Televisión, series y construcción de memoria

  • 24-03-2023

Durante cuatro años los periodistas e investigadores de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Chile, Lorena Antezana y Cristián Cabalin entrevistaron a decenas de chilenas y chilenos de distintas edades, género y estrato socioeconómico para indagar acerca de los impactos y lecturas que tuvieron sobre ellos cuatro series emblemáticas exhibidas en televisión abierta y que nos remitían a la dictadura cívico militar, especialmente en el contexto de la conmemoración de los 40 años del golpe.

El resultado de este trabajo es el libro “Miradas al pasado. Lecturas generacionales de series de ficción televisiva sobre el Golpe de Estado y la Dictadura en Chile, publicado por Editorial Universitaria. Un texto que elude corsé y barreras de la escritura academicista pero que despliega con fluidez y solvencia un potente ensayo no solo sobre los efectos de las series basadas en hechos históricos en la pantalla chica, sino además una interesante reflexión en torno a la construcción de una memoria común a partir de escenas e imágenes emblemáticas exhibidas en torno a la conmemoración de los 40 años el golpe, el 2013.

Las elegidas fueron cuatro series de alta audiencia, tres de ellas financiadas con fondos del CNTV,  cuyos contenidos estaban centrados en la dictadura cívico militar y las violaciones de los derechos humanos del régimen de Pinochet:

“Los archivos del cardenal” (TVN 2011,2014), “Ecos del Desierto” (Chilevisión 2013), “No”, la serie (TVN 2014) y “Los 80” (Canal 13, 2008-2014). Así, por primera vez en la historia de la televisión chilena, como consignan sus autores, la ficción abordó explícitamente el horror, la tortura, la persecución política y la desaparición forzada de personas en la televisión abierta y en horario prime.

Estructurado en seis capítulos a cargo de investigadores como Javier –Mateo Perez, Loreto Montero, Ricardo Ramirez, Juan Pablo Sánchez, y Rocío Silva, junto a Antezana y Cabalín, se abordan distintos aspectos en torno a la memoria, las percepciones generacionales de la violencia política, así como el impacto de ciertas imágenes que también nos hablan de una iconografía de la memoria.

Destaca en este libro el prólogo a cargo del investigador y sociólogo de la Universidad de Minnesota, Alejando Baer, quien nos sitúa en la discusión sobre éticas y estéticas de la representación y sus formas y límites en la pantalla chica, poniendo como ejemplo la serie Holocausto, de 1979, y que fue vista por más de 500 millones de telespectadores. Una serie que abrió el debate sobre la trivialización del dolor, como aseguraba el escritor y sobreviviente de Auschwitz Elie Wiesel, quien de acuerdo con la tradición intelectual de la época negaba el aporte y legitimidad educativa a la pantalla chica.

Al respecto, cabe recordar que para los ideólogos del régimen chileno se trataba de una discusión zanjada, ya que en medio del auge mundial de esta serie TVN, en esos años órgano oficial del régimen de Pinochet, compró los derechos no para su exhibición sino precisamente para guardarla y evitar así que llegara a las audiencias.

Sin duda Dinacos y otros organismos afines encargados de las censuras ya sabían de la repercusión e importancia de la serie y su rol en el debate y reflexión sobre la memoria. Como señala Baer: “La industria cultural en la medida que proyectó el hecho histórico del genocidio judío a un plano de masividad sin precedentes, comenzaba a jugar un papel de agente y dinamizador de recuerdo colectivo. En Alemania la serie provocó una conversación a nivel nacional sobre el nazismo, logrando lo que no había conseguido ninguna otra intervención cultural o educativa”.

En este marco se inserta este interesante estudio de Antezana y Cabalín, que de paso nos exhibe un dato relevante acerca de la naturaleza de la transición chilena y sus tiempos en el estímulo o la clausura del debate sobre la memoria. Tuvo que transcurrir más de una década desde el término de la dictadura para que la televisión chilena se atreviera a proyectar las ficciones de una memoria hasta ese momento prohibida, sancionada o clausurada.

Por ello, como bien se señala en este libro, las series chilenas “desencadenaron procesos de reconocimiento, lecturas afectivas, empáticas y un fructífero diálogo entre generaciones. En definitiva, fomentaron la comprensión y aprendizaje sobre el golpe y la dictadura en Chile, trascendiendo al producto mismo”.

El 2017 el CNTV publicó el estudio “Memoria, televisión y redes sociales”, que buscaba comprender el sentido del recuerdo desde la perspectiva de los usuarios con el uso de un lenguaje que comunica al momento de visionar las series de ficción, considerando los componentes afectivos, expresivos y de representación que realizan en las redes sociales como expresión de la memoria de Chile en torno a la dictadura militar.

Así, estudió las series “Los 80” y “Los archivos del cardenal”, dos de las series contenidos en el libro de Antezana y Cabalin. “Los 80,” acerca de la historia de una familia de clase media durante los años 80 en Chile, en plena dictadura militar. La segunda muestra la acción de defensa de los derechos humanos de la Vicaría de la Solidaridad durante el mismo período.

Allí se expresaba que dichas series de ficción, como “Los 80”, permiten instalar y construir imaginarios mediáticos asociados a la memoria, así como también activarla en las audiencias, permitiendo la rememoración del pasado y de situaciones de la vida cotidiana. Se trata de series basadas en hechos históricos, que marcaron la vida de generaciones enteras, tanto contemporáneas como posteriores.

En ese trabajo se destacaba el poder de lo audiovisual, de las imágenes, en tanto la mayoría de las personas construye sus ideas del pasado sobre la base de imágenes, de las emociones que éstas evocan y que tienen un mayor impacto en la recordación. Por ello las películas, las series, los documentales, son las principales herramientas del público general para hacerse una idea del pasado e incluso del presente, y para ordenar sus propias vivencias.

Pero vuelvo al libro “Miradas al pasado” y retomo una idea que me parece clave y que la asocio, por ejemplo, al impacto en Argentina de películas como Una Historia Oficial, que aborda el tema de los detenidos desaparecidos, o la reciente “Argentina, 1985”, que nos remite al juicio a Jorge Rafael Videla y otros oficiales responsables del golpe de Estado y genocidio en ese país.

Me refiero a la frase de que las series pueden concebirse como una contribución al proceso de justicia transicional. En tal sentido, como lo señalara el cineasta Octavio Getino, citado en este libro: “las pantallas audiovisuales de nuestro tiempo son el espejo sociocultural en el que una comunidad y cada uno de sus integrantes se proyectan y se autorreconocen, construyendo parte esencial de su identidad individual e histórica”.

Con motivo del Día Internacional de los DDHH, el 10 de diciembre recién pasado, el CNTV elaboró una encuesta sobre Televisión y DDHH que abordó distintos aspectos, algunos de los cuales tienen que ver con las tesis centrales de este estudio de Antezana y Cabalín.

Por ejemplo que a pesar de los debates surgidos a propósito de las redes sociales durante los últimos años, en que se discute sobre sus efectos de polarización o sobre cómo dan espacio a discursos polémicos, los encuestados consideran que es en la televisión donde se encuentran, más frecuentemente, posturas negacionistas. O bien que solo un 36% de las personas encuestadas recuerde haber visto programas relacionados con violaciones de DDHH. Y que entre los programas o géneros más mencionados, se recuerden “ Informe especial”, “Los archivos del cardenal”, “Los 80” ,“La batalla de Chile”y “Mentiras verdaderas”. Es decir, dos de las cuatro series estudiadas en este libro ye exhibidas en la pantalla abierta hace más de una década.

También resulta interesante destacar en este estudio que casi el 70% de los encuestados considera que es responsabilidad de la televisión emitir programas que contribuyan al respeto de los derechos humanos, como parte constitutiva de su rol social.

En tal sentido, cabe preguntarse qué ha ocurrido en los últimos años en la pantalla chica en materia de memoria y derechos humanos. Y por qué, a diferencia de hace una década, cuando las audiencias podían ver en la TV series como “Ecos del Desierto”, o “Los 80”, hoy esa pedagogía de la memoria se interrumpe justo cuando el país se apronta a conmemorar los 50 años del golpe.

Son interrogantes que surgen de la lectura de este estudio que incorpora y confronta a tres generaciones y sus percepciones sobre la memoria. Una interrogante cuya respuesta a la luz del escenario actual, y a 50 años del Golpe de Estado, no parece ser muy auspicioso, al menos en lo que a construcción de memoria y democracia se refiere.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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