El viernes, en el contexto de un nuevo Consejo de Gabinete en La Moneda, la Presidenta Michelle Bachelet analizó la situación de las reformas que pretende concretar el Gobierno.
“Buscamos transformar el sistema de educación, cambiar el régimen tributario y esperamos avanzar en una nueva Constitución. Al menos, redactar una nueva Constitución e iniciar su discusión”, afirmó la Mandataria.
Sin duda que esto último se aleja de lo que ella misma anunciara durante su discurso del 21 de mayo en el Congreso Nacional. “Llevaremos a cabo una profunda reforma educacional, que será financiada por una reforma tributaria, las que unidas a una nueva Constitución, completan las tres grandes transformaciones que llevaremos a cabo en este periodo”, proclamó en ese momento.
Y es que originalmente el Ejecutivo contemplaba iniciar el debate sobre una nueva Carta Fundamental durante el segundo semestre de este año, lo que consideraba el envío de un proyecto al Legislativo. Sin embargo, el discurso ha ido cambiando constantemente. En La Moneda comenzaron a hablar de nuevos plazos: año 2015.
Pero la complejidad no solo se ha dado en cuanto a la definición de los plazos para el debate, dentro y fuera del Congreso. También en cuanto a los mecanismos que permitirían llevar a cabo la anunciada reforma.
En ese escenario tan cambiante, ha surgido con fuerza e insistencia la figura de la Asamblea Constituyente. Esto, tanto a nivel ciudadano como también entre los propios legisladores.
Así se ha podido constatar entre los integrantes de la Bancada Transversal de Parlamentarios que aboga por esta iniciativa. Uno de ellos, el independiente Vlado Mirosevic, insiste en la alternativa de presentar un proyecto de ley a la Presidenta. ¿El objetivo? Dotarla de la facultad para convocar a una consulta o plebiscito vinculante.
“Espero que la Presidenta no deseche la idea de Asamblea Constituyente. De todas maneras yo creo que si ella opta por el camino de una nueva Constitución hecha en el Congreso, que no es mi camino, aun así yo esperaría que fuera completamente una Nueva Constitución y no una versión o un cambio de lo que ya tenemos”, plantea el parlamentario.
Asimismo, reconoce que “obviamente pasar por el Congreso tiene sus complicaciones. Si bien los parlamentarios fuimos electos por la ciudadanía, no fuimos necesariamente electos para hacer una nueva Constitución. Creo que ese mandato tiene que ser aún más preciso. Y el plebiscito es un mecanismo para poder resolver eso”.
Una Asamblea Constituyente que se pronuncie sobre una nueva Constitución. Una afirmación que no cae muy bien en todos los sectores de la Nueva Mayoría.
De hecho, desde el propio conglomerado oficialista han surgido voces que apuntan a que la vía que corresponde es la institucional. Es decir, el Congreso. Así lo ha planteado el presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade. ¿Las consecuencias? Diversos reparos y duras críticas desde el bloque gobernante.
Como integrante de este conglomerado, pero también de la Bancada Transversal por la Asamblea Constituyente, la diputada PPD Cristina Girardi recuerda que Michelle Bachelet nunca planteó esta instancia como alternativa única, sino que como una más entre diversas modalidades.
Sin embargo, no duda en inclinarse precisamente por ésta. “El peso que tiene una Constitución elaborada con Asamblea Constituyente versus una Constitución que surge solamente de diputados y senadores es distinta”, explica la parlamentaria.
En ese sentido, apunta a que “hay experiencias que se han hecho en Latinoamérica y que han sido sumamente exitosas y que creo que nosotros debiéramos mirar, como la Constitución que hoy tiene Ecuador, donde realmente está representada la voz de la ciudadanía”.
Dado el interés que existe, dentro de los próximos 15 días la Bancada entregaría una propuesta concreta a la ministra Secretaria General de la Presidencia, Ximena Rincón. A partir de ese documento, aseguran que se iniciará un interesante debate.
Pero no son pocos los que ven con temor la posibilidad de que el nuevo texto constitucional surja desde los asesores del segundo piso de La Moneda, y no desde, para y por la ciudadanía.
Es el caso del diputado de Renovación Nacional Gaspar Rivas, único opositor que participa de esta Bancada de parlamentarios. Junto con afirmar que sería un escenario absolutamente antidemocrático, asegura que además es incompatible con una instancia como la que proponen.
“Si yo tuviera el poder de hacerlo, por mí y ante mí, me nombro como legislador de Chile, redacto una Constitución y se la impongo a los chilenos. ¿Se puede hacer? Claro que se puede hacer. Si uno tiene el poder suficiente para imponerla a la fuerza, como lo hizo el señor Pinochet, se puede hacer”, ironiza respecto de los deseos de algunos.
Por ello, es categórico cuando afirma que “si el Ejecutivo realmente quisiera hacer una Asamblea Constituyente ya se habría decidido. Lo otro es, como se desprende de las palabras de la Presidenta, redactar una nueva Constitución completa entre cuatro paredes, y no modificar ni reformar la existente”.
Para que una nueva Constitución esté dotada de legitimidad, es necesario que estén presentes todas las sensibilidades de la sociedad. Los planteamientos de Rivas representan claramente la intención de este grupo parlamentario.
Sin embargo, algunos comienzan a alinearse con el Gobierno. “Hay quienes creemos que aquí tiene que haber Asamblea Constituyente, por lo que no nos parece inadecuada la fórmula de iniciar el debate y esperar hasta 2018, cuando tengamos mayoría parlamentaria para aquello”. Las palabras del presidente del MAS, senador Alejandro Navarro, deslizan una suerte de retirada de varios legisladores.
Esto, a propósito de los 21 votos con los que contaría el oficialismo, versus los 25 que se requieren para una Reforma Constitucional. A los que incluso habría que restarle otros tantos del propio bloque gobernante.
Y mientras los integrantes de la Bancada Transversal almorzarán juntos este miércoles en el Senado para avanzar en las propuestas, la búsqueda de acuerdos y consensos pareciera ser la hoja de ruta del Gobierno. A pesar de que la propia Mandataria asegure que “sabemos, al mismo tiempo, que los chilenos y chilenas no quieren seguir esperando”.