Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 23 de abril de 2024


Escritorio

Selección de candidatos


Martes 24 de abril 2012 15:21 hrs.


Compartir en

Ante la falta de democracia que muestran nuestras instituciones políticas marca Jaime Guzmán & made in UDI, creo que no debemos darnos por satisfechos con más parches y disfraces a nuestra consecuente falta de competencia y representatividad democrática, como serían unas primarias, más o menos truchas, para designar a los candidatos que vayan a la próxima elección presidencial. Nuestra clase política aliancertacionista debe superar esta verdadera agorafobia o temor a los espacios abiertos, que ha determinado su actuar desde el inicio de nuestra frustrada transición a la democracia en 1990.

De partida, en la actual oposición hay ya varios candidatos autoproclamados tales que se niegan a priori a competir en primarias con precandidatos concertacionistas, como ocurre con MEO y Tomás Jocelyn-Holt, y yo estoy de acuerdo con estos dos aspirantes, en el sentido de abogar porque las primarias se materialicen en la primera vuelta, lo que los incluye a todos y da seriedad al procedimiento. Lo mismo puede decirse respecto del dilema en la derecha, donde Pablo Longueira ha sido claro y explícito en su rechazo a la realización de primarias, ya que se sabe perdedor tanto ante Andrés Allamand como ante Laurence Golborne y, eventualmente, Evelyn Matthei, quien también lo superaría y propone, en cambio, que todo se decida en la primera vuelta, con lo que estoy plenamente de acuerdo, aunque por razones menos personales y egoístas y más ciudadanas que las del ministro udi, pero que en este caso, curiosamente, coinciden con las mías.

En esta tríada o cuadriga de la derecha, no me cabe duda que triunfaría Allamand. Golborne no es sino un aparecido sin trayectoria política y que se sostiene en las encuestas sólo porque no ha entrado al ruedo, a la competencia, lo que implica confrontación con sus rivales y no meras apariciones estelares en los medios. Los otros tres, en cambio, sí tienen trayectoria política, pero sólo Allamand puede acreditar su carácter democrático, ya que participó en la política y compitió en ella desde que estaba en la secundaria antes del golpe de Estado de 1973, en tanto que Longueira sólo se integró a ella después de dicho quiebre institucional y ocupando nominaciones a dedo desde el poder dictatorial que lo cobijaba, mientras que Allamand nunca profitó de dicho régimen de facto, sino que se avocó a sus estudios y al posterior ejercicio profesional hasta que resurgió el debate político en Chile en los años 80 del que volvió a ser protagonista. Evelyn Matthei, por su parte, sólo dio inicio a su trayectoria política después del fin de la dictadura y de un modo nada elegante ni democrático, como fue su participación en el caso de espionaje efectuado desde el Ejército para destruir la opción presidencial de su amigo y camarada Sebastián Piñera.

Como ejemplo de lo argumentado, en la reciente primera vuelta de la elección presidencial francesa, participó una decena de candidatos y de ahi han salido las dos primeras mayorías de las que surgirá el futuro presidente de la república en una segunda vuelta electoral, como también existe en Chile. En consecuencia, lo mismo debiéramos aguardar aquí para el 2013, con todos los competidores al partidor en la primera vuelta, para que sea el electorado el que decida. Así, veríamos si pesa más un hijo de Ricardo Lagos o un hijo de Claudio Orrego (q. e. p. d.), un Allamand, un Longueira, un Golborne o una Matthei, una senadora Rincón, un senador Gómez o un Andrés Velasco y muchos más que puedan surgir de aquí al momento de cierre de las inscripciones, especialmente, por la izquierda, ya que aún no muestra todas sus cartas. Apuesto a que no superaríamos el número de los candidatos franceses, ya que muchos se retirarán tempranamente de la carrera y ni siquiera llegarían a inscribirse, ya sea por falta de temple, por notorio rechazo ciudadano ante la levedad o insustancialidad del “relato”, así como por lastres de un pasado poco o nada democrático y otras debilidades varias.

Paradójicamente, la elección presidencial con más candidatos después del fin de la dictadura en Chile en 1990, fue la de 1993 y, pese a ello, Eduardo Frei Ruiz-Tagle ganó en primera vuelta por la mayoría absoluta más grande de nuestra historia democrática contra un grupo variopinto de rivales, que iban desde el comunista cura Pizarro en el extremo izquierdo hasta el pinochetista José Piñera por la extrema derecha, pasando por Reitze, Larraín, Max-Neef, Alessandri, según ahora recuerdo.

Rafael Enrique Cárdenas Ortega

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Envíanos tu carta al director a: radio@uchile.cl