Manuel Antonio Garretón a cinco años del estallido social: "Estamos en un país sin proyecto"

El Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007 señaló que una vez terminado el primer proceso constituyente continúo la separación entre política y sociedad. Además, se generó una nueva barrera entre ciudadanía y movimientos sociales.

El Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007 señaló que una vez terminado el primer proceso constituyente continúo la separación entre política y sociedad. Además, se generó una nueva barrera entre ciudadanía y movimientos sociales.

“Lo que tenemos es una sociedad estallada”. Ese es parte del diagnóstico del sociólogo y académico de la Universidad de Chile, Manuel Antonio Garretón, ad portas del quinto aniversario del 18 de octubre.

En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el también Premio Nacional de Ciencias Sociales, reflexionó sobre los motivos que llevaron al rechazo de las propuestas de nueva Constitución, pues las manifestaciones sociales de 2019 fueron las impulsoras de los dos procesos constituyentes, ambos fallidos.

A juicio de Garretón, “en el primer proceso constituyente se expresó el mundo que había estado en el estallido, pero eso era una multiplicidad de demandas, una multiplicidad de planteamientos, de quejas, de rechazos, con mucha razón, que llevó a un proyecto que era la suma de eso, pero que no tenía una propuesta política más allá de las demandas”.

“Lo que no había era la convocación a la política, propiamente tal, de que la ciudadanía tenía que pronunciarse y se produce ahí una tensión, una distancia, entre movimientos sociales y la ciudadanía propiamente tal”, advirtió.

En esa línea, afirmó que al final del proceso “lo que el país vive es lo siguiente: uno, se mantiene la ruptura entre política y sociedad; segundo, no se logran probar los mecanismos y los principios por los cuales resolver las causas que provocaron el estallido; y tercero, una separación entre movimientos sociales y ciudadanía”.

“Lo que tenemos es una sociedad estallada, sin proyecto, sin un proceso como se vivieron desde los años 30 para adelante, distintos procesos, que en el fondo enmarcaban al conjunto de la sociedad aunque hubiera posiciones distintas respecto a ello, como la reforma agraria, como la vía chilena al socialismo, como la búsqueda de democracia contra la dictadura, etcétera. Estamos en una situación de crisis social y cultural muy grande, porque no se han resuelto los grandes problemas que afectaban a la sociedad y no hay ningún consenso político ni tampoco, yo diría, un consenso puntual respecto de las transformaciones que el país necesita. Estamos en un país sin proyecto”, insistió.

Por otra parte, consultado respecto al actuar de las derechas, que en un principio validaron las demandas del estallido, pero ahora solo lo asocian con la delincuencia, Garretón recordó que una vez instalado el modelo neoliberal, la derecha “trata de mantener lo más posible todo lo que se parezca a lo que fue la sociedad de la dictadura”.

“Hay un sector de derecha que entiende que hay que dar ciertos pasos en términos de modernización, incluso en el reconocimiento de violaciones de derechos humanos, que era una esencia de la dictadura militar, pero luego aparece un sector de derecha que reivindica estrictamente reestablecer la sociedad de la dictadura militar en democracia”, reiteró.

De acuerdo al sociólogo, “el mundo republicano lo que básicamente defiende es ese proceso de restauración o regresión“. “Y el gran problema que tiene el otro sector de derecha y el mundo económico, dominante, de clases empresariales, es que sienten que cualquier transformación va a terminar con lo que es, para ese mundo fundamental, que es el modelo económico”, subrayó.

“Se trata de una derecha que no es capaz de reconocer un 1% de lo que se va, un sexto de lo que se aumentaría en una reforma de pensiones, a un fondo social. ¿Y eso por qué? Porque sienten que ahí se le desarma, es el elemento simbólico que tiende a conformar el modelo económico y ellos no están dispuestos a hacerlo. Por eso, entonces, una derecha que podría ser más democrática termina apoyando una derecha más dura que es la que tiene más votos”, reflexionó.

 





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