Defender las demandas de cambios en un nuevo proceso constituyente -al margen de las complejidades que plantea el proceso en curso- es el desafío que asumió la militante de Comunes y presidenta de la Fundación Nodo XXI, Camila Miranda. En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la candidata al consejo constitucional por la Región Metropolitana manifestó sus objetivos de plantear, tanto en la campaña como en el seno de la discusión, los debates que hace años viene propiciando el centro de estudios respecto al modelo económico y al Estado social de Derechos.
“Creemos que es una oportunidad y una necesidad en el país de que se puedan discutir abiertamente los temas que nos atañen a todas y a todos. Entonces desde ahí viene la motivación de enfrentar este proceso eleccionario que es a todas luces complejo, complicado, novedoso y en ese sentido, así como tiene dificultades y límites, también vemos que tiene oportunidades”, sostuvo la dirigenta frenteamplista
¿Temen un posible voto de castigo al Gobierno?
Me parece que en cualquier escenario el Gobierno de turno va a estar sometido todos los años a este tipo de evaluación porque en la agenda electoral que tiene planificado nuestro país hay elecciones todos los años. Ese elemento ya es parte del escenario: por supuesto puede tener un impacto y una implicancia, y en ese sentido, habrá un diálogo entre los planteamientos que haga la lista con las convicciones que tiene parte del Gobierno, pero sin duda hay que hacer una diferencia, porque de lo que se trata la elección es de darnos una nueva Constitución y no de tomar las decisiones inmediatas urgentes que le corresponde tomar a un gobierno.
Entonces, por supuesto que habrá una vinculación pero también será un desafío poder traer la discusión a la cancha de una nueva constitución, lo que no va a ser sencillo. Hay que tomar los aprendizajes del proceso anterior, en el cual fue dificil separar los ámbitos de la contingencia en que estamos todas y todos experimentando, donde intervienen distintos órganos.
¿Ves un desafío también en términos de reencantar a la ciudadanía con el proceso constituyente?
Hay que tener muy clara la respuesta de para quién es la nueva constitución: tiene que ser para la mayoría de Chile y si no lo es, va a confirmar las decepciones que se arrastran de nuestro sistema político y de representación. Esa conciencia tiene que estar muy presente porque eso tiene que orientar las respuestas y el debate constitucional, que insisto, no son las medidas urgentes que hay que tomar en materia de seguridad, pero si son los marcos y los paraguas necesarios para después orientar esas decisiones o facilitarlas. Ya hubo un proceso fracasado, entonces, también hay que tener la conciencia de que puede volver a fracasar y hay que hacer todo para que no suceda, no en el sentido de defender un proceso en sí mismo, sino por la necesidad de darnos una nueva constitución y hay que trabajar para ello.
¿Qué apreciación tienes del retorno de históricos dirigentes políticos en el fichaje para el Consejo Constitucional ¿Es el momento de la vieja guardía?
Cuando efectivamente uno tiene compromisos con la actividad política me parece que la edad no es un elemento relevante. Así como se ha intentado construir que la juventud conlleva a una falta de experiencia, como incapacidad, también se ha dicho que el ser mayores implica tener las respuestas para salir de las crisis. Yo no creo en esa dicotomía etaria y me parece más positivo que los distintos sectores sinceren a quienes piensan que les representan y vayan directamente al propósito, en vez de que no estén. Por ejemplo, en el caso de la derecha con Juan Sutil, me parece positivo por la historia que tenga, que esté directamente en el proceso y no mediado por otros representantes en el lugar y en ese sentido, vuelvo a la pregunta respecto de la vuelta de las canas que algunos y algunas han construído. Si vienen con esa voluntad de poner en primer lugar el darnos una nueva constitución, bienvenidos sean.
Ha llamado la atención el fichaje de Andrés Zaldivar a quien se le endosa el concepto de cocina política ¿Ves que su incorporación pueda acrecentar las desconfianzas de la ciudadanía con el proceso?
Yo esperaría que ese impacto esté en la lista que decidió llevarlo de candidato, por eso opera el tener responsabilidad desde los distintos sectores políticos sobre darnos una nueva constitución. Si se va con otros objetivos, quizás los consigan, como deslegitimar el proceso, pero yo creería y esperaría que si hay una ciudadanía que decodifica esa candidatura en esa clave, sea esa lista la afectada y no todo el proceso. Para mi el llamado, siendo hoy día una implicada, es que seamos todas y todos responsables con el proceso, con el diálogo país, con la situación que estamos viviendo en Chile.
¿Cómo va la alianza de Apruebo Dignidad y el Partido Socialista? Considerando los conflictos que trascendieron en la selección de candidatos. Y ¿Cómo la proyectas?
Ha habido un camino de construcción, diálogo y acercamiento. Hay una dimensión que siempre tiene un carácter acelerador que es la de los procesos electorales, pero desde luego lo que más importa son los debates de fondo y estratégicos. A propósito de compartir la responsabilidad del Gobierno, hay diálogo, cercanía, confianza en construcción, pero también a propósito del debate constitucional se conformó y se trabajó durante meses en un espacio oficialista donde se establecieron bases constitucionales de común acuerdo que permitan enfrentar este proceso con puntos comunes y de convergencia, y en ese sentido, hay elementos comunes sobre un Estado social, sobre una democracia paritaria, sobre ciertos derechos que son fundamentales que tienen que estar en la Carta, como la protección del medio ambiente. Entonces, esos diálogos empiezan a darle forma a una alianza que desde luego no se decreta por un acuerdo electoral, para responder la pregunta de cómo enfrentamos los desafíos que tenemos en el país.
Tengo la convicción de que ninguna fuerza por sí sola tiene esa respuesta y probablemente no solo pase en Chile, porque enfrentamos desafíos nuevos como sociedad y civilización. El proceso constituyente también está siendo una oportunidad para construir esos diálogos.
El PPD separó aguas con el PS para reivindicar la centroizquierda ¿Consideras que eso se desdibuja con el sondeo a Pablo Maltés?
Cuando se está en las definiciones electorales hay distintos criterios que operan en la conformación de las listas. Me parece que ellos van a tener la tarea de clarificar qué significa un proyecto de centroizquierda para el país, que a todas luces es difícil de comprender porque a mi parecer, un esfuerzo político no solo puede ser un decir, sino que tiene que ver con planteamientos de fondo y ojalá el proceso constituyente ayude a clarificarlos.
Con la presentación de los cinco pactos electorales, hay quienes los sindican como la lista de la izquierda radical ¿Es radical la izquierda que pregona Unidos por Chile?
A quien le llama izquierda radical al pacto donde van Apruebo Dignidad y el Partido Socialista les preguntaría qué significa ser de centroderecha, qué significa hoy día ser Chile Vamos. Esas preguntas también son pertinentes hacia allá y en el caso de este apelativo de izquierda radical, si lo plantean como por izquierda con profundidad, en el sentido que creemos que debe haber un Estado diferente, bienvenido sea.
Hay un problema con la construcción de imaginarios que tratan de vincular una izquierda que ha tenido un profundo compromiso democrático y que hoy día está en el Gobierno, que ha colaborado con un camino de construcción para que tengamos un debate constitucional. Esa construcción juega con elementos como la reducción a la violencia, la reducción a la inexperiencia, que son formas de evadir el debate político finalmente. Yo creo que esta alianza puede ir definiendo y re-configurando un eje importante para el país como un espacio de representación política que existe, que tiene representantes en los distintos órganos. El uso de la palabra radical busca disminuir el debate político y no reconocer que hay una alternativa al país que se está planteando, que tiene un lugar y una forma de debatir.