¿Homogéneamente distribuida entre los sectores público y privado?
La Presidenta Michelle Bachelet informó al País, que el aparato público del estado chileno no estaba en condiciones de hacer reformas estructurales en forma simultánea.
El rector de la Universidad Diego Portales publica una columna en El Mercurio de 29 de julio de 2015, en la que informa que el documento del Ministerio de Educación: “Bases para una reforma del sistema nacional de educación superior”, es “desprolijo en su escritura, confuso en sus razones y del todo opaco en los proyectos que, según declara, pretende impulsar”
Hace ya un decenio un profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile me hizo un comentario del siguiente tenor: “La mayoría de quienes estamos quedando en esta Facultad pertenecemos a dos grandes categorías: los con un precio de mercado muy bajo y los que teniendo un muy buen precio de mercado han decidido seguir en lo público. Siento que cada día van quedando menos de estos últimos”
Preguntas y reflexiones
1.- Lo informado por la Presidenta ¿significa que no debió hacerse y proponerse al País el programa de gobierno propuesto por la Nueva Mayoría, que ganó las elecciones? Ello dado que lo demandado constituía un exceso evidente. Es decir los funcionarios públicos son adecuados en número y calidad para una demanda “normal”, pero no así para la demanda del programa de Gobierno.
2.- O significa que la cantidad de funcionarios públicos es adecuada a la demanda planteada, pero se descubrió que su calidad era insuficiente o inadecuada.
Quizás el maltrato que Chile le ha dado por tantos decenios al magisterio nacional, sumado en los últimos decenios a una política centrada en aumentar cobertura sin mayor preocupación por la calidad, está detrás del hecho que el gran cuello de botella en el camino al desarrollo de Chile, es la mala educación de los chilenos. Recuerdo con dolor una portada del diario “Las Últimas Noticias” de hace pocos años, que decía con grandes letras algo del siguiente tenor: “El 30% de los profesionales chilenos no entienden lo que leen”, titular que se refería a un estudio de la Universidad de Chile que mostró que un 84% de los chilenos no entienden lo que leen y que un 65% de egresados de educación superior solo entienden textos simples. No recuerdo ninguna reacción pública ante dicha noticia dada en primera plana.
Ahora bien, yendo al comentario del profesor de Medicina, podría ser que esta debacle no esté uniformemente distribuida entre los sectores público y privado, que en consecuencia en alguno de ellos, estos porcentajes nacionales sean más dramáticos aún.
A la luz de la columna del rector Peña, uno podría conjeturar que si en el ministerio de Educación existe esa incompetencia, es probable que en todo el sector público existan altos niveles de incompetencia.
Para terminar, recuerdo que estando en dictadura, le comenté a un Director de Servicio de Salud que me parecía difícil entender que quienes profesaban la libre competencia le pusieran tantas trabas al funcionamiento del sector público de salud, mientras, simultáneamente, “le daban vitaminas” al sector privado, a lo que esta autoridad de la época me respondió que obviamente tenía que ser así porque el surgimiento, crecimiento y desarrollo del sistema privado de salud solo era posible debilitando al extremo al sector público.