El papa Francisco reiteró el domingo su llamado a la liberación de los rehenes israelíes y a un cese al fuego inmediato en Gaza, en momentos en los que se inicia una nueva ronda de negociaciones para una tregua entre Israel y Hamás.
“Reitero el llamamiento para que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza, exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un inmediato alto el fuego en la Franja de Gaza”, dijo el pontífice argentino en su mensaje de Pascua en el Vaticano.
Francisco dedicó una parte de su mensaje a los niños palestinos: “el dolor en los ojos de los niños palestinos. Esos niños ya no saben sonreír. Nos preguntan, ¿por qué tanta destrucción?
El líder de la iglesia católica pidió así mismo un “intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania” durante su mensaje de Pascua en la plaza de San Pedro del Vaticano.
El día en el que los cristianos recuerdan la resurrección de Jesús, unos 60 mil fieles pudieron ver al Sumo Pontífice. Francisco, de 87 años, presidió la misa solemne en la Basílica San Pedro del Vaticano que clausura la Semana Santa. También estuvo presente en la vigilia del Sábado Santo.
Se trata de un momento cumbre para los católicos y una de las fechas clave del calendario del Sumo Pontífice, cuando es esperado por decenas de miles de fieles que se congregan en la capital del cristianismo. Una ceremonia que es además transmitida por televisión a 1.300 millones de creyentes en todo el mundo.
Pero la golpeada salud de Francisco hizo dudar que pudiera presidir estos ritos. El Viernes, cuando se recuerda el martirio y crucifixión de Jesús, el papa anuló a último minuto su presencia en el vía crucis que se celebró en el Coliseo de Roma.
El Vaticano había precisado que la decisión buscaba “preservar la salud (del papa) en vísperas de la vigilia” y la misa del domingo.
El sábado, Francisco pudo oficiar el rito sin mostrar signos de cansancio, a pesar de las dos horas y media de celebración, en presencia de 6 mil fieles.
El domingo, el jefe de la Iglesia se presentó en sillas de ruedas, bajo un cielo encapotado y ventoso. La misa fue celebrada en diferentes lenguas, en medio de miles de flores y de un importante dispositivo de seguridad. Como es tradición, a mediodía, hora local, el papa pronunció la bendición “Urbi et Orbi” y se refirió a los conflictos en curso y exhortó por la paz en el mundo, ante los aplausos de los fieles.