“Un gallo es viejo a la edad de tres años, un perro a la edad de tres gallos, un caballo a la edad de tres perros y un hombre a la edad de tres caballos (…) ¿Cuántos años tendrá usted cuando se acabe el mundo?
La pregunta la hace un abuelo a su nieto mientras arreglan el techo de la casa en la que viven en Temuco. La interrogante hace calcular al niño de 9 años mientras avanza el ‘83 en medio de manifestaciones en contra de la dictadura y la preparación de las religiones para recibir el 2000, el supuesto fin del mundo.
“La edad del perro” es el nombre de la primera novela que publica el reconocido poeta nacional, Leonardo Sanhueza. “Uno escribe lo que tiene a mano, las historias que sabe y puede contar. Ésta me venía dando vuelta hace mucho tiempo, y fue la que primero terminé”, responde sobre el giro literario que dio.
De corte biográfico, el libro relata la historia “de una familia sin apellido” en la voz de un niño de región que crece en un país militarizado, donde la violencia y la entrada de nuevas creencias van ocupando la vida de sus pobladores.
“Me interesaba tratar una historia desde abajo, como por ejemplo darle validez a un niño, que mayoritariamente son sujetos marginales dentro de lo oficial”, destaca el autor en conversación con Radio Universidad de Chile.
El texto tiene como telón de fondo el frío y lluvioso clima del sur del país, con los respectivos personajes que dan vida a una población. Acá se puede encontrar al enigmático Farolito, hombre que deambula por las calles fumando las colillas de cigarro que encuentra en las aceras; el militarizado inspector del colegio; la tía del MIR y sus amigos presos o clandestinos; el pastor de la iglesia pentecostal y la abuela creyente; el abuelo ateo y duro; el descontextualizado abuelo paterno seguidor de Ibáñez del Campo; la madre cesante a pesar de ser profesora rural; el padre semiausente, entre otros.
Todas sus vidas están cruzadas por los acontecimientos que se vivieron desde el golpe de Estado de 1973. “Las historias de la dictadura y las ficciones que han surgido con este tema, en general tienen que ver con las elites, ya sea con las elite de izquierda o de derecha, los que siempre son protagonistas de hechos sensacionales. En cambio se ha dejado afuera a la gran masa de la población, y eso es lo que a mí me interesa contar”, afirma.
“La intención es narrarla desde una perspectiva mucho más desapegada, familias donde no está claro quiénes son de derecha, quienes de izquierda, quienes son las víctimas y quienes los victimarios”, dice Sanhueza, quien agrega que en regiones también se padeció la situación del país: “A veces se cree que sólo en Santiago hubo dictadura, pero no es así”.
Infancia fracturada
Participó de las actividades que realizaba el templo al que asistía la abuela, consiguió un poster de Pinochet para cambiar el que su abuelo, ex policía, tenía en la habitación, quiso conocer el mundo revolucionario en el que participaba su tía Elisa.
Sin embargo, el cambio en la vida de este joven se dio cuando encontró una maleta con libros Quimantú en la bodega de su hogar. Eran de su padre, ese buen hombre que trabajaba como mecánico aeronáutico de la Fach que tenía como único y gran defecto ser alcohólico, según relata el libro.
“Está esa idea del padre ausente- presente como obsesión y que deja una herencia que significa mucho en su contenido.Pero a la vez muy triste, porque cuando llega a sus manos (la maleta) llega totalmente destruida, es como lo que pasó a mi generación, queríamos recibir un país que fuera una promesa, pero lo que recibimos fue algo que ya no existía”.
“Mi generación fue la de la decepción, porque la mayoría de los que crecimos en la dictadura, crecimos bajo la épica que cuando se terminara llegaríamos a una nueva república, una refundación, algo nuevo, y eso no ocurrió; por el contrario, fue una profundización de las desigualdades. Al fin y al cabo fue el sueño de la infancia lo que se fracturó”, añade.
Fin del mundo, comienzo de otro
De profesión geólogo, Sanhueza se interesó por la literatura cuando ya había ingresado a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile.
Su obra lo ha hecho merecedor de importantes reconocimientos, como el galardón Internacional de Poesía Rafael Alberti, Poesía Joven de la Universidad de Valparaíso, y el Premio Pablo Neruda, entre muchos otros.
Dejó de ejercer su carrera el 2000, el mismo año en el que su abuela aseguraba se acabaría el mundo con un apocalipsis que conllevaría a una lluvia de estrellas. Sin embargo, para Leonardo Sanhueza comenzó otro, uno que le permite contar historias “a través de pequeñas huellas”, al igual que la geología.
“La edad del perro” fue editado por Penguin Random House. 204 páginas.