Todo arrancó en agosto de 1988. Para entonces, Soda Stereo y su líder, el argentino Gustavo Cerati, ya eran de los grandes estandartes del rock latino. Un poderío que tenía una fuerza particular en suelo chileno.
Fue allí, en medio de una conferencia de prensa agendada en el Hotel Sheraton de Santiago con motivo del lanzamiento del disco “Doble vida“, donde el ídolo trasandino tuvo un flechazo con una joven que figuraba escondida entre los periodistas. Era Cecilia Amenábar, una estudiante de 17 años que, con el tiempo, se transformaría en la principal ancla del argentino con nuestro país.
Pero el lazo de Cerati con Chile se venía labrando hace varios años. Al poco andar, la banda que compartía con Zeta Bosio y Charly Alberti logró sentar las bases de su carrera internacional gracias al éxito que conquistaron en este lado de la cordillera. Especialmente luego de encantar al monstruo del Festival de Viña en 1987.
“De alguna forma, en Argentina Soda ya había tocado un techo”, explicó el periodista Nelson González Vallejos, autor del libro “Te conozco de otra vida” que, precisamente, aborda todas las aristas que conectan a Cerati con el país. “Ya estaban llenando recintos, pero en Chile es donde se empiezan a hacer conocidos en el extranjero”.
Sin embargo, González es claro al afirmar que “la columna vertebral del libro es la relación con Cecilia y la cotidianidad que tienen. De alguna manera, se encuentra con que tiene que hacer la cama, que ya la toalla va a seguir en el suelo si él la tira, en medio de una vida mucho más común. Y eso también me parece que es lo entretenido de Gustavo”.
La historia del periodista con el músico también es especial. En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el escritor confesó que tanto la música de Soda Stereo como sus trabajos solistas forman parte de su playlist cotidiana. “Recuerdo que Gustavo ya estaba en coma cuando lo empiezo a escuchar de una forma más independiente. Me acuerdo de haber escuchado ‘Prófugos‘. Me gustaba mucho toda esa época ya ochentera de Soda. Tengo también un recuerdo de cuando era chico. No es un spoiler porque está en las primeras páginas, pero en un ataque de honestidad dije ‘sabes que yo no soy contemporáneo a Gustavo, pero me gusta, de alguna forma'”, expresó.
“‘Vuelta por el universo‘ era una canción que me gustaba mucho porque mis papás la escuchaban en la casa, sin ser melómanos. Y cuando estoy descubriendo a Gustavo de forma independiente recordé que era la canción que ponían ellos. Cuando cayó en el coma yo estaba en la media. Lo sigo escuchando y ahí empieza a cambiar el camino. Porque primero uno escucha Soda Stereo y después te vas a Gustavo en su carrera como solista. Y creo que lo que más escucho hoy es su carrera independiente. Todos los días pongo canciones de él. Tengo una playlist que se llama ‘Gus’, donde está todo lo que tiene que ver con él”, compartió González.
Un libro sobre amor
A la hora de pensar en el punto de partida del proyecto, el periodista rememora las historias que se contaban en los pasillos de la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (UNIACC), su alma máter y también la de Cecilia Amenábar. “Estudié, por coincidencia, en la misma universidad en que había estudiado Cecilia mucho tiempo antes, veinte años por lo menos. Y cuando muere Gustavo se empieza a hablar mucho en la Universidad de que él la iba a buscar. Quedé con eso de cómo sería estar allí y que llegue Gustavo Cerati de repente, rarísimo”.
Sobre la relación construida entre la artista y el músico, González afirmó que es una historia como sacada de un cuento. “Es fascinante, luminoso el amor entre Cecilia y Gustavo. Ellos irradiaban eso para todos, era muy notorio. Podían entrar acá y se notaba mucho. Y además vestían de una forma súper extravagante los dos, llegaban muy hippies o con unos pelos locos. A la gente que le gustan las historias románticas, esto es para ellos. Porque la verdad es contagioso, a uno le hace creer en el amor“, compartió entre risas.
Aunque el matrimonio no es el único afecto surgido desde este libro. Durante el proceso de construcción, fueron varios los amigos, vecinos y cercanos a Cerati quienes que abrieron sus recuerdos para sumar a la construcción del relato. Algo que, para el autor, permitió quebrar la barrera de la intimidad.
“Hay mucha gente que no habla con respecto a Gustavo. Muchos amigos cercanos, de hecho. Y otros que sí, que estuvieron dispuestos a hablar. Hay unos que convencí y entraron como fuentes off the record, pero la verdad es que la gente vivió su amistad con Gustavo de forma muy especial. Por eso hay quienes prefirieron no abrir su corazón con respecto a eso, porque son recuerdos o tesoros que aprecian de una forma más personal y es válido”, reflexionó González.
“Cuando me fui acercando a gente, hubo algunas personas que hablaban poco. Por ejemplo, el caso de Christian Powditch. Él fue el mejor amigo de Gustavo en Chile pero hay pocas notas de prensa en las que aparece. Sin embargo, como esto era para un libro, él estuvo abierto a hablar un poco más, porque sabía que se podía explayar con más profundidad”, agregó.
Aun así, hubo una conexión que resaltó por sobre el resto, y que tiene que ver con la búsqueda de las fotografías del matrimonio entre Cerati y Amenábar. “Me había planteado un desafío para el libro, que era encontrar archivo inédito en cuanto a material de fotos. De hecho, la foto de la portada es inédita, donde está Gustavo con Cecilia, que se tapa la cara con una estrella. Cuando consigo las imágenes ya había terminado el libro. Logré llegar con el nombre del fotógrafo oficial, que era Cristian Díaz Aracena. Durante el reporteo siempre había visto a un caballero con barba en la fiesta, que se colaba en las fotos, pero nunca le había dado nombre a esa persona. Y de repente, una página de fans de Cerati lo pone. Busco a la persona, me doy cuenta de que había fallecido, y llego a la hija, finalmente. A Constanza Díaz”.
“Hablo con ella y me dice ‘disculpa, me emocioné, ¿Podemos conversar más rato o mañana?’. La llamo al otro día y me dice; ‘sabes que mi papá siempre me dijo que algún día alguien iba a reconocer su trabajo’. Eso ya a mí me emociona. Era invierno, esto fue en julio. Me meto a una bodega y ella tuvo la confianza de, sin conocerme, decirme ‘sí, busca’. Lamentablemente fue una muerte muy fuerte para ellos como familia, están en un duelo. Tenían todas las cosas de su papá en una bodega, prácticamente no sabían lo que tenían. Entonces, entro a buscar a esta bodega y empiezo a ver fotos de todo. De cumpleaños, de matrimonios, de ceremonias de titulación. Y me empiezo a encontrar con las fotos. De repente aparecía una, la otra… Estaban sueltas. Y de repente me pillo con los falsos negativos”, contó el autor.
Una serie de imágenes inéditas que constituyen una parte fundamental del libro. “Fue súper bonito eso y le decía a Constanza, 1ue espero rendir, de alguna forma, este honor que su papá decía a su trabajo. Eso también fue parte de este reporteo, y están hermosas”.
“Creo que esa palabra es clave: la intimidad. Porque eso fue lo que intenté retratar en el libro, un Gustavo mucho más íntimo. En cuanto al archivo fue, en general, entretenido de buscar. Difícil también. Por ejemplo, Cecilia Amenábar no fue parte de este libro con respecto a su relato. Fue la persona a la que más le insistí, por supuesto. La molesté harto, pero ella no habla. Aunque sí hay un círculo cercano de ella que la misma Cecilia autorizó para hablar. Ella nunca se negó a este libro. De hecho, hace poco se refirió al libro y dijo que le había gustado mi empuje, por lo menos”, concluyó González.
Sobre la importancia de contar con un texto como este, el periodista compartió que “una de las cosas que más me han dicho es que por fin alguien se animó a hacerlo. Si uno ve los libros que tienen que ver con Gustavo Cerati o con Soda Stereo, todos son desde Argentina. Me parece bueno que el que haya hecho algo con respecto a Chile haya sido, en este caso, un chileno. Porque tuve la posibilidad, por ejemplo, de visitar y frecuentar los lugares en los que transitaba Gustavo frecuentemente”.
“Esto es parte de un puzle de Cerati, una pieza. Hay biografías, libros de conversaciones, escritos sobre su música, sobre su obra, y esto es parte de eso. Y te aseguro que tampoco va a ser el último con respecto a él. Está bueno eso”, cerró.