El programa “Legado Bicentenario” del gobierno de Sebastián Piñera consideró la edificación de infraestructura deportiva para el desarrollo de los Juegos Suramericanos de Santiago, destacando un centro acuático y un polideportivo en el Estadio Nacional, así como un velódromo en Peñalolén.
La nueva ministra del Deporte, Natalia Riffo, anticipó que solo después del 18 de marzo, con las competencias finalizadas, se evaluará todo lo relacionado con el evento. Esto, a propósito de los cuestionamientos que han surgido sobre el destino y mantención de los imponentes recintos.
Anticipándose a esas preocupaciones, la directora ejecutiva de Santiago 2014, Marcela González, junto con destacar el legado no sólo en infraestructura, sino también en cuanto a organización y recursos humanos, explica que en ningún caso se producirá un abandono, gracias a convenios con las municipalidades y federaciones.
“A raíz de muchas experiencias de otros comités organizadores nos hemos preocupado de no dejar ‘elefantes blancos’ ni infraestructura que no se utilice. Por ejemplo, todo lo que se construyó en el Parque Deportivo de Peñalolén corresponde a una administración completamente del Estado, con convenios de uso con el municipio, porque la idea es que la comunidad tenga acceso, y también con las federaciones, porque son recintos con categoría internacional para el desarrollo del alto rendimiento”, afirma la autoridad.
Precisamente el caso del nuevo Velódromo del Parque Deportivo de Peñalolén, que consta de una superficie de 9 mil 700 metros cuadrados construidos, con una inversión cercana a los 18 millones de dólares, es una de las preocupaciones de los ciclistas.
El seleccionado nacional Luis Sepúlveda, al igual que muchos otros deportistas de esa disciplina, vive fuera de Santiago. Y si bien valora la construcción del nuevo recinto de categoría mundial, son muchos los gastos para entrenar en sus instalaciones.
Además, el deportista propone compartirlo con otras actividades deportivas para justificar la inversión, por lo que debería existir una comisión que se encargue de administrarlo y la disposición del Gobierno a organizar eventos locales e internacionales.
“En invierno todos tendrán que viajar a Santiago a entrenar y competir, lo que obviamente que resulta muy caro. Tendrán que encontrar una fórmula para que el velódromo funcione bien y no sea un gasto para los equipos, donde siempre es difícil conseguir recursos, porque no puede ser sólo para la gente de Santiago”, anticipa Sepúlveda.
Desde los directivos, el gerente general de la Federación Chilena de Esgrima, Álvaro Soto, asegura que este tipo de inversiones se transforma en un patrimonio que implica un efecto positivo generalizado, y, en su caso, equipamiento de muy buena calidad que quedará gracias a los juegos.
Sin embargo, explica que la necesidad siempre está, especialmente cuando se trata de recursos económicos que permitan generar cambios importantes en el deporte chileno.
Para Soto se trata del eterno problema que se presenta cada vez que se construye este tipo de infraestructura, donde, asevera, “quedarán algunos ‘elefantes blancos’. Estatizarlos y que el Estado se encargue de ellos es muy difícil y tampoco es bueno. Y entregárselos a las Federaciones para que los administren es un pésimo negocio, pues la Federaciones tenemos muy poca capacidad de gestión financiera para captar recursos”.
Por ello propone una modalidad mixta de financiamiento, donde la administración de los grandes recintos se licite a empresas privadas, mientras que la promoción del deporte se genere a través de los municipios.
Una de las destacadas deportistas chilenas es la maratonista Erika Olivera. Satisfecha con la nueva infraestructura, que según ella debe aprovecharse tanto para el alto rendimiento como para los ciudadanos en general, manifiesta que los recintos deben administrarse de manera compartida, ya sea a través de municipios, en beneficio de la comunidad, o del Estado, como el Ministerio del Deporte y el IND, cuando se trate de deportistas de alto rendimiento.
¿Qué ocurrirá con la mantención de estos nuevos recintos? Es la preocupación de la maratonista, a propósito de aquellos lugares a los que muchas veces los deportistas no tienen acceso.
“Después hay que mantenerlos y eso también es una gran inversión. Ojalá todo eso esté considerado y sean recintos que se puedan utilizar y no que el día de mañana lleguen los deportistas y no se puede entrenar en los lugares porque simplemente están cerrados, como ocurre con el coliseo central, donde muchas veces uno necesita entrenar y no se puede porque la pista está cerrada para cuidar la cancha de pasto. De repente tenemos infraestructura o materiales que están en buenas condiciones y las tenemos guardadas esperando que se deterioren sin darles un uso”, denuncia Erika Olivera.
Respecto del contexto internacional, Miguel Cornejo, presidente de la Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del Deporte, no duda en afirmar que el nivel de Chile es precario, por lo que se deberían realizar menos proyectos, pero más útiles, es decir, aquellos que realmente se necesiten.
En cuanto a la infraestructura de los Juegos Suramericanos, no olvida la experiencia de otros países, donde luego de organizar grandes eventos deportivos, como Juegos Olímpicos, finalmente las instalaciones deportivas, en muchos casos, son abandonadas.
“Si bien es cierto se invirtió mucho en Santiago, en provincia el deporte es muy precario, donde no existe infraestructura ni políticas adecuadas. Si nosotros no hemos resuelto los problemas básicos del deporte, participar en una empresa de este tipo no es menor, considerando que la organización deportiva en Chile también es precaria”, acusa el experto.
El propio Cornejo detalla que encabezará un estudio para evaluar el impacto de los Juegos Suramericanos en Santiago y su legado a nivel nacional.
Esto, en paralelo al deseo de deportistas, dirigentes y autoridades de que efectivamente la nueva infraestructura sea aprovechada, no sólo por la alta competencia, sino especialmente por todos aquellos que se inician en esta actividad. En definitiva, desarrollar una real cultura deportiva nacional.