“Son muchísimas las cosas negativas que se produjeron durante este Gobierno desde su llegada cuando en 2018 planteó que había que ordenar la casa y colocó a las personas migrantes en un orden muy negativo”.
Con esas palabras, María Emilia Tijoux, socióloga y académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, inició su balance respecto de la política migratoria ejecutada por el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
Según dijo, en conversación con los periodistas Juanita Rojas y Claudio Medrano en el programa Radioanálisis, “hay muchas cosas que decir” frente a este tema. Lo primero, señaló, tiene que ver con la construcción de una mirada negativa sobre las personas migrantes. En segundo lugar está la ley de migraciones que, en su opinión, “se queda corta respecto de las necesidades que tiene un Chile de este siglo”.
“Podríamos considerarla como una de las leyes más retrógradas que se han planteado y no consigue colocar a las personas migrantes, niños y niñas como sujetos de derecho”, recalcó.
“La migración no se detiene con políticas restrictivas”, añadió la investigadora, lamentando que el Gobierno saliente haya adoptado esta postura frente a un fenómeno mundial.
En esa línea, la académica señaló que el nuevo gobierno deberá enfrentar más de un desafío en materia migratoria. Según indicó, la administración entrante deberá, por ejemplo, regular la situación, elaborando un catastro de aquellas personas que ingresan al país. La idea, precisó, sería generar una visa que le permita a las personas migrantes buscar trabajo, acceder a la educación y a la salud.
“Lo primero es la regulación y reconocer derechos”, dijo la académica, indicando que éste será un proceso largo que deberá apuntar al reconocimiento de las y los migrantes como sujetos de derecho.
“Una persona sin papeles de identidad, no puede circular y tiene que estar todo el rato ocultándose porque está arriesgando expulsiones, detenciones y muchos maltratos”, sostuvo.
Asimismo, manifestó que otro punto a abordar será la interculturalidad y la educación antirracista. Sólo así, comentó, el Estado podría avanzar hacia una mayor integración de las personas migrantes.
