Aliviada por su medalla de bronce, que no estaba segura de conseguir tras unos altibajos en la competición, Rayssa Leal dijo que estaba muy nerviosa antes de actuar. “Creo que era el campeonato en el que estaba más nerviosa. Llegué a los entrenamientos, hice mis maniobras, sabía lo que tenía que hacer, pero acabé equivocándome en dos maniobras sencillas. En la pista, empecé a ponerme mucha presión, que no necesitaba, porque sólo me estaba divirtiendo, de lo que me di cuenta más tarde. Sólo tenía que poner una sonrisa en mi cara”, declaró la joven de 16 años.
“He crecido mucho en un año y me he dado cuenta de lo que pesan los Juegos Olímpicos. Venimos aquí con otra mentalidad, con otro enfoque. También con otro objetivo. Creo que todos en la pista querían divertirse, pero también querían la medalla de oro. Y yo no era diferente. Por eso acabamos poniéndonos un poco más de presión, porque entendemos de qué van los Juegos Olímpicos, ¿sabes? Pero en fin, todo salió bien y ya está“, expresó.
“Fadinha”, fascinación por la joven atleta
La arena de la Plaza de la Concordia volvió a llenarse de un ruidoso público brasileño, orgulloso de su mayor talento en monopatín, en la fase final de las competiciones olímpicas de calle.
“Le tenemos mucho cariño a Rayssa”, explicó Vitor, un estudiante brasileño en París, a BFMTV. “Se hizo viral cuando era muy joven, en un video en el que iba vestida de princesa y prometía convertirse en la gran campeona olímpica que ha llegado a ser. Está aquí para sus segundos Juegos Olímpicos. Todo el mundo ha seguido su historia. Se ha convertido en la nieta de Brasil, de todo el país”, añadió.
La fascinación por Rayssa Leal, ya medallista de plata en los Juegos de Tokio, atrae incluso a quienes nunca han sido aficionados al skate, como Nayara Bueno, de Río Grande del Sur: “No sigo los deportes extremos, pero quise venir porque es un encanto”, dijo en una entrevista a RFI. “Es un estímulo para nuestras adolescentes, sobre las decisiones que toman y una inspiración para el deporte”, agregó sobre su admiración por la atleta brasileña de 16 años.
“Estamos aquí para honrar a las minas”, dijo asimismo Leticia Latte, utilizando un término del argot común en el mundo de los deportes urbanos. “Es maravilloso que tengamos más mujeres atletas que hombres para el Equipo Brasil en esta edición”, prosiguió la arquitecta paulista, envuelta en una bandera brasileña.
Preguntada por RFI sobre qué mensaje tenía para las adolescentes de su misma edad, Rayssa dijo que soñaba con este momento todos los días. “Si puedes soñarlo, puedes conseguirlo, independientemente de si quieres dedicarte al deporte, a la medicina o a cualquier otra cosa”, explicó. “Se trata realmente de soñar y hacerlo lo mejor posible”, recomendó la medallista y estudiante.
La que es apodada “Fadinha” (princesita) es vigilada de cerca por sus allegados, que la mantienen alejada de cualquier atención mediática. Demasiado joven para hablar de temas sociales (ni siquiera puede votar todavía), Rayssa Leal une a toda una nación con su aura a pesar de su rostro adolescente. “Viene de un entorno humilde. Es una inspiración para todo Brasil”, concluye Vitor.
“Estoy muy cansada”
Los Juegos olímpicos habían empezado mal para Rayssa Leal, quien se quedó bloqueada en el centro de París con parte del equipo brasileño, tras un entrenamiento el miércoles 24 de julio. Fueron “olvidados” por el autobús que debía llevarlos de vuelta a la Villa Olímpica.
Ooooooolha nossa medalha que linda pic.twitter.com/TVws3OPpvW
— Rayssa Leal – OFICIAL (@rayssaleal) July 28, 2024
Aunque los patinadores brasileños habían terminado el entrenamiento, esperaron dos horas un autobús que nunca llegó. “Teníamos que salir de la pista a las 16.30 para ir a la Villa a comer, ducharnos y descansar. ¿Saben qué hora es? Ahora son las 19.17, todo el mundo está esperando a que llegue un autobús. Y no llega. Nadie entiende. No vamos a salir de aquí andando hasta la Villa…”, comentó en directo Rayssa Leal en las redes sociales. La atleta brasileña dijo estar “realmente cansada” de la situación: “No tenemos ni idea de lo que está pasando y fueron dos horas de entrenamiento”, lamentó.
Normalmente prestado por el Comité Organizador de los Juegos de París (responsable de la logística del transporte), el autobús nunca llegó y los atletas tuvieron que regresar… en skate. A mitad de camino, encontraron un taxi para volver a la Villa Olímpica.