Con informaciones de Paula Carrillo, corresponsal en Bogotá, y la AFP.
¿La segunda será la vencida? Es la pregunta que queda luego de que el presidente colombiano Gustavo Petro anunciara la apertura de diálogos con disidentes de la guerrilla FARC, grupo armado que ya había firmado la paz en 2016.
“Carácter político”
Para Petro, quienes no se acogieron a las negociaciones de entonces, “ahora se han integrado para finiquitar ese acuerdo de paz pasado y volverlo completo”. “Se establecerá una mesa entre el gobierno y el Estado Mayor Central”, escribió este lunes en Twitter el mandatario.
Comienza un segundo proceso de Paz. Se establecerá una mesa entre el gobierno y el Estado Mayor Central. https://t.co/o4IVzaxK5Z
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 13, 2023
La noticia se da después de que la Fiscalía colombiana suspendiera las órdenes de captura contra 19 disidentes. En la mañana el fiscal general, Francisco Barbosa, accedió a un pedido del gobierno para suspender los requerimientos judiciales que pesaban sobre los ahora delegados de la guerrilla.
“Con esta posibilidad que inicia tras la actitud del fiscal de aceptar los nombres de las personas que actuarán como voceros de esa agrupación, prácticamente la mitad de las personas armadas hoy entran a un proceso de paz con el gobierno”, recalcó Petro.
Petro se debatía entre reconocer a los disidentes como actores políticos, pese a su rechazo del histórico acuerdo que convirtió las FARC en partido, o tratarlos como bandas del narcotráfico. “En este caso concreto para la Fiscalía existe el fundamento porque el presidente le dio el carácter político a los disidentes que no firmaron el acuerdo de paz de La Habana”, aseguró el fiscal.
Violencia disidente
Según cálculos independientes, el Estado Mayor Central (EMC) tiene más de 2.000 combatientes y la cifra va en aumento. El grueso de las FARC (7 mil guerrilleros) se desmovilizó en 2017. Aunque el acuerdo mermó la violencia, los disidentes fueron ganando terreno en regiones apartadas donde el Estado tardó en llegar tras la firma del pacto.
Las distintas facciones disidentes, los rebeldes del ELN y grupos narcotraficantes herederos del paramilitarismo siguen disputándose en cruentos enfrentamientos las rentas del narcotráfico y la minería ilegal en el país que más produce cocaína a nivel mundial.
Petro, el primer izquierdista en llegar al poder de Colombia, también busca concretar diálogos con el poderoso cartel del Clan del Golfo, otras bandas del narcotráfico y la Segunda Marquetalia, una facción de disidentes que firmaron y luego abandonaron el proceso de paz. La llamada paz total o paz con todos los grupos armados de Colombia fue una de las promesas del presidente en campaña.