La ley de Cuotas que se incluye en la discusión del proyecto que modifica el Sistema Electoral Binominal ha sido considerada como un hecho histórico al buscar equilibrar la representación de mujeres en el Congreso Nacional.
Esencialmente el proyecto supone que ningún partido o pacto podrá conformar listas de candidatos o candidatas que tenga más de un 60 por ciento de representación por cada sexo, asegurando de esta forma que al menos un 40 por ciento de quienes postulen al parlamento serán mujeres.
A vista de las organizaciones y a pesar de que aún faltan detalles por mejorar, el avance es enorme, ya que perfeccionaría la democracia mejorando el impacto en el debate de temas afines a las mujeres, que representan el 51 por ciento de la población chilena.
En el parlamento, la composición de comisiones permanentes, instancia en las que se hace efectivo el trabajo legislativo, la participación femenina no supera el 16 por ciento para la Cámara de Diputados donde las mujeres ocupan 58 de los 352 puestos disponibles, siendo la comisión de “familia” en la que están más representadas con 6 integrantes.
En cuanto a la dirección de estas 28 comisiones apenas dos están presididas por mujeres (Agricultura y Desarrollo Social). A pesar de que la cifra es muy baja, para la coordinadora del Observatorio de Género y Equidad, Teresa Valdés, que hayan dos mujeres presidiendo comisiones es algo “fantástico”, desde la perspectiva de que antes no había posibilidades de que eso fuera así.
“Sobretodo que se esté presidiendo Agricultura, que se supone un ámbito productivo, que se dice siempre más masculino. Esto forma parte de la negociación que las propias mujeres hacen al interior de los partidos. Yo soy una optimista, porque conozco que las mujeres tuvieron derecho a voto recién en el año 1949. Sabemos que hemos ido un poco lento pero al mismo tiempo, comparado con los siglos en que las mujeres no tuvimos ninguna posibilidad de abrir la boca y una gran cantidad de países que se declaraban democráticos pero con mujeres que no podían votar. Esta ley será muy importante porque cambiará totalmente la formación de comisiones”.
En el Senado en tanto el panorama tampoco es alentador y aunque lo preside la senadora Isabel Allende, de los 38 puestos, apenas 6 son llevados por mujeres, o sea, un 15 por ciento.
La regla de cuotas a la que se integra Chile ha sido utilizada por más de 14 países de América Latina y en más de 50 del mundo. Según estudios el país estaría casi 20 años atrasado en la tendencia que ha logrado aumentar en un 25 por ciento la representación de las mujeres en cargos electos.
A pesar de lo anterior para que la ley funcione, dicen las especialistas, debe haber sanciones para los partidos que no cumplan y evitar que el proceso tenga “arreglos” que finalmente deje la iniciativa en “letra muerta”. Una de las principales incongruencias que tendría la ley de Cuotas chilena sería su anulación mediante la ley de Primarias, ya que esta última no contiene un mecanismo que genere una proporción equitativa.
La directora Ejecutiva de Comunidad Mujer, Alejandra Sepúlveda, establece que la medida (ley de Cuotas) es absolutamente necesaria para avanzar en la subrepresentación que tienen las mujeres en el parlamento y confirmó que existe una potencial contradicción entre esta iniciativa y la Ley de primarias, que se produce porque son sistemas distintos de nominación de candidatos.
“Una solución puede ser impulsar el principio de listas equilibradas, también en las elecciones primarias (como lo hacen Argentina y México), lo que supone mantener incentivos para que los partidos busquen candidaturas competitivas de ambos sexos, tanto si es para las elecciones primarias como elecciones generales. Si no se resuelve esta contradicción entre cuotas y primarias va a ser difícil que esta ley funcione como deba ser”.
Por otro lado la Senadora por la Democracia Cristiana (DC) Carolina Goic, explicó a Diario Universidad de Chile que una de las alternativas que se han trabajado durante esta semana, luego que la reforma electoral pasara por el Senado, establece que se podría limitar las primarias a un máximo de 40 por ciento de los distritos o circunscripciones y así quedaría un margen de 60 por ciento para poder cuadrar o garantizar el cumplimiento de la cuota en el listado final de candidatos.
“La experiencia indica que las primarias no son un mecanismo utilizado mayoritariamente, sino que se utiliza en algunos casos cuando no hay claridad respecto al candidato. Uno supone que debería haber menos primarias todavía porque con la reforma al binominal aumentan las posibilidades de tener candidatos”.
La organizaciones que buscan “emparejar la cancha” de participación política explican que es muy necesario, una vez aprobada la Reforma Electoral, abordar otros temas que serían de importancia desde una perspectiva de género como modificaciones a la Ley de Partidos y financiamiento de la política, donde se cruzan diferencias importantes como una brecha salarial, entre hombres y mujeres de un 30 por ciento, acceso a crédito y participación en el mundo laboral.