Continúan las repercusiones causadas por la destitución del ministro de Educación, Harald Beyer, luego que el pasado miércoles el Senado aprobara la acusación constitucional que ya antes había respaldado la Cámara de Diputados.
El ex secretario de Estado concedió entrevistas a los diarios El Mercurio y La Tercera en las que atribuyó su salida a un ataque al Gobierno en un área que será “prioritaria” en la campaña presidencial y lamentó que la ex presidenta Michelle Bachelet, con quien colaboró en distintas comisiones de expertos, no le entregara una señal de respaldo.
Beyer consideró que el escenario habría sido distinto si la candidata presidencial se hubiera pronunciado y acusó una falta de “lealtad”.
En esa línea, agregó que el de Bachelet es “un liderazgo de mentira”, ya que un líder político debe tener la capacidad de mirar “con distancia” y “perspectiva de largo plazo”.
Asimismo, indicó que los senadores que aprobaron el libelo se dejaron presionar por los dirigentes de la Confech y acusó a parlamentarios de la Concertación de intentar “congraciarse” con los estudiantes.
Esto fue respondido por el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Andrés Fielbaum, quien señaló que si Beyer salió de su cargo fue gracias a la presión social: “Una de las virtudes de la Confech, que ha permitido sostener estas movilizaciones en el tiempo, es que tiene un carácter democrático y representa a los estudiantes de Chile, pero además nuestras movilizaciones han logrado interpretar a la inmensa mayoría del país. Eso es lo que la política chilena aún se resiste a entender. Las movilizaciones estudiantiles y sociales en general han hecho que el lucro en educación sea concebido casi como una obscenidad y efectivamente eso fue lo que botó al ministro. La verdadera causa de que haya caído son las movilizaciones de 2011, de 2012 y del jueves 11 de abril”, afirmó.
Asimismo, Harald Beyer sostuvo que el debate en educación ha sido “demagógico” y “lleno de eslóganes”, entre los cuales indicó la demanda de fin al lucro.
El ex ministro enfatizó que es “hipócrita” desconocer que el sistema universitario chileno “se construyó sobre la base de la inversión privada y eso se aceptó políticamente por un gran espectro de la sociedad chilena. Se permitió que hubiese aportes de capital, inmobiliarias que aportasen los edificios y las universidades pagaran los arriendos”.
Al respecto, Andrés Fielbaum sostuvo que “en el fondo, él reconoce que el sistema universitario chileno se creó en base al lucro y que le parece bien. Hubiera sido interesante tanta sinceridad antes de ser destituido”.
Respecto de la gratuidad en educación, sobre la cual Beyer puso en duda su conveniencia, el presidente de la FECH indicó que “el ministro demuestra que sigue entendiendo que la educación puede ser un negocio. Es una postura legítima, pero que beneficia a los mismos de siempre, a los pocos dueños de la educación, al uno por ciento del país, y que perjudica a la inmensa mayoría. Lo interesante es que la gente se organizó y ya no permite que sus derechos sean concebidos como negocio”.