Pero, además, hay más de 13 millones de niños en extrema necesidad de asistencia humanitaria, pues carecen de agua, salud, nutrición y protección ya que “el acceso a los servicios vitales más básicos es limitado” por los enfrentamientos de estos dos meses entre el Ejército regular sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), alertó Unicef.
“El futuro de Sudán está en juego y no podemos aceptar que continúe la pérdida y el sufrimiento de sus niños”, dijo la representante de Unicef en Sudán, Mandeep O’Brien, quien destacó que “los niños están atrapados en una pesadilla implacable, atrapados en el fuego cruzado, heridos, maltratados, desplazados y sometidos a enfermedades y desnutrición”, aseveró.
En la ciudad de Darfur el “continuo corte en las comunicaciones y las restricciones al acceso” limitan la información sobre la situación, pero Unicef calcula que 5,6 millones de niños viven en los cinco estados de esta región en el oeste del país, y que hasta ahora casi 270.000 han sido desplazados por los combates.
Unicef hizo un llamamiento a todas las partes implicadas en el conflicto para que prioricen la seguridad y el bienestar de los niños, garantizando su protección y permitiendo el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria a las zonas afectadas, donde, para hacer frente a la crisis se requiere un financiamiento que asciende a 838 millones de dólares.
La crisis humanitaria había tenido un breve respiro con el alto al fuego por apenas 24 horas que se logró el fin de semana pasado, horas que permitieron a los habitantes de las zonas más afectadas un poco de alivio, pero sobre todo poder moverse por las ciudades en busca de agua, comida y otros bienes necesarios. En algunos casos también dio la posibilidad de abandonar Jartum, una ciudad que semeja un campo de batalla y donde la grave crisis desatada se ha hecho más patente.
No obstante, apenas diez minutos después de terminar la exigua treguas acordada por las partes en conflicto con Estados Unidos y Arabia Saudita como mediadores, los combates entre militares y paramilitares ya se habían reanudado y el sonido de disparos de artillería, obuses y armas largas despertó a los habitantes en distintos barrios de Jartum.
La ciudad, de más de 8 millones de habitantes, está enclavada en la confluencia del llamado Nilo Blanco, procedente de Uganda, con el Nilo Azul, que fluye desde Etiopía, conformando el gran río Nilo, que sigue su curso desde Jartum hacia Egipto para desembocar en el delta de Alejandría al mar Mediterráneo.
Testigos declararon que en el norte de Omdurman, una localidad cercana a Jartum, se dejaron oír explosiones poco después de las 6 a.m. También hubo fuego de artillería en la periferia de la capital, específicamente en el área de Sharq el Nil, y cerca del puente que une Omdurman y Bahri. En Jartum también ha habido disparos y choques entre soldados de las Fuerzas de Apoyo Rápido y del Ejército.
Los combates también han afectado a la región de Darfur, donde a comienzos de este siglo ya hubo un conflicto étnico que dejó decenas de miles de muertos. Asimismo, activistas y residentes han reportado un empeoramiento de la situación en El Geneina, cerca de la frontera con Chad, donde se han registrado ataques de tribus árabes nómades vinculadas a los paramilitares.
Imagen de portada: Unicef @unicef_es