Sindicato médico

  • 29-09-2010

Una de las primeras promesas del actual ministro de Salud fue que solucionaría la falta de cumplimiento horario por los médicos. Hizo estos compromisos probablemente antes de preocuparse jornada completa por el futuro de los mineros o de conocer un profundo reportaje periodístico que revela hasta que punto ha llegado el descaro de algunos médicos en el incumplimiento de su función pública.

He señalado reiteradamente que los médicos tienen un papel esencial en el sistema público. Son los líderes de sus equipos y su ejemplo sirve de modelo al conjunto de la organización. Por ello cuando un grupo de trabajo en salud no camina, lo más probable es que sea por descompromiso o incompetencia del médico que lo conduce.

Los profesionales de salud que no son médicos lo saben bien ya que son ellos la mayor parte de las veces los que tienen que dar explicaciones o cubrirles las espaldas. Por eso no es extraño que hayan pedido que el Contralor se pronuncie y que el ministro tome medidas.

Pero a mi juicio el problema va mucho más allá del incumplimiento de horarios y de compromiso con los pacientes. No es el problema de unos pocos como lo ha querido minimizar el dirigente de los médicos. Una parte importante del gremio médico ha perdido su compromiso con el sistema público chileno al que dijo tanto defender y esa falta de compromiso tiene numerosas consecuencias: no llegar; no mirar; no escuchar al paciente vulnerable y ser casi obsecuente con quién puede pagar.

¿Cómo se sale de esto? ¿Tiene liderazgo el Colegio Médico para revertir la situación? ¿Es capaz el Colegio Médico de hacer una propuesta que vaya a favor de los usuarios del sistema público o hay que entenderlo como un sindicato que defiende sólo a los suyos?

Si fuera sólo un sindicato, ¿tiene capacidad negociadora para proponer una nueva fórmula de entendimiento entre el patrón Estado y los médicos funcionarios?

Lo más grave de la situación es que la conducta de los médicos se reproduce en la organización y vemos como se ha generalizado el mal trato y el desprestigio del sistema público.  La desesperanza de la población es alta y tendrá como consecuencia obvia pedir soluciones privadas.

Estos médicos desapegados de su función pública serán los responsables de la privatización gradual del sistema. Total ellos y probablemente también su sindicato serán los primeros favorecidos por esas medidas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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