luego en 2015 en una entrevista a Radio Habana Cuba, el chofer de Neruda indicó que el escritor estaba en perfecto estado de salud y que tenía una proyección de vida de al menos seis a ocho años, a pesar del cáncer de próstata que lo afectaba.

En la conversación con el periodista cubano Pedro Martínez Pirez, Araya subrayó que “Pablo Neruda fue asesinado”.

Consultado por las condiciones en que se produjo el traslado de Neruda desde Isla Negra a Santiago, el chofer y encargado de la seguridad del vate sostuvo que se había estacionado un barco de guerra de la Armada frente a su residencia del litoral central y la casa había sido allanada en dos oportunidades por militares que “se robaron lo que pudieron”, precisó.

“Una vez que se van estos personajes, se conversa Matilde (Urrutia) con Neruda, cómo podíamos sacar a Pablo Neruda de Isla Negra porque ya tenía un buque de guerra en el mar y los allanamientos, entonces deciden ellos cómo sacarlo. Hablan con un médico que atendía a Neruda que se llama Roberto Vargas Salazar que prestaba servicio en la Clínica Santa María”, indicó.

Araya sostiene en aquella entrevista que luego viajó a Santiago para conseguir una ambulancia en donde hizo el viaje desde Isla Negra a la capital el día 19 de septiembre al medio día luego que el presidente de México de la época, Luis Echeverría, extendiera una invitación al poeta para salir de Chile con rumbo al país azteca.

“A Neruda lo trajimos a la Clínica Santa María por seguridad, no por enfermedad”, subraya el conductor de Neruda, quien además precisa que el embajador de México en Chile estaba tramitando el salvoconducto con la Junta Militar para el viaje del escritor el día 22 de septiembre.

Ese mismo día sábado, Neruda terminó de redactar su libro de memorias Confieso que he vivido, y recibió las visitas de algunos representantes de la Democracia Cristiana, como el excandidato presidencial Radomiro Tomic y el dirigente de esa misma colectividad Claudio Huepe, así como el pintor Nemesio Antúnez. Ambos le señalaron lo que ya estaba ocurriendo en los centros de detención y asesinato de cientos de chilenos, notificando además del fusilamiento del cantautor y amigo de Neruda, Víctor Jara.

Araya relata que en ese momento Neruda desistió de su viaje a México. “Yo no me voy porque no quiero ser traidor a mi país”, habría dicho el poeta.

El día después el Nobel chileno fallecía según el primer certificado de defunción producto de una caquexia provocada por un cáncer ramificado en su cuerpo, algo que ahora quedó en entredicho con el informe de los especialistas canadienses y daneses que fue entregado ayer a la ministra en visita Paola Plaza quien deberá dar a conocer una decisión al respecto el próximo 6 de marzo.

Escuche la entrevista completa al chofer de Neruda Manuel Araya.

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