De costalazos y falta de pudor

Pero nos llena de vergüenza que, en otro costalazo, el ministro de Relaciones Exteriores de doña Michelle haya salido a tributarle todo su apoyo a Sebastián Piñera en esta “heroica” misión que cumple en Venezuela. Que el señor Muñoz, un verdadero heraldo del imperialismo haya hecho un alto en sus altas funciones para sumar su apoyo al exmandatario, arrogándose –por cierto- la representación de todos que ciertamente nadie se la ha conferido.

Pero nos llena de vergüenza que, en otro costalazo, el ministro de Relaciones Exteriores de doña Michelle haya salido a tributarle todo su apoyo a Sebastián Piñera en esta “heroica” misión que cumple en Venezuela. Que el señor Muñoz, un verdadero heraldo del imperialismo haya hecho un alto en sus altas funciones para sumar su apoyo al exmandatario, arrogándose –por cierto- la representación de todos que ciertamente nadie se la ha conferido.

A solicitud de algunos auditores, reproducimos a continuación el comentario político de hoy en Radioanálisis

“La falta de pudor es una de las características más acentuadas de la política. Todos conocemos de personas cuyas cuentas corrientes y correos electrónicos han sido “hackeados” a objeto de robarles dinero, enterarse de sus intimidades o, simplemente, para amedrentarlos. Yo creo que ya se pueden contar por miles los afectados,  los que han debido bloquear sus tarjetas, crear una nueva dirección de correos y darle una explicación a los parientes y amigos que han sido también afectados con es hackeo. Sin embargo, cuando una situación así afecta a alguna autoridad – concretamente ahora, a la ministra de la Presidencia, Ximena Rincón-  este hecho se transforma en acontecimiento y noticia. Y sirve, por supuesto, para darnos cuenta de cómo el principio de la igualdad ante la Ley es tan caprichoso dependiendo siempre de quién se trate.

Ayer tuvimos la oportunidad de presenciar toda una parafernalia a propósito de lo que le sucedió a doña Ximena, muy bien alimentada por el sensacionalismo de los medios de comunicación y la prominencia de la afectada;  porque nada es más evidente en el periodismo  que no es lo mismo que un perro muerda a algún transeúnte cualquiera o si este ataca a un personaje público. No es lo mismo que cualquier persona se pegue un costalazo en la calle o si éste se lo pega un jefe de estado, un gran artista o futbolista. Para ella, para doña Ximena, toda la policía uniformada y la PDI para auxiliarla, al mismo tiempo que recibir la visita de la propia Presidenta del Senado para expresarle su solidaridad. Así como el apoyo de todas las personas de buena fe, como también de los infaltables pateros, para ofrecerle ayuda y consuelo.

Pero a propósito de costalazos, varios de ellos afectaron a Sebastián Piñera cuando fue Presidente. Ya se sabe lo atolondrado que es para todo y cómo para obtener cámara, estuvo a punto  de ser mordido hasta por un delfín. Podemos decir que había camarógrafos que siempre lo acompañaban en sus citas con el principal propósito de verlo tropezar, caer de bruces y hacer el ridículo… Si, el ridículo, porque los chilenos tenemos la particularidad de reírnos de la desgracia ajena. De estallar en carcajadas si una señora se resbala en la acera o al subirse a un bus, por ejemplo…

Entre paréntesis y ya que tanto se habla de Finlandia, déjenme contarle que en Helsinki,  años atrás, fui testigo de un terrible resbalón en la nieve de una mujer relativamente joven a la que, felizmente, nada grave le ocurrió, salvo el enorme rubor que tiñó sus albas mejillas. Sin embargo, yo no observé que nadie se riera o hiciera un comentario jocoso sino, por el contario, pude observar cómo –inmediatamente con su caída- al menos unos 10 transeúntes se le acercaron para auxiliarla y expresarle afecto. Claro: finlandeses y chilenos estamos en los dos extremos del mundo y somos muy distintos.

Pero voy a que en el expresidente Piñera los costalazos son habituales, casi el pan de cada día. Pero son, más corrientemente, costalazos políticos, como el que se está pegando en Caracas a donde se ha atrevido a ir para vociferar contra el gobierno de Nicolás Maduro y exigir la libertad de un importante opositor detenido por la Justicia de ese país, acusado de conspirar contra el régimen establecido, la voluntad popular expresada en las urnas y por supuesto, atentar contra el estado de derecho.

Como muchas veces lo hemos afirmado, el principio de no intervención en los asuntos extranjeros es una norma tan mancillada como la de la igualdad ante la Ley. Y ello explica que Piñera con otros dos conocidos mosqueteros de derecha (el mexicano Felipe Calderón y el colombiano Andrés Pastrana) se hayan coordinado para viajar a Venezuela y armar también toda una parafernalia mediática para llamar la atención del mundo. En el evidente deseo, además, de que el Gobierno de Maduro los detenga y los ponga en la frontera por su imprudencia o, más bien,  arrogancia.

Seguramente que este trio de expresidentes piensa que está cometiendo un acto heroico, bien protegidos, como están,  hasta por las policías venezolanas  para que nada malo vaya a ocurrirles;  bien asistidos, también,  por sus amigos multimillonarios de Caracas que les prodigan todo tipo de atenciones. Con el consentimiento, por supuesto, de los Estados Unidos, país que probablemente jamás aceptaría que un grupo de exmandatarios latinoamericanos se le fuera a instalar a Guantánamo o a otros centros de detención y tortura a  fin de exigir la liberación de los cientos de presos que todavía mantiene sin juicio alguno, como, además, sin alguna culpabilidad. ¡Vaya qué bueno sería, a propósito de su “loable” acción que estos tres mosqueteros tomaran un avión hasta Santiago de Cuba para demandar el cese de la tortura sistemática y la liberación de tantos detenidos en este enclave norteamericano de Guantánamo en territorio cubano!

Fíjese usted: dos expresidentes de México y Colombia reconocidos por sus gobiernos indecentes, coludidos con el narcotráfico y el crimen organizado. Dos mandatarios de triste memoria por sus políticas ultraconservadoras, por su genuflexa actitud hacia el Departamento de Estado y por la forma en que acaudalaron fortuna en la administración del erario público. Corruptos, entre los más corruptos políticos de nuestro continente. ¡Estos son los amiguitos de Sebastián Piñera que con todo el dinero malhabido que también tiene se compró la Presidencia de Chile, se impuso en los partidos de derecha y ahora, por cierto, hace todas estas cosas, y se sigue pegando costalazos, para volver a La Moneda!

Un personaje como Piñera que ahora quiere ser reconocido como un adalid de la democracia y la libertad, después de haber guardado sepulcral silencio durante los horrores sistemáticos de la Dictadura; después de haberse enriquecido de la nada durante el Régimen Militar. Luego de haber llegado hasta Londres incluso (y pegarse otro costalazo),  para demandar la libertad del Tirano y saludarlo afectuosamente en su detención. Él, el mismísimo Piñera que usted conoce, se recicla ahora en demócrata e irrumpe en otro país para exigir democracia, después de haber consentido en su Gobierno con la Constitución de Pinochet, el sistema electoral de Pinochet, el modelo económico social de Pinochet y no haber hecho  nada para que se esclarecieran los atentados contra los derechos humanos de la Dictadura. ¡Vaya que hay que tener poco pudor, para emprender un viaje así, para predicar la moral forrado en sus millones y bochornoso pasado! Unido a dos de los más espurios políticos de nuestro Continente. ..

Pero así es Piñera y usted ya lo conoce… Así como podrá darse cuenta de quienes lo están respaldando en esta cruzada y que, ayer y hoy, desde Chile, han salido a celebrar su proeza. En la esperanza, por supuesto, de que se transforme en el ángel salvador de la Derecha, en la locomotora que los regrese a La Moneda y a los negocios. Los mismos rostros, ahora ya envejecidos, de los que subieron a Chacarillas, se ufanaban de ser los “hijos de Pinochet” y por tantos años han seguido justificando el acto terrorista más grave de nuestra historia (como el Bombardeo a La Moneda y el magnicidio de Allende); el atentado a nuestro régimen republicano y la venta metro a metro de nuestra soberanía nacional y geográfica. Y ahora el enorme fraude al Fisco del Consorcio Penta, materializado por un grupo de los más dilectos amigos de Chato Piñera, como lo llaman en sus intimidades

Pero nos llena de vergüenza que, en otro costalazo, el ministro de Relaciones Exteriores de doña Michelle haya salido a tributarle todo su apoyo a Sebastián Piñera en esta “heroica” misión que cumple en Venezuela. Que el señor Muñoz, un verdadero heraldo del imperialismo haya hecho un alto en sus altas funciones para sumar su apoyo al exmandatario, arrogándose –por cierto- la representación de todos que ciertamente nadie se la ha conferido. Porque, que yo sepa, el  ministro Heraldo Muñoz, jamás ha ganado en elección alguna y el sitial que tiene se lo debe única y exclusivamente a su pertinacia, a la oportunidad que se dio de vivir cerquita de Michelle Bachelet en Nueva York,  coincidiendo con ella en la misma ciudad para cumplir con su empolvado pituto diplomático. Para poder “hacerle la pata” por años, como se comenta en nuestra Cancillería y por ese grupo de políticos copuchentos y resentidos, pero que tenían más méritos que él para ser nombrados como ministro de Relaciones Exteriores.

Un secretario de estado que es una vergüenza para Chile, para el gobierno de Michelle Bachelet, por su obsecuente adhesión  -o adicción, más bien-  a la política exterior estadounidense. Un oscuro personaje sin verbo, sin idea sólida, sin consecuencia política. Un completo relamido, como se lo define, y que se ha caracterizado por su práctica de mostrarle sus dientes a nuestros países y gobiernos vecinos;  por torcerle  el rumbo latinoamericanista a nuestras relaciones internacionales. Sin duda un personaje que Michelle Bachelet, en su intuición, ya debe tener bien calado y que, si no lo hace saltar del cargo todavía, nada más debe ser a los pendientes que tenemos con Bolivia. Por la posibilidad de que su renuncia pudiera dañar la posición del gobierno chileno ante La Haya. Porque mal que mal, su presencia en este Ministerio, pudiera favorecer el apoyo del gobierno de Obama a nuestro país en este litigio.

Pero este apoyo que Heraldo Muñoz le ha hecho a Piñera bien pudiera tributarle nuevos dividendos a su arribismo, a su oportunismo. Yo espero que nunca vuelva Sebastián Piñera a La Moneda, pero bien sabe usted que en nuestra política criolla los triunfos electorales están determinados por el dinero y – aunque sabemos, que se trata de alguien muy cicatero-  la verdad es que tiene mucha plata para volver a imponerse, al menos, como candidato. Lo que pudiera constituirse, ahora,  en una nueva oportunidad para nuestro Canciller. En riesgo, por lo demás,  si es que nos pegamos un nuevo costalazo en La Haya”.





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