En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el candidato presidencial independiente, Sebastián Sichel, se refirió al debate en torno a las ayudas sociales en pandemia y la necesidad de avanzar en una participación más activa del Estado para evitar que las personas utilicen sus ahorros para hacer frente a la crisis.
En ese sentido, fue crítico respecto del debate en torno a un tercer retiro de fondos de las AFP y también de la posibilidad que se ha esbozado por parte del gobierno, de acoger la propuesta de Joaquín Lavín y autorizar el retiro de fondos del seguro de cesantía. En ese sentido hizo un llamado al Estado a hacer un esfuerzo y aumentar las transferencias de recursos a las personas.
¿Qué le parece el debate que se ha dado, nuevamente, por el tercer retiro de fondos de las AFP al que se ha sumado la posibilidad de recurrir a los fondos del seguro de cesantía?
Primero una reflexión previa respecto de esto, no es que haya dos alternativas. No es que se pueda retirar el fondo de las AFP o retirar el seguro de cesantía, hay una tercera alternativa, que debería ser la más sensata de todas, que es hacer un esfuerzo fiscal para hacer más transferencias públicas. Entonces, en la mesa hay tres alternativas de las cuales hay dos en debate, porque tienden a ser más sensacionalistas y, probablemente, porque recurren a los ahorros de cada uno de nosotros y no al gasto del Estado, que está en el debate, y no me gusta ninguna de las dos primeras por eso. Somos un país injusto, con una pobreza escondida, con una clase media frágil, con nulas o escuálidas redes de protección social, solo tenemos dos redes de protección en el país: la red previsional o la posibilidad de ahorrar para nuestra futura pensión y el seguro de cesantía, ambas malas, ineficientes, que deberían perfeccionarse, pero no desvestirse y sacar la plata de ahí y hay una alternativa, que me encantaría que el gobierno siguiera, que es aumentar el gasto fiscal y, por lo tanto, parece ser que es una discusión tramposa porque nos paran en las dos primeras alternativas, que dependen de todos los chilenos, y nadie presiona para que sea por la alternativa que debería hacerse que es el gasto fiscal para asegurar de mejor forma nuestros ingresos. Entiendo perfectamente a todos aquellos que miran sus fondos de cesantía o de previsión y dicen ‘transfiéranmelo, lo necesito’, lo que no entiendo es que la política haya perdido la capacidad o el liderazgo para decir, ‘sabe qué, tengo una alternativa mejor’ y esté empantanada en esta discusión y no pueda liderar salidas distintas.
¿Por qué no se ha avanzado en este mayor esfuerzo fiscal?
Creo que por dos cosas. Primero, un exceso de optimismo, creo que nosotros vivimos un optimismo patológico en general respecto a la pandemia y no nos hemos preparado para esta pandemia que tiene una desgracia, estaba mirando cifras de todo el mundo y todos los métodos de prueba, los que cerraron, los que abrieron, los que hicieron restricciones, todos llegan a las mismas tasas de contagio al final del día y, por lo tanto, hay que romper este optimismo patológico y avanzar de una forma más pesimista, esta pandemia va a ser más larga de lo que se ha proyectado siempre y, por lo tanto, lo que tenemos que hacer es no por goteo dar apoyos fiscales, sino que proyectar apoyos fiscales en curvas más grandes. A mí me tocó como ministro pelear por la creación del IFE exactamente por eso, porque hubiera un instrumento que permitiera ir llenando de flujo esas transferencias en el mediano plazo a todos los chilenos, que es lo que ha dado el IFE, pero claramente el IFE estaba pensado para los sectores vulnerables y no a los sectores medios y lo que hemos hecho con la clase media es darle bonos por goteo, en vez de asegurar este ingreso de manera más permanente mientras estamos en esta crisis que, a estas alturas que alguien crea que vamos a salir en abril con un bono es ridículo, si es evidente que hasta julio estaremos en una situación semicrítica y por lo mismo hay que pensar en apoyos de mediano plazo.
¿Con quién le tocó pelear en el gobierno por el IFE?
Son dos peleas que siempre están en la mesa, primero había un optimismo patológico que también fue parte de la oposición que pedían un bono grande para salir del problema, en marzo del año pasado todos pensaban que en junio íbamos a estar fuera de la pandemia y era medio absurdo entonces, había una presión colectiva de la política de esta necesidad de transferir recursos por una vez y que soltáramos la plata al tiro, no pensando en el mediano plazo y también las típicas peleas que pasan cuando uno es ministro de Desarrollo Social con la Dipres y la hacienda pública que trataban de hacer la técnica del salame, ir soltando de a poco la plata a medida que se necesitaran mayores ingresos, pero ese salame no sirve si no se entiende el país en el que vive.
¿Le tocó ver en el gobierno esta crítica que se hizo a las políticas públicas del Ejecutivo de que las política públicas se realizaban desde las planillas Excel sin saber lo que estaba pasando en las calles?
Creo que eso es transversal a toda la clase política, me ha tocado ver eso de izquierda a derecha. Yo creo que hay dos tipos de desconocimiento del país, los que vienen de la élite y en general no conocen el país en el que viven y no se obligan a conocerlo porque creen que el país se aprende en Harvard y no en la calle y que había harta gente del gobierno en eso, pero también de una clase política que es bien endogámica y que lleva treinta años en pegas públicas, que su señora trabaja en la pega pública, que su prima trabaja en la pega pública y que por lo tanto vive una vida de endogamia dentro del partido, entonces, no es que no conozca el país donde nació, pero es probable que lo que sabe del país está intervenido por su vida partidaria y su vida en la administración pública y, por ende, desconoce el país en el que vive y cree conocerlo porque va a la reunión del partido y ahí le dicen que la prioridad es derrotar a la oposición y se desconecta. Hay mucha soberbia de la política y la élite económica de creer que interpreta de buena manera el país donde está parado.
Esta semana supimos que el IFE no fue capaz de cubrir todo el espectro de personas que se esperaba fueran beneficiadas ¿Cuál es el problema ahí tomando en cuenta su experiencia en el ministerio de Desarrollo Social?
El IFE es un instrumento que estaba pensado en gente que estuviera en el Registro Social de Hogares y que debía ser complementado, necesariamente, por una estrategia para la clase media y lo digo abiertamente porque, hay una buena estrategia que es el IFE y una mala que son solo bonos esporádicos para la clase media. Uno debería tener una estrategia que son transferencias para sectores vulnerables que tienen registro social de hogares y una segunda para la clase media que es permanente, lo hemos hecho medianamente bien con el IFE y pesimamente mal con las personas que no califican en el registro social de hogares porque el Estado no tiene la capacidad de saber ese número. Hemos dado dos bonos y la gente vive con la incertidumbre de saber si le tocará en algún minuto. No todos los instrumentos o no todos los cuchillos cortan el mismo pan, por lo tanto, un cuchillo debe ser para la gente en situación de vulnerabilidad y otro para la clase media y hemos estado escuálidos en propuestas para la clase media permanente, no transferencias por una vez. El Registro Social de Hogares es un buen instrumento para tiempos de normalidad, pero es pésimo para medir crisis. Por lo tanto, lo que hay que hacer es cada día más confiar en el autoreporte de las personas, si quedas sin pega, informas al Estado y el Estado te de apoyo y si mientes el Estado te sanciona y no confiar tanto en un termómetro que no tiene capacidad de detectar que estas sufriendo fiebre, porque si confías en la burocracia lo que vas a hacer es atraparte en la burocracia buscando a quien ayudar porque no funciona rápido.
Ya fue invitado para la primaria de Chile Vamos ¿Cómo proyecta la competencia en el sector?
Encuentro bueno que una coalición sea diversa. Esa gente que cree que la política es como la religión y todos pensar lo mismo y marchar por los mismos ideales le hace mal a la democracia, la democracia es deliberación democrática entre ideas diversas dentro de un marco programático común y Chile Vamos está dando una buena muestra de eso. Dejo a José Antonio Kast afuera porque no ha manifestado interés de estar y seguirá su camino y probablemente debatiremos en primera vuelta, pero dentro de los que han definido estar en Chile Vamos hay liderazgos distintos que es la gracia. Me he dado cuenta que hay muchos que le gusta Joaquín Lavín, en el gobierno le han dado señales de apoyo y, por lo tanto, creo que vamos a terminar en un debate sobre qué tipo de liderazgos queremos, si uno como el de Joaquín, que representa más el Chile de los noventa que viene de la gestión de un municipio como Las Condes, o probablemente uno como el que puedo representar yo, distinto, del siglo XXI que viene de otro mundo político, que tiene otra mirada de futuro y que puede delinear una mejor estrategia para enfrentar los cambios que está viviendo la sociedad, el cambio social, demográfico, tecnológico, climático y, probablemente, tener una tremenda preocupación, no por hacer lo que está de moda, sino que por generar redes de protección social más estables. Y ese será el gran debate que tendremos en Chule Vamos, qué tipo de liderazgos queremos para el país que viene.
¿Es un problema para un candidato de Chile Vamos tener como presidente a Sebastián Piñera?
No, para nada. Yo creo que el Presidente ha hecho su pega, las elecciones siempre se tratan de futuro, si fuera así, probablemente después de Michelle Bachelet, que se fue con una alta aprobación, habrían elegido a alguien de su sector, pero ganó Sebastián Piñera. Quienes vivimos en la política la interpretamos con un código político, yo creo que los ciudadanos interpretan la política respecto de lo que esperan para su futuro, por eso están evaluando alternativas. El Presidente cerró un ciclo que representa la historia de Chile de los noventa y creo que el debate hoy viene por el país del siglo XXI, quien firmará la nueva Constitución y el futuro que queremos enfrentar. Creo poco en esos ejes de izquierda-derecha tradicionales, la política se mueve de forma mucho más fuerte, sino uno debería creer que el 17 por ciento de los chilenos son humanistas porque apoyan a Pamela Jiles o que el 13% son de la UDI porque Joaquin tiene ese apoyo en las encuestas, al revés, viene un código distinto en las elecciones y eso es importante entenderlo, el Presidente para mí representa el cierre de una era y yo espero representar la apertura de una nueva.
Se lo pregunto porque algunos candidatos de su sector parecieran hacer todo lo posible para desmarcarse de la figura del Presidente.
Creo que la tragedia de la modernidad se llama caudillismo y tiene que ver con esto, con que cada uno le saca punta a su propio lápiz. Yo fui ministro de este gobierno y fui orgulloso ministro, hice todo lo que pude para ayudar y no desconoceré esa realidad. La pregunta es otra, insisto, si vamos a ser capaces de construir una coalición que tenga mínimos comunes hacia adelante y quizás eso es lo que más he querido hacer, porque, de lo contrario, lo que vamos a hacer es ser una manada de caudillos que están agarrándose a codazos para ver quién es más diferente al otro y de esa forma ganar votos. el gran desafío de Chile Vamos es construir mayorías y dar gobernabilidad, no solo ganar la elección, eso requiere un proyecto común y después lealtades comunes. hasta ahora los incentivos están puestos al revés. Yo creo que la política del futuro es más de colaboración, que de fricción, pero capaz que me equivoque y los chilenos quieran otra cosa.
¿Faltó mayor lealtad hacia el gobierno de Sebastián Piñera?
Tengo la sensación que si. Concretamente, la lealtad no es obsecuencia, pero también son mínimos comunes. Yo siento que hay una señora candidata, que además ejerce el cargo de parlamentaria, que pone la música de la fiesta, que se llama Pamela Jiles, que todo el día está diciendo lo que hay que hacer, lo que es correcto o no y que muchos en la centroderecha han caído seducidos por la música de este baile y ahora tratan de poner matices a lo que ella va poniendo y eso es una deslealtad con lo que uno cree. Nuestra estrategia debe ser presentar una alternativa a Daniel Jadue, a Pamela Jiles y que cuando la gente llegue a la urna vea las diferencias. Entre la copia y el original siempre la gente querrá el original y ojo, esto no tiene que ver con conciencia social, la derecha tiene un error clave y es que le ha faltado vocación social para avanzar en mayor protección y justicia en el país, pero eso se resuelve con mayor protección y no con destrucción, por lo tanto, nos gustaría ver desde el Gobierno por qué no hay un seguro para pagar los créditos hipotecarios, aumentar las pensiones y no ver cómo destruir estas redes de protección.