Desde 1990, se aprecia un aumento sostenido en la inserción de la mujer al mundo laboral. Según datos de la Fundación Sol, actualmente las mujeres tienen una tasa de participación de un 48,18 por ciento en el mercado laboral del país, 18 por ciento más que en 1990.
Esta cifra cobra relevancia cuando la mayor parte de la población femenina trabajadora se encuentra en los rangos etarios proclives al embarazo. A pesar del avance en temas legislativos como el pre y postnatal, la posible maternidad de las trabajadoras se convierte en una desventaja a la hora de enfrentarse a mejores salarios y condiciones de trabajo.
El sociólogo de Fundación Sol, Benjamín Sáez señala que en los últimos seis años los trabajos que se han creado para mujeres son, en su mayoría de índole informal, es decir, “tipos de empleos que son más endebles y con menores garantías, lo que corresponde al 50 por ciento de los trabajos para mujeres”. A esto se le agrega que la mediana salarial de las trabajadoras es de 270 mil pesos.
“Una mujer que trabaje a honorarios muchas veces no tiene cobertura de derecho a postnatal, va a depender de la voluntad del empleador en la medida de que es un tipo de contrato o una relación de trabajo, en la que se trata como una relación comercial más que una relación laboral, por lo que pueden desaparecer ese tipo de derechos”.
Seis años que coinciden con la implementación de la Ley de Postnatal promulgada en 2011 por el entonces Presidente Sebastián Piñera, derecho que es irrenunciable, pero muchas veces no compatible con las condiciones laborales y económicas de las mujeres.
Si bien en el caso del postnatal, parte del periodo puede ser transferido al hombre, cifras internacionales comprueban que dentro de la OCDE, Chile es uno de los países en el que los padres promedian menos días de postnatal pagado: alrededor de una semana, muy menor al que ofrecen países como Japón que tiene posnatal pagado hasta un año.
Las cifras son claras: según datos de la Superintendencia de Seguridad Social durante 2016 el número de subsidios por permiso postnatal fueron 31 mil 580. En el caso del postnatal transferido a los hombres, la cifra es mucho menor con un número de 77 permisos.
Para la abogada de la Corporación Humanas, Camila Maturana, el enfoque de la política pública refuerza los roles de género tradicionales, lo que perjudica a la mujer como trabajadora. “Lo que esta medida legislativa descuida y no se hace cargo suficientemente, tiene que ver con la corresponsabilidad que debe existir entre hombres y mujeres, entre madre y padre respecto al cuidado, la crianza y la mantención de sus hijos. Solamente se incorporó un periodo parental facultativo para el padre. Como es una opción para esa pareja, producto de la socialización y la mayor carga que la sociedad les atribuye a las mujeres el cuidado y la crianza de los hijos, resultando en alrededor del 1 por ciento de los permisos postnatales son tomados por hombres en Chile”.
En 2015 la diputada (PC) Karol Cariola presentó modificaciones a la Ley de Postnatal que buscaba que ambos padres pudieran tener un fuero por el nacimiento de un hijo, y así eliminar la discriminación del empleador para contratar a una mujer en edad fértil, además de otorgar al hombre el goce del mismo derecho de crianza, moción que duerme en el Congreso.
Además de esta situación, en la reincorporación del trabajo las mujeres son nuevamente discriminadas. Según el artículo 203 del Código del Trabajo, sólo las trabajadoras pueden acceder a sala cuna en aquellas empresas que tengan más de 20 mujeres.
Camila Maturana asegura que esta situación contribuye a una mayor discriminación laboral hacia la mujer cuando se vuelve madre, lo que obstaculiza también la inserción al mundo laboral: “En Chile la legislación que impone a empleadores la obligación de contar con salas cunas, lo que hace es reforzar el rol del cuidado a las mujeres y que se traduce en un desincentivo para la contratación”.