La población de Turquía ha comenzado a votar este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 14 de mayo, en las que el actual mandatario, Recep Tayyip Erdogan, aspira a prorrogar cinco años su estancia en el poder frente al opositor Kemal Kiliçdaroglu, tras quedarse cerca de una victoria directa en la primera ronda.
Erdogan, que lleva dos décadas al frente de la política turca, primero como primer ministro y luego como presidente, obtuvo en la primera vuelta más de 27,1 millones de votos, lo que supuso el 49,52 por ciento de las papeletas, apenas días después de dejar caer que podría trabajar para enmendar la Constitución y quitar el requisito de hacerse con más de la mitad de los votos para ser declarado vencedor, en un momento en el que los sondeos apuntaban a una carrera muy apretada entre ambos candidatos.
Kiliçdaroglu, que se presentó a las elecciones con el apoyo de la Mesa de Seis y del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que optó en un primer momento por no presentar candidato y, posteriormente, por pedir el voto para el líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), ha intentado arañar votos entre los sectores nacionalistas turcos para rebasar a Erdogan.
Así, durante los últimos días ha endurecido su discurso contra la migración y los refugiados, a los que ha trasladado al foco del debate político, llegando a prometer que expulsará “a todos” si se hace con la victoria y a situar en diez millones el número de refugiados en Turquía, cifra que dista mucho de la que facilita Naciones Unidas.
Las enormes discrepancias en las cifras derivan de que políticos y medios usan el término “refugiados” para hacer referencia también a solicitantes de asilo, personas bajo protección temporal y migrantes en situación irregular. Turquía estableció una limitación geográfica a su ratificación de la convención de la ONU sobre refugiados, que data de 1951, asegurando que afectaba sólo a las personas que huyan por “acontecimientos en Europa”.