Uno de los puntos planteados en la apuesta original del candidato presidencial José Antonio Kast que no ha sido digno de mención dentro de las modificaciones que se efectuaron al programa republicano -bautizado este martes como “Plan para el Futuro”- fue el cierre de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) del territorio nacional, organismo al cual el aspirante a La Moneda ha acusado vía Twitter de ser “un reducto de activismo político” de la izquierda, entre otros calificativos.
En la misma línea y hace una semana la convencional constituyente y vocera del comando de Kast, Ruth Hurtado, se refirió a este punto en entrevista con CNN Chile. Si bien, Hurtado sostuvo que dicho cierre no está considerado “en este minuto” aludiendo que varias propuestas del programa serían sometidas a modificación, consideró que la Flacso es “un brazo de mucha ideología política”.
“Nosotros lo que vamos a hacer es mejorar las instituciones que hoy día están, no permitir que sean centros de ideología más que de apoyo a la ciudadanía“, aseguró, agregando que “se espera que los institutos traten de entregar contenido académico más que ideológico“, y que, “hay instituciones que se dedican solo a fomentar o preparar activistas que en realidad no están como para formar personas en el tema académico”.
Una perspectiva que la convencional se ha podido forjar desde su experiencia en la Constituyente, señaló, dado que “ellos son parte de la Convención y asesoran algunos temas técnicos”.
La postura del republicano y su equipo respecto a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ha dilucidado una disposición atentatoria contra el desarrollo del conocimiento y -paradojalmente- de la libertad que enarbola como principio fundamental el candidato presidencial.
Así lo sostuvo en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile la académica del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Casa de Bello, Catalina Arteaga, quien ha desarrollado labores de investigación, docencia y consultoría en la sede mexicana de la Flacso.
Al respecto Arteaga ilustró que dicho organismo se encuentra estrechamente vinculado a la historia de la docencia y de corrientes de pensamiento crítico de Chile. “La historia de la Flacso está ligada muy fuertemente a la historia de la docencia académica, de pensamiento de nuestro país desde los ’50, también es parte del reconocimiento que hay en América Latina respecto de Chile y su labor educativa”, mencionó.
“Cuando uno sale fuera del país, Chile es reconocido como una de las naciones que ha aportado en educación a distintos países de América Latina durante el lamentable exilio de intelectuales chilenos, que aportaron mucho a las instituciones educativas en México, en Colombia, en Argentina y otros países, por tanto es parte de la historia educativa chilena“, agregó.
Catalina Arteaga.
Precisamente, en el organismo emanado de la Unesco han participado figuras reconocidas de la historia política del país, subrayó Arteaga, “han habido distintos intelectuales y profesores que han participado de Flacso como Julieta Kirkwood, como Ricardo Lagos, profesores como Henrique Cardoso, es decir, intelectuales y profesores que han sido importantes en la vida social, educativa y política de América Latina”.
Del mismo modo se encuentra vinculada con diferentes instancias del Estado, entre ellas los propios ministerios, explicó, incidiendo en la elaboración de políticas públicas y en el abordaje de temáticas sobre educación, igualdad de género, medioambiente y cambios tecnológicos, entre otros. “Es un organismo que genera discusión y contribuye a mejorar la gestión pública en nuestro país“.
Estas consideraciones sumada a la importancia de la institución en la colaboración para el desarrollo regional de Latinoamérica y el Caribe, hacen de la apuesta de José Antonio Kast, a juicio de Arteaga, un proyecto que “va en contra de la democracia”.
“Es una propuesta que va en contra del desarrollo, que va en contra del conocimiento, que va en contra de la educación y de la libertad también, en ese sentido llama la atención que en el discurso hay como esta idea de la libertad pero finalmente tanto esta medida como otras medidas del programa muestran claramente la cortapisa que busca controlar lo que las personas pueden hacer o pensar en la sociedad que es algo clave para el desarrollo y para la democracia”.
En esa línea, la académica de la Universidad de Chile aquilató la medida como autoritaria, que se enmarca más bien en un sistema “dictatorial” que limita las posibilidades que el país tiene para ir mejorando cada día, mencionó, considerando que “los países más desarrollados invierten parte importante, más que en Chile, de sus presupuestos a el desarrollo científico y tecnológico”, añadió.
Bajo ese entendido, la profesional consideró las declaraciones de la convencional Ruth Hurtado como confusas y poco informadas en atención a que el rol de las instituciones educativas es incentivar la duda y así promover el pensamiento crítico respecto a la sociedad. “No entiendo que tiene que ver el activísimo con eso”.
“En el fondo ella está castigando o está en contra de la reflexión critica de la sociedad por tanto hay una idea totalitaria de encuadrar a las personas que no piensen, a que no critiquen, a que no sean observadores de su realidad y capaces de opinar finalmente, sino que se tienen que encuadrar en dogmas y líneas que ellos establecen y eso se puede ver en el programa de gobierno. Por ejemplo se plantea que se va a evaluar a los padres, apoderados y apoderadas respecto a su rol parental, que habrá control en los colegios de cursos para orientar a los padres y madres a ser buenos padres y madres, es decir hay una idea de coartar la libertad y de orientar a la sociedad hacia un lugar específico sin permitir la libertad y la democracia, es muy peligroso en ese sentido la postura”, evalúo.