La próxima semana continuará la discusión sobre la reforma electoral, con la presentación de un veto presidencial que evitará que los extranjeros habilitados para votar, tengan que pagar multa por no hacerlo.
Inicialmente, la reforma tenía como principal objetivo el que se pudieran realizar las elecciones municipales y de gobernadores en dos días, pero el debate se ha ido enredando. En ese sentido, el analista político y académico de la Universidad Central, Marco Moreno, indicó que esta discusión es una señal de que “los políticos se interesan en hablar de los problemas de la política más que los problemas de la gente”.
En conversación con la primera edición de Radioanálisis, Moreno recordó que las elecciones municipales anteriores “también las hicimos en dos días y funcionó perfecto pero ahí es donde, como se dice, el diablo metió la cola, en los detalles, porque le introdujeron primero este tema de quitar la multa, a pesar de que habíamos aprobado el voto obligatorio el año pasado”.
“Ahí comenzó entonces a generarse toda una discusión respecto de que con esto podía atentarse contra la obligatoriedad del voto y entre medio apareció el tema de los extranjeros y llevamos dos semanas discutiendo sobre esto”, dijo.
Por otra parte, consultado respecto a los motivos que podrían estar llevando a los parlamentarios a entrampar la discusión, el analista aseguró que “se ha estado pensando mucho en la calculadora electoral”.
Moreno señaló que en recientes encuestas y estudios de opinión, “cuando se pregunta por una elección presidencial, los encuestados de origen extranjero tienden a señalar que votarían por candidatos de derecha, especialmente el elector venezolano, que como sabemos es un elector que viene huyendo de un país donde hace tiempo, más de 20 años, hay un gobierno de izquierda que ha vulnerado los derechos”.
“Por lo tanto, uno podría pensar que su comportamiento electoral fuera de esa manera, pero no quiere decir que siempre vaya a ser así. Estamos también suponiendo sobre ese universo de electores extranjeros”, advirtió.
En esa misma línea, el académico de la Universidad Central afirmó que el tema que debería preocupar a la clase política no es la manera en que vayan a votar los migrantes -a su juicio, estos solo incidirán en el norte del país o en comunas como Santiago Centro- sino lo que ocurre con el llamado “votante obligado”.
“En Chile durante 20 años votaron como siete millones de electores, independiente si era obligatorio o voluntario. Con el voto obligatorio el 2022 y 2023, en cambio, el padrón saltó a 13 millones, entonces, el problema que tenemos acá y que tiene la clase política, es con esos cinco millones de electores obligados, que no sabemos cómo se comportan porque no toman definiciones en función de ideologías políticas, son despolitizados y están obligados a votar porque hay una multa”, argumentó.
“Esos cinco millones sí que pueden cambiar el resultado electoral, con este elector obligado tenemos un resultado incierto respecto de lo que pueda pasar en las elecciones de octubre, más que con lo que pueda pasar con el votante extranjero”, planteó.
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