La Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric dejó una serie de promesas en distintas materias, una de ellas es la conformación de la Comisión Presidencial de la Paz y el Entendimiento durante junio, para avanzar en el diálogo con la comunidad indígena y sentar las bases para una solución permanente al conflicto con las comunidades mapuches.
Radio y Diario Universidad de Chile conversó con el historiador y académico especialista en la historia del pueblo mapuche y su relación con el Estado chileno, Fernando Pairican, quien valoró las intenciones del Gobierno, pero duda que esta administración pueda darle fin al conflicto.
-El Ejecutivo decidió reestructurar sus prioridades y por lo tanto su agenda. ¿Tras la Cuenta Pública dirías que se ve a un gobierno con mayor claridad sobre cómo abordar las materias indígenas?
La claridad del Gobierno es que va a coercionar a los sectores más rupturistas del movimiento mapuche y va a dialogar con quienes quieran dialogar. Esa es una visión de los gobiernos de la Concertación en adelante y que no ha solucionado el conflicto. Tal vez lo ha pospuesto o ha generado un espacio de confrontación. Por lo tanto, mi visión es que este gobierno no va a resolver el conflicto indígena y lo va a postergar una vez más, pero sí puede poner en tela de debate las alianzas políticas que alguna vez el movimiento pueda generar con algún sector de la izquierda.
-De acuerdo al Presidente, antes de finalizar junio comenzará a funcionar la Comisión Presidencial de la Paz y el Entendimiento, que busca catastrar las tierras ancestrales reclamadas por comunidades mapuche y proponer mecanismos concretos para reparar esta deuda histórica, ¿qué esperas de esta instancia?
Pasa que el movimiento mapuche tiene dos vidas, hay una vía que ocupa los espacios institucionales para alcanzar la autonomía y autodeterminación, y otros que no ocupan la vía institucional para aquellos que están ejerciendo un poder fuera del Estado, avanzando en la corriente latinoamericana que se llama ‘autonomía desde abajo’. Y esa autonomía desde abajo, independiente de lo que ocurra con los de arriba, continuará caminando por ese sendero. A estas autonomías se le ha aplicado una política de coerción que son los estados de excepción, que responden a lógicas del 90’ y una continuidad de los gobiernos de la Concertación.
-Entonces, ¿cuál crees que es la novedad de este espacio de diálogo?
Lo novedoso es que al mismo tiempo se tiene un gobierno de la nueva izquierda regenerando mecanismos para relacionarse con el pueblo indígena que no han dado una solución, y más bien han incrementado el conflicto. La vía de lo asistencial también ha sido ensayada por los gobiernos anteriores, sobre todo los socialistas. Ahí es donde le colocas límites al tema de las tierras para poder generar un diálogo con la oposición, con los agricultores y sectores de derecha en La Araucanía. Termina dándose una resolución de cálculo político y a este segmento de la izquierda el pueblo mapuche no necesariamente le suma voto electoral y tampoco le suma una adhesión popular.
-¿Cómo consideras que será la participación del mundo indígena en esta instancia institucional?
El movimiento por primera vez se enfrentó a elecciones como tal -además de la convención constitucional- en este proceso constituyente, con todo el encuadre que generó la clase política para evitar que el mundo indígena pudiera participar, eso demostró que el mundo indígena sí participa y de hecho aumentó su número de votos. Lo cual es una tendencia que invita al movimiento mapuche y al movimiento indígena chileno a prepararse para una vía institucional, a tener un instrumento político para poder debatir en igualdad de condiciones con las distintas fuerzas. Pero en ese mismo tejido tienes a un gobierno de izquierda que está, a la vez, generando mecanismo de continuidad de lo que es la coerción estatal con el movimiento mapuche y evitando los avances para el mundo indígena. De alguna manera, este gobierno está dialogando con la clase media y alta, va a resolver temas de las clases populares, pero la raza queda supeditada a este diálogo de no indígenas.
-¿Cómo estimas que será la conformación de la Comisión Presidencial de la Paz y el Entendimiento?
Seguramente será muy transversal como lo viene haciendo el Gobierno que trata de invitar a sectores muy conservadores hasta sectores medianamente progresistas. Pero, con prisioneros políticos, con los estados de excepción, que eufemísticamente le llaman intermedio, se sigue en una senda que ya ha sido llevada adelante por esto que se llama el pragmatismo político.
-¿Cómo pueden converger ambas vías del movimiento mapuche para lograr la implementación de medidas que se hagan cargo de la deuda histórica?
Nosotros necesitamos una posibilidad de construcción en conjunto como se pudo generar en la Convención (Constitucional), ahí se logró generar una alianza con segmentos de la centro izquierda y se logró articular un proyecto que no necesariamente tuvo la convergencia social en la población. Este gobierno de nueva izquierda parece más acelerado, que necesita resolver los temas de raza como si fueran temas de transporte o economía, cuando están profundamente arraigados en la construcción de América Latina que data de tiempos coloniales, y una sociedad indígena que ha sido racializada.