El ex convencional, Jaime Bassa, afirmó que el nuevo proceso constitucional acordado entre los partidos políticos, debiera tener como mínimo democrático las transformaciones orgánicas, que son las que más resistencia generan en quienes mantienen el poder político del país.
En conversación con el programa Semáforo de Radio y Diario Universidad de Chile, el ex vicepresidente de la Convención analizó el momento político con la implementación del Acuerdo por Chile, luego del plebiscito del 4 de septiembre del año pasado.
Bassa indicó que el proceso anterior dejó de manifiesto que “ganar las elecciones no significa ganar el poder” porque pese a lo triunfos previos a la instalación de la Convención, “el poder político siguió instalado donde siempre y ese poder político, que en Chile se caracteriza por una concentración grosera, muy importante, tiene raíces materiales, económicas, se hizo sentir con mucha fuerza durante el trabajo de la convención constitucional, especialmente de cara a la campaña del apruebo o rechazo”.
Por eso, indicó que el error fue “haber pensado que ganar elecciones era suficiente, con ganar elecciones en un contexto democrático es suficiente para ejercer el poder de manera democrática. Lo que estamos viendo ahora, con una discusión centrada en los partidos políticos, ni siquiera en el Congreso, con actores que llegan al sistema político por fuera, sin ganar elecciones, haciendo ejercicio no de una autoridad democrática, intelectuales, de la elite económica, etc. da cuenta que el poder político sigue concentrado donde mismo ha estado siempre y en la Convención tratamos de cambiar eso, pero no lo logró”.
Bassa afirmó que hoy el escenario es distinto, donde “ya no es la ciudadanía la convocada a tratar de arreglar los problemas del sistema político que fue el proceso constituyente”, sino que hoy es una instancia “manejada por los partidos políticos con sus resguardos, con sus arbitrajes, con su consejo de expertos, con un órgano acotado y que a lo mejor, funciona, puede que sí o no. El 4 de septiembre da cuenta de cómo se expresa el poder político en Chile, de lo arraigado que está con las condiciones materiales de vida, especialmente el poder económico, y que, insisto, demuestra que no es suficiente con ganar elecciones”.
El abogado constitucionalista afirmó que de ahí la importancia que el nuevo proceso constitucional deba tener mínimos democráticos como la paridad y la protección al medioambiente, pero lo más importante es que aborde las transformaciones a los órganos del Estado porque “lo que más resistencia generó en la clase política, y de la que se hizo un cargo de la campaña del rechazo muy mayoritariamente, fueron las transformaciones orgánicas. Es decir, las transformaciones a las reglas institucionales a partir de las cuales se ejerce el poder en los órganos del Estado”.
“Nosotros tratamos de introducir modificaciones importantes en el Poder Judicial, tratamos de fortalecer significativamente los gobiernos locales y los gobiernos regionales y tratamos de alterar la correlación de fuerzas políticas propiamente tales: Presidente, la cámara de representación popular y la cámara de representación territorial y esas fueron las cuestiones en las que más se avanzó. Claro el catálogo de derechos sociales también supuso un avance importante, pero en algún sentido son derechos que están en la Constitución actual o están los tratados internacionales o están en las leyes actuales. Pero lo que más se avanzó en el proceso de cambio fue precisamente en la orgánica del Estado que es la que hoy día está más deslegitimada”, explicó Bassa.
El ex convencional afirmó que por lo menos, se necesita un consejo superior de la magistratura para que la “Corte Suprema se concentre en el ejercicio de la función jurisdiccional y entregue el gobierno del Poder Judicial a un órgano especializado. Esa cuestión es clave, que nos permitiría solucionar un montón de problemas, entre otros, lo que están relacionados con los procesos de designación de las altas autoridades”.