Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Educación, selección y (no)mercado


Domingo 8 de junio 2014 18:40 hrs.


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Señor Director:

Frecuentemente, se alude que la educación escolar básica y media se encuentra bajo la lógica del mercado, principalmente, en virtud de su exagerado costo, donde sólo los que ostentan poder adquisitivo, es decir, tienen el capital necesario, pueden comprar aquel bien tan preciado (y menospreciado, desde el momento que algunos establecimiento no entregan educación de calidad) como lo es la educación. Sin embargo, antes de concluir apresuradamente que existe un mercado de la educación, debemos observar si se cumplen las reglas básicas de cualquier modelo mercantil, esto es, un consumidor libre para adquirir bienes y servicios (sabido es que la libertad, en lo que al mercado se refiere, exige, primeramente, el dinero. Pero ello es una discusión filosófica que escapa de la opinión puntal que queremos expresar por lo que hablaremos de libertad en su sentido natural y obvio) y un prestador de bienes y servicios que, en ningún caso, puede discriminar.

Ahora bien, creemos que en virtud de la selección, la educación escolar básica y media no puede subsumirse a la lógica del mercado: los padres (consumidores) no eligen dónde matricular a sus hijos; son los colegios (proveedores) quienes determinan los niños y adolescentes que pueden ingresar a sus aulas. Ello excluye la lógica mercantil toda vez que el consumidor, como mencionamos en el párrafo anterior, siempre elige dónde adquirir bienes y servicios y nunca puede ser discriminado. Así pues, la educación, en los niveles analizados, no se ajusta estrictamente a una lógica mercantil: se trata de una neoconcepción.

Sin duda, la creación exhibida es una consecuencia del sistema económico impuesto en dictadura. Desde entonces, se ha permitido a los privados hacer y deshacer —en el mercado— con absoluta libertad, aun cuando su actuación afecte derechos como la educación y éstos se sometan a reglas que no pertenecen al mercado. Lo peor, es que los vicios del sistema se han naturalizado en nuestro pensamiento colectivo, al punto de existir quienes defienden férreamente y sin fundamento el statu quo. No se trata —como muchos han querido advertir— de ideas izquierdistas  (y quien continúe sosteniendo tal postura, denota un extremo desconocimiento sobre comunismo y/o socialismo), sino de reconocer y garantizar derechos sociales a todas las personas, sin discriminación, excluyendo cualquier consideración al capital.

Jacob Ernesto Guajardo Gutiérrez.

 

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