A solo una semana de las elecciones municipales, la cercanía de los comicios no solo deja propaganda en las calles, riñas entre brigadistas de los comandos y los cada vez más “creativos” recursos por parte de los candidatos para llamar la atención de un nuevo padrón electoral que por primera vez se enfrenta al voto voluntario.
También se trata de las primeras elecciones que enfrenta la Concertación, luego que en 2008 el escrutinio popular le diera el triunfo a la Alianza, instalando a Sebastián Piñera en el sillón presidencial y poniendo fin a 20 años de gobiernos de la denominada Concertación de Partidos por la Democracia (PPD, PS, DC, PRSD).
Los tres años al frente de la oposición no han traído tampoco buenas noticias para el sector. Falta de sintonía con las demandas sociales y del movimiento estudiantil, al alineamiento con varios proyectos del Gobierno en que en un principio se habían opuesto -Sueldo Mínimo, Reforma Tributaria-, y la falta de un líder que ordene las filas, han logrado que el bloque sostenga una desaprobación ciudadana que en la última encuesta CEP de julio- agosto llegó al 58 por ciento.
En este escenario, el bloque enfrenta esta contienda dividida en los grupos que sirvieron como base para establecer la lista de candidatos a concejales, donde el PPD y los radicales optaron por unirse con el Partido Comunista y la Izquierda Ciudadana en el pacto “Chile Justo”, mientras que la DC y el PS se aliaron en “Concertación Democrática”.
A juicio del sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol, la división no es solo una estrategia electoral, sino una representación de que la Concertación se encuentra “muy debilitada como máquina de partidos, como base ideológica, pues han tenido muchos debates internos, los cuales un día giran a una dirección y luego a la otra y se presentan a las elecciones en un escenario confuso, con un alta probabilidad que los partidos pilares históricos, la DC y el PS bajen su votación, transformándose en una zona de reducción de los votos”.
Este contexto podría resultar preocupante para la oposición, considerando que las municipales de 2008 fueron el anticipo del triunfo de la Alianza en las presidenciales, donde el bloque no solo se llevó la mayor parte de los candidatos electos en capitales regionales, sino también en las grandes comunas de Santiago.
Sin embargo, para Mayol, los comicios municipales solo sirven como predictores al actuar como “profecías autocumplidas”, “porque la gente asume que dado que votó por una determinada coalición o partido tiende a permanecer en él, pero no es que sea un buen predictor la municipal por sí sola”.
Para el panelista de nuestra emisora, para definir el futuro de la Concertación hay que considerar que el 2013 también será un “año politizado”, con la continuidad de los movimientos sociales, la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar, el fallo sobre el diferendo marítimo con Perú en La Haya, y las mismas elecciones presidenciales, por lo que “las elecciones municipales, aunque hayan pasado seis meses antes, a nadie le va a importar mucho, van a tener una relevancia de un mes o dos meses y después vamos a tener otra cosa”, dijo.
En este sentido coincidió la académica del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile, María Cristina Escudero, quien aseguró que más importante que los pactos o coaliaciones que vaya a formar la oposición con los resultados de las municipales, es la decisión de Michelle Bachelet sobre su candidatura presidencial.
“Es tira y afloja entre los partidos de la Concertación va a adquirir cierto orden después de las municipales, porque se va a ver enfrentado a las presidenciales inmediatamente después y la atención va a estar más puesta en el regreso de Bachelet, que en las alianzas políticas que se puedan generar, porque hay cierta percepción, con alguna base de realidad, que las elecciones dependen más del regreso de Bachelet que de las alianzas de los partidos en este minuto”, explicó la experta.
Durante el lanzamiento de “Chile Justo”, el presidente del PPD, Jaime Quintana, ya dio luces del panorama que enfrentará el bloque opositor luego de las elecciones, anunciando “un giro a la izquierda” y reiterando el fin de la Concertación, para más tarde indicar que se trabaja en la conformación de una nueva coalición que se abrirá a nuevas fuerzas opositoras “desde el PRI hasta el PRO”. A la idea se sumó el Partido Socialista, pero la DC se habría negado a conformar un nuevo bloque, afirmando que la discusión se retomará en noviembre luego de las municipales.
De esta manera, independiente de los resultados que vayan a obtener los grandes bloques políticos de la oposición y el oficialismo, además de las sorpresas que puedan entregar los partidos emergentes, después de los comicios del próximo domingo la política chilena entra de lleno a la gran batalla por las presidenciales 2013.