"El último romántico. El pensamiento de Mario Góngora", el libro de Hugo Herrera que aborda la vigencia de las ideas del historiador

El académico destacó la capacidad de Góngora de anticipar, ya en 1981, que el desmantelamiento del Estado y el fomento del individualismo iban a llevar a una crisis, cuyas consecuencias se expresan en la actualidad.

El académico destacó la capacidad de Góngora de anticipar, ya en 1981, que el desmantelamiento del Estado y el fomento del individualismo iban a llevar a una crisis, cuyas consecuencias se expresan en la actualidad.

“El último romántico. El pensamiento de Mario Góngora” publicado por Editorial Crítica, es el nuevo libro del abogado,  especialista en filosofía política y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales, Hugo Herrera, que aborda el pensamiento del historiador chileno, Premio Nacional de Historia en 1976.

En entrevista con el director de Radio y Diario Universidad de Chile, Patricio López, Herrera abordó la importancia del pensamiento de uno de los historiadores más destacados de Chile, en el contexto político actual que explica por qué Góngora, fallecido en 1985, “tiene harta actualidad”.

Es sorprendente la capacidad que tiene de diagnosticar, pero en los procesos de largo aliento”, señaló el académico.

Explicó que “Góngora en su último libro Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile, diagnosticó  con un alcance que llega hasta hoy. Él habló de lo que llamó las planificaciones globales que eran discursos que se habían instalado en Chile desde los años 60, pero con el discurso cepaliano de Eduardo Frei, de quien era muy cercano, después del discurso marxista de la Unidad Popular y por último,  del discurso neoliberal de los discípulos de Milton Friedman y advierte al final del libro,  las palabras son algo así como desmantelar el Estado que ha sido el formador de la nación o el pueblo, en el sentido político de Chile, va a generar pérdida de conciencia cívica y consecuencias profundas”.

En ese sentido, Herrera se preguntó si la crisis actual “¿no es acaso una crisis que depende de eso? No es que estamos presos tanto de la derecha como de la izquierda, de discursos muy abstractos todavía como para conducir el proceso político de manera pertinente”.

El escritor afirmó que “ahí radica harto de la actualidad de Góngora y lo otro, así como escribo con cariño de Góngora, él escribe con cariño de la situación popular”.

Al profundizar en esta visión, Herrera destaca que el historiador “en su estudio aborda al pueblo, desde la colonia en adelante, y lo hace con aprecio, lo hace validando, no con fetichismo. Hay que formar al pueblo, hay que darle conciencia cívica, hay que educarlo, debemos educarnos todos, para hacer un pueblo ilustrado. Pero, en principio, lo que pasa en la situación popular es legítimo. Él estudia distintos procesos, incluso estudia a los bandidos, a los vagabundos, en el sur en la zona de la frontera, pero siempre con mucho aprecio por la situación popular concreta y reparando en que cualquier discurso político que pretenda tener éxito o lograr algo, tiene que atender esa situación concreta. Desconocerla conduce a la crisis”.

Herrera también se refirió a la reivindicación que hace Góngora de la importancia del Estado. Al respecto señaló que “hoy día aparece ajeno a un pensamiento de derecha defender el rol del Estado, pero eso no fue siempre así. El problema es que durante la dictadura se produce la hegemonía y un cruce muy eficaz entre los discípulos de Friedman y los discípulos de Jaime Guzmán, los ingenieros comerciales y los abogados de la (Universidad) Católica y produjeron una cierta hegemonía y barrieron con los otros sectores de la derecha. Pero en Chile hay una tradición social cristiana fuerte en la derecha y hay un pensamiento nacional popular fuerte también, que validan en ambos casos el rol del Estado”.

Herrera agregó que “Góngora dice que el Estado separado del individuo y el individuo separado del estado son abstracciones, no existen (…) Góngora ve la vida o trata de ver la vida social, trata de captar cómo el dinamismo entre la articulación institucional de un pueblo y el elemento humano interactúan y cómo se potencian, cómo se favorecen. Esto no quiere decir, y Góngora lo aclara, que el Estado tenga que invadir todos los terrenos de la vida social (…) lo más importante es el desarrollo de capacidades institucionales que vitalicen la vida social”.

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