Un juego abierto a un mes de las elecciones presidenciales argentinas

El 22 de octubre, los argentinos votan al sucesor de Alberto Fernández en un escenario atípico, un electorado partido en tercios y el ‘outsider’ neoliberal Javier Milei liderando las intenciones de voto.
  • RFI
  • 22-09-2023

El 22 de octubre, los argentinos votan al sucesor de Alberto Fernández en un escenario atípico, un electorado partido en tercios y el ‘outsider’ neoliberal Javier Milei liderando las intenciones de voto.

Con la mayor inflación en 32 años, los argentinos encaran la recta final de la primera vuelta de la elección presidencial del 22 de octubre. En de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), un termómetro electoral, el candidato libertario Javier Milei se impuso con un discurso disruptivo, prometiendo dolarizar la economía y aniquilar “la casta”, como denomina al establishment político. Su irrupción partió virtualmente en tres al electorado, dejando un escenario novedoso.

Milei consiguió el 30% de los votos, por delante de Massa, de centro-izquierda y abanderado de la expresidenta Cristina Kirchner, y de la exministra del Interior, al frente de la alianza de centro-derecha Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich.

“Es una elección de tercios, algo que en la historia reciente de Argentina nunca tuvo lugar. Siempre nos acostumbramos a una elección de medios, donde son dos partidos los que se disputaban el poder, en este caso tres”, explica a RFI el analista político Lucas Doroñuk.

“Dentro del votante de Bullrich y de Milei hay ciertas semejanzas que uno puede ver más allegado al concepto de la derecha política y al concepto inclusive del ‘outsider en la política’, por ende, es probable que se puedan llegar a quitar o mover algunos votos allí y Massa podría arrastrar los votos más moderados y los indecisos”, dice este politólogo de Misiones.

¿De la bronca a la razón?

Las encuestas previas a las PASO fallaron en sus pronósticos y es difícil saber además si las cifras de estas primarias serán una repetición de esa elección en octubre, con la posibilidad además de una segunda vuelta.

“En las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias se vota con bronca, para darle un mensaje a quien está gobernando, pero luego en las elecciones generales ese voto cambia, va mutando. Se dan cuenta que quizás esa posición tan radicalizada no era lo que verdaderamente querían en el poder. Pasó en las últimas elecciones, donde en las PASO Alberto Fernández había sacado una gran cantidad de votos a Macri; Macri luego le llegó a restar 10 puntos en las generales, pero no le alcanzó para llegar”, advierte Doroñuk.

Mientras tanto, el candidato del oficialismo, el ministro de Economía Sergio Massa, hace campaña anunciando desde el Gobierno medidas para recuperar el poder adquisitivo desde la devaluación de 20% en agosto, con subsidios y exenciones de impuestos que benefician a las clases más pobres y a los jubilados.

“Está repartiendo a trocha y mocha y creo que esta va a ser la política hasta entrar al balotaje” el 19 de noviembre, explica el analista político Raúl Timerman, en declaraciones a AFP.

“Es cierto, está llevando adelante una serie de reformas a contrarreloj para beneficiarse. Quiere el bolsillo del trabajador. Uno lo puede tomar como una medida preelectoral claramente, y de esa manera algunos sondeos de encuestadoras privadas en Argentina lo dan como el favorito a llegar a balotaje contra Javier Milei de alguna manera, relegando a Patricia Bullrich”, sostiene por su parte Lucas Doroñuk.

“Casta parasitaria”

Entretanto, Milei sigue con su estilo iconoclasta: ya apareció en sus mitines con guantes de boxeo y con una motosierra, con la que evoca los recortes que quiere hacer en servicios públicos, el tamaño del Estado y la “casta parasitaria” en general.

“Hay un hay algo interesante también en el tema de Milei, que es que cada crítica que le llega desde lo público, desde los medios de comunicación lejos de dañarlo públicamente o de molestar a sus fanáticos, lo hacen más fuerte”, agrega Doroñuk. Una descripción que también puede aplicarse a Donald Trump, otro ‘outsider’ que supo triunfar en la política.





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