Theresa May presentó su visión de la futura relación con la Unión Europea: una zona de libre comercio y un nuevo modelo aduanero, asegurando que sus ministros han alcanzado una “posición común”. Proposición esperada con impaciencia por los europeos, a menos de nueve meses de las negociaciones concretas sobre el divorcio.
Las más recientes previsiones indican que para el presente ejercicio la Eurozona cerraría con una inflación del 1,5%, y en 2018, en 1,3%. Si dichas prospectivas se cumplen, el BCE podría extender con tranquilidad su política monetaria, no obstante los ya prolongados alegatos de Alemania, cuyos ahorrantes y banca han sufrido las consecuencias de las tasas 0% y negativas, “subsidiando” la deuda de los países endeudados y que, según cálculos académicos, requeriría de una tasa del 8% para equilibrar inflación y pleno empleo, según la llamada “Regla de Taylor”.
Estos billetes, especialmente aquellos que tienen la cualidad de generar confianza mundial, tales como las llamadas “monedas duras” -como el dólar, euro, yen o yuan- no lo son sino por la fe que depositamos en los poderes nacionales emisores (EE.UU. Europa, Japón o China), y que nos dice, casi inconscientemente, que aquellos Estados validarán su soberanía inscrita en los billetes y, de alguna manera, aquel nos servirá, al menos, para pagar bienes y servicios que esos países ofrecen al mundo.
Es la segunda jornada consecutiva de retroceso, pero esta vez no sólo por la incertidumbre que genera la gestión del presidente de Estados Unidos sino también por las acusaciones que uno de sus principales asesores Peter Navarro lanzó sin tapujos
De acuerdo a diversos analistas financieros, los “test de stress” no están ofreciendo una guía adecuada para interpretar la salud de los bancos y, por más que sean exámenes en los que se somete a los balances de los bancos a situaciones extremas, que incluso pueden resultar hasta excesivas, su técnica e interpretación se basan en una comparación estática, entre un estado inicial al cierre contable de 2015 y un estado final estimado para 2018.
El primer ministro británico, David Cameron, afrontaba este 20 de febrero el desafío de convencer a sus ministros y conciudadanos de votar ‘sí’ a la permanencia del país en la Unión Europea en un referéndum previsto el 23 de junio, tras las concesiones obtenidas el viernes en Bruselas.
El primer ministro saliente obtuvo este domingo en las elecciones legislativas una ventaja de siete puntos frente a su gran rival de Nueva Democracia. El líder de la izquierda radical griega debería convertirse nuevamente en primer ministro gracias a una coalición con la derecha soberanista de Griegos Independientes. Ahora se espera que aplique las reformas negociadas en julio con sus acreedores.
¿Qué pasará si el referéndum no es claramente indiciario de la voluntad popular en la medida que el “Si” y el “No” consigan porcentajes parecidos? ¿Bastará que Tsipras alcance 51 por ciento de votos “No” para negociar con la Troika desde un piso fuerte o más bien un resultado no resolutorio claro debilitará aún más su posición negociadora?
Grecia vive días cruciales en su futuro político y económico. Este 25 de enero se celebrarán las elecciones anticipadas donde el partido de izquierda Syriza ha logrado encabezar todos los pronósticos y obtendría un 35%, convirtiéndose en la primera fuerza del parlamento griego, lo que le daría la posibilidad de lograr la presidencia. Esto podría tener repercusiones en Europa debido a su postura que, en reiteradas ocasiones, se ha alzado en contra de las medidas de austeridad impuestas por la Troika.
La canciller alemana obtuvo un 41,6 por ciento de las preferencias en unas elecciones que aumentaron la tasa de participación. Ahora debe enfrentar la discusión entre coaliciones para formar su gobierno.
La canciller Merkel y el presidente francés, Hollande, anunciaron que presentarán un conjunto de medidas para reforzar el euro. Entre otras, apuntaron a mejorar la competitividad en la eurozona y fomentar al empleo juvenil. Sin embargo, nada se dijo sobre la indispensable reorganización de la banca. Ahora será la Comisión Europea la que se encargará de elaborar una propuesta que será sometida a votación en cada uno de los países participantes del plan.