Al fondo del patio del Hospital San Juan de Dios existía una habitación sin más arreglos que una mesa para las disecciones y un armario para guardar los instrumentos. “Era todo el mobiliario de esa pieza que decorábamos tan pomposamente con el nombre de ‘Anfiteatro Anatómico’”, rememora el reconocido psiquiatra nacional Augusto Orrego Luco en su libro “Recuerdos de la escuela”, donde relata episodios de su estadía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Aquellos fueron los primeros establecimientos donde se llevaron a cabo las disecciones en el mundo (antes se hacían en lugares improvisados o al aire libre). Su origen data de 1594 en Padua, Italia, país donde se estrenó este tipo de salas que consistían en un anfiteatro con buena visibilidad e iluminación y con capacidad para recibir al público.
La iniciativa se expandió por el mundo y permitió que los estudiantes de medicina pudieran recibir mejores clases al respecto. Este es uno de los relatos que se podrán conocer en la exposición “Historias y enseñanzas. Anatomía en Chile” que se acaba de inaugurar en el Archivo Nacional de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, Dibam.
La muestra cuenta con piezas de fines del siglo XIX que son parte de la colección del Museo de Anatomía de nuestra casa de estudios. En ella se pueden encontrar pulmones sanos, enfermos y de perros, corazones, fetos, úteros, esqueletos, cerebros, entre otras partes del cuerpo humano.
Además cuenta con un video y paneles que ilustran la historia de la educación médica en Chile. Según la jefa de unidad de patrimonio del Ministerio de Salud, María Jesús Poch, quisieron rescatar cómo estudiaban esa carrera los jóvenes de la época:
“Esta exposición no se centra tanto en la situación de la ciudad, porque apunta a lo que ocurría dentro de la universidad, pues muy poca gente se cuestiona que estudiar medicina también involucraba estar contagiado o cerca de la peste. Entonces tratamos de contar esa parte de la historia”.
Algunas leyendas
En el período colonial la enseñanza formal de médicos no existía. Fue en el siglo XIX cuando se comienza a desarrollar esta carrera con un gran menosprecio de la población, ya que no eran considerados profesionales dignos como los abogados o teólogos; y también porque al menos la mitad del alumnado moría a causa del contagio de las enfermedades que les transmitían los pacientes.
De esos años se registraron varias historias que permitieron masificar la salud pública. De ellas cuenta el director del Museo de Anatomía de la Universidad de Chile, el médico Julio Cárdenas. “Existe una de un estudiante que lo habrían embalsamado en los años ’20 sus compañeros de curso, se llamaba la momia de Carlos Martel, esta leyenda urbana la desmitificamos ahora. También están los cuadros anatómicos de fines del siglo XIX y principios del XX, que fueron pintados por distintas personas: estudiantes, profesores y premios nacionales de artes”, dijo. Y agregó que “Esto muestra que algunos que no nos acompañan, de generaciones anteriores, están presentes unidos en esta exhibición”.
“Historias y enseñanzas. Anatomía en Chile estará abierta hasta el 16 de agosto en el Archivo Nacional de Chile, ubicado en Miraflores 50, metro Santa Lucía. La entrada es gratuita.