La reunión de los presidentes de Unasur, este viernes en Surinam, será la ocasión de condenar formalmente el proyecto de Estados Unidos de lanzar, sin mandato de la ONU, una acción punitiva contra el régimen sirio por la presunta utilización de armas químicas contra civiles, el pasado 21 de agosto.
La oposición latinoamericana a la intervención es encabezada por Argentina, que ejerce la presidencia pro témpore del Consejo de Seguridad de la ONU, Brasil y Venezuela.
El jueves, el gobierno de Cristina Kirchner consideró que no se han dado “las condiciones para una solución militar extranjera” al no estar en marcha “los mecanismos previstos por el Derecho Internacional”.
La posición argentina es que es “inexcusable” el uso de armas químicas en la guerra siria, lo que obliga a todos los países “a comprometerse para encontrar una solución”, aunque considera que ésta no pasa por “aumentar el número de muertos”.
Por su parte, Brasil también manifestó que no apoyará una acción militar “que no sea hecha al abrigo de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”, e indicó el miércoles que espera los resultados de las investigaciones de los inspectores de la ONU.
En cuanto a Venezuela, el presidente Nicolás Maduro aseveró que la intervención norteamericana se basaría en “una guerra montada en mentiras” y que provocaría “un desastre” en Medio Oriente.
“Reflexione, presidente Obama, a usted le dieron un Premio Nobel de la Paz, gáneselo, detenga la guerra (…) Usted se crecería ante los ojos de la humanidad si dice no a la guerra”, sostuvo Maduro.
En el mismo sentido, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó el viernes que espera que Unasur adopte una postura “frontal” y “sin miedo” de rechazo a un eventual ataque. Una eventualidad también denunciada por Cuba, Bolivia y El Salvador.
La nota latinoamericana discordante la ha dado Guatemala. Es el único país de la región que apoyó “plenamente” a Obama en esta decisión. La propuesta de una acción internacional militar es necesaria “dado en este caso la gravedad de los crímenes y el uso masivo de armas químicas para cometerlos”, argumentó la cancillería guatemalteca.