Tras 12 días de negociaciones, la presidencia de la COP16 desarrollada en Cali, Colombia, no logró que los países ricos, emergentes y en desarrollo cumplieran el objetivo de aumentar hasta 200 mil millones de dólares anuales el gasto mundial para restaurar la naturaleza de aquí a 2030.
Esto, pese a que la misión de esta Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, dos años después del acuerdo de Kunming-Montreal, era potenciar los esfuerzos del mundo para salvar el planeta de la deforestación, la crisis climática y la contaminación.
Además, otro de los puntos que no lograron conciliar fue las reglas para monitorear la aplicación de la hoja de ruta propuesta por la presidencia colombiana.
Al respecto, el director de Fundación Tanti, Ramón Balcazar, afirmó que pareciera que se avanza COP tras COP, sin embargo, los compromisos no se cumplen y nunca son suficientes.
“De alguna manera esto da cuenta de un doble estándar, pero también de la poca eficacia de estas cumbres y conferencias. Habría que preguntarse hasta cuándo vamos a seguir con la COP y en qué momento vamos a tener medidas concretas”, agregó.
Así, el director de Fundación Tanti hizo hincapié en que “justamente los países que sufren la mayor pérdida de biodiversidad son también los países donde se encuentra la mayor expansión extractivista de minerales críticos y de proyectos energéticos para alimentar las economías más poderosas del planeta y las más contaminantes”.
“Existe un contradicción entre una cumbre de las partes donde se habla de proteger la biodiversidad, mientras que la COP Climática tiene una agenda que es absolutamente expansiva en términos económicos y también de los impactos que se reproduce con la transición y el extractivismo, que traen como consecuencia pérdida de biodiversidad. Entonces, ahí son discusiones paralelas que se contraponen y eso no está siendo abordado adecuadamente”, aseveró.
En la misma línea, la subdirectora de Campañas Greenpeace, Estefanía González, sostuvo que la gran deuda pendiente de la COP16 tuvo que ver con la agenda de financiamiento.
“Acá lo que vimos fue una postura del mundo desarrollado bloqueando cualquier tipo de acuerdo, no encontrando consensos que apuntaran a tomar las necesidades y las voces de los países del sur global, porque tenemos que entender que es muy difícil la construcción de confianzas en materia de financiamiento cuando los países desarrollados no llegaron con el cumplimiento de los aportes que estuvieron comprometidos”, señaló.
La subdirectora de Campañas Greenpeace enfatizó en que “en verdad lo que fracasó en la COP16 fue toda la agenda de movilización de dinero. Cuando se estaba discutiendo los países se pararon y se terminó bastante abruptamente la COP, por eso es tan importante que ahora el mundo desarrollado en materia climática no obstaculice los acuerdos para tener los flujos financieros suficientes para poder hacer acción climática y por la biodiversidad”.
Asimismo, el integrante del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), Javier Arroyo, apuntó que “esta lógica es una que se viene repitiendo desde hace bastante tiempo, donde los países del llamado norte global continúan viviendo colmados de beneficios ante la explotación de los países del sur. Ni siquiera en compromisos previos los países ricos han cumplido con los aportes zanjados, por lo que esta situación demuestra el verdadero interés de estos países ante el escenario de crisis climática donde empujan una transición a nuestro criterio energética de carácter corporativo, que sostiene y profundiza las desigualdades para países como los latinoamericanos, pero también se niegan a modificar su estilo de vida”.
“Entendemos este elemento como un fracaso de la COP16 donde tampoco se cumplieron con avances relacionados a la instancia anterior y se han concentrado en una valoración más bien económica de la biodiversidad, sin considerar una mirada integral de la situación que se viven los territorios”, añadió.
Acuerdos y avances
Dentro de las conversaciones que sí llegaron a buen puerto en la COP16, está la iniciativa que tenía por objetivo distribuir las ganancias que obtienen laboratorios e industrias de países desarrollados.
Así, se estableció el Fondo de Cali, el recabará dinero de las farmacéuticas y de las cosméticas, industrias que se han beneficiado de los recursos genéticos de las plantas para crear medicamentos.
Además, se creó un órgano subsidiario enfocado exclusivamente en conservar los conocimientos tradicionales de pueblos indígenas y comunidades locales, quienes están vinculados con los ecosistemas. También se alcanzó el reconocimiento de los afrodescendientes como protectores de la biodiversidad.
Otra negociación que logró acuerdo fue la creación de un marco para identificar las áreas marinas del mundo que son cruciales para conservar a los océanos.
Para el director de Fundación Tanti otro avance interesante es la declaración conjunta entre Colombia y Brasil sobre prácticas mineras responsables para la protección de la vida y el medio ambiente, respecto de la que espera se pueda abrir un camino que conectaría la COP de biodiversidad con la próxima COP de Cambio Climático que va ser en Brasil en noviembre de 2025.
“Podría ser una oportunidad para que desde Latinoamérica emergiera un nuevo liderazgo que se hiciera justamente cargo de estas contradicciones, es decir, pérdida de biodiversidad, rescate de la misma y restauración de los ecosistemas, y una transición energética, una agenda de reducción de emisiones que no signifique pérdida de biodiversidad, ni de modos de vida o de fuentes de sustento comunitario”, recalcó.
Estefanía González de Greenpeace destacó sobre los logros de la COP16 que: “La presidencia colombiana supo aprovechar la instancia respecto a la creación de un organismo subsidiario para pueblos indígenas y comunidades locales, que es algo que se venía discutiendo, que costó mucho en los primeros días de negociación que pudieran llegarse a acuerdos y que finalmente se alcanzó”.
“También, el reconocimiento de los pueblos afrodescendientes y toda la discusión que tuvo que ver con el océano. Hubo avances importantes en el reconocimiento de áreas ecológicas a proteger, que van ayudar a la implementación de medidas tan relevantes como es el tratado de los océanos, que está a la espera de su ratificación”, subrayó.
A su vez, Javier Arroyo aseguró que para OLCA fue relevante que en la COP16 participaran movimientos y organizaciones de la sociedad civil, quienes durante muchos años han levantado exigencias, como también alternativas y propuestas para afrontar este asimétrico escenario de parte de las empresas y los gobiernos.
“De igual forma, nosotros y nosotras pensamos que ha sido fundamental el hito de materializar un órgano permanente sobre pueblos indígenas, desde donde las comunidades podrán plantear directamente sus perspectivas tras décadas de omisión por parte de la misma institucionalidad internacional, pero también nacional. Y eso es un paso esencial y esperamos también que las comunidades puedan monitorear y divisar ese espacio para instalar sus miradas sobre estos procesos”.