Este martes se lanzó la campaña #AMezclarse, iniciativa impulsada por Fundación 2020 que busca relevar la importancia de valorar la diversidad y dar pasos decididos en favor de la inclusión de todos los niños y niñas en las salas de clases.
En conversación con Radio Universidad de Chile, Matías Reeves, representante de la iniciativa dijo la campaña educativa no es una Reforma Educacional, sino que es una reforma al alma de Chile mediante el ataque directo a los principios que rigen nuestro país, tales como la desconfianza, la segregación y para esto propone perder el miedo a mezclarse, el miedo a la diversidad entre las personas.
Hay una idea que causa cierta inquietud. La idea que una manera de proteger a los hijos es dejándolos al margen de la exposición a la diferencia, donde por ejemplo, algunos apoderados se organizan y plantean la idea que es mejor que los niños sigan estando con niños y niñas que sean parecidos a ellos. ¿Cómo se desarma este sentido común que es tan profundo?
Nosotros decimos que es una reforma al alma, a sus principios, a sus valores, ya que hoy estamos dispuestos a pagar por alejarnos. En ese contexto algunos están dispuestos a pagar el máximo que pueden. Hallamos el 7% de los colegios particulares pagados que están en el mismo grupo, que es estoy dispuesto a pagar 500 mil pesos, 300 mil pesos, 100 mil pesos, 80 mil pesos, que es el copago, y hasta los 10 mil pesos de copago. De esta manera, las personas están dispuestas a pagar la máxima capacidad de pago que tienen -por qué- para alejarme del otro.
¿Qué tipo de sociedad reproduce aquella que se está organizando de esta manera segregada desde las salas de clases?
Hoy es la sociedad de la desconfianza, la sociedad de la competencia y no de la colaboración, es la sociedad en la que los vecinos no se conocen y se conocen solo para el terremoto, cuando salimos todos a las calles asustados buscando una mirada cómplice y recién empezamos a conocer a los vecinos de nuestro barrio, muchas veces.
Las consecuencias de esa manera de vivir en sociedad son el individualismo, el miedo al otro, andar asustados, vivir enrejados, que los colegios tengan alambres de púas. Eso no puede ser, es una cárcel.
En la actualidad vivimos con un gran temor a lo diferente. Lo que pasó en Antofagasta es una vergüenza, cuando hace un tiempo atrás se organizó un grupo de chilenos para echar a los colombianos residentes en esa región del país.
El tema de la migración está llegando cada vez más y en los sectores más vulnerables en varias de las comunas en las que estamos trabajando, por ejemplo, la mitad de los niños son migrantes. De Haití, República Dominicana, Colombia, Perú. Lo que es muy bueno, incluso hay un colegio que es emblemático, donde se canta el Himno Nacional de Chile y el Himno Nacional de Perú porque la mitad de los niños son peruanos.
Ahora qué está haciendo la gente. Algunos están pagando para separarse de los migrantes. Estamos llegando a una segregación que hasta ahora ha sido socio económica o la capacidad de pago, pero dado que Chile ha estado abierto al mundo hace muchos años y está llegando mucha gente de otros países. Ni hablar de los temas de siempre, como la exclusión de los discapacitados, la exclusión de las etnias. Nosotros queremos poner esos temas sobre la mesa con esta campaña. En la campaña que iniciamos este martes tenemos un manifiesto al que invitamos a la gente a adherir y más allá de eso en el día a día, donde cada uno desde sus propias actividades podamos vivir y disfrutar de la diversidad.
A nivel de cifras, ¿qué números nos podrían ayudar a comprender las características del caso chileno en nuestro sistema educativo, en comparación de lo que ocurre en otras partes del mundo?
Es un muy buen punto, porque siempre nos estamos mirando a nosotros mismos, es decir, cuando decimos en Chile nos pasa esto en un ámbito determinado y en otro cualquiera. Sin embargo, esta tragedia está ocurriendo en todo el mundo con el tema de la estandarización de la educación, la desconfianza en los profesores. Por ejemplo, tuve la oportunidad de estar presente en el lanzamiento de un gran plan de educación en Colombia hace dos semanas, y se podía escuchar decir.
El tema es tan característico y yo les decía lo que a ustedes les ocurre, nos pasa a nosotros también.
Lo que pasa es que con cifras Chile termina siendo en un índice que se desarrolla a partir de los datos de la Prueba PISA, termina como el país más segregado en su sistema educacional. A esto hay que agregarle la política territorial y habitacional, que ha hecho que territorialmente nos hayamos estado alejando. Si se agrega el sistema educativo en el cual tenemos el copago con el que la gente puede agregar recursos y segmentarse. El sistema educativo lo que hace hoy es profundizar la segregación territorial, no se le puede pedir que la termine, pero sí se le puede pedir que no la profundice.
Lo que pasa en Chile respecto de desigualdad, concentración de la riqueza y empezar a alejarse de los otros, es una realidad que sucede en muchas partes del mundo.
Respecto de las Prueba Pisa que la rinden los jóvenes de 15 años a nivel internacional que la aplica la OCDE, donde los países pagan para poder medirse y está bien medirse -es bueno que Chile invierta en eso para saber cómo vamos- el problema de eso no es la medición -es el mismo caso que ocurre con la Prueba Simce- sino que se hace con ese instrumento. Lo que se ha hecho es que se hacen ranking, donde aparecen en los primeros lugares: Finlandia, Shanghái, Singapur, Corea del Sur. Cuando pasamos de la media del ranking hacia abajo aparece Chile en los primeros lugares en el Test de Pisa y luego el resto de los países de Latinoamérica. Efectivamente Chile ha estado avanzando en esos indicadores en los últimos años, pero nos hemos estancado en las últimas mediciones. Chile dice que en comparación con los países vecinos está mejor. Al compararnos con Brasil, México y otros países latinoamericanos estamos mejor, y después al hacer un paralelo con Corea del Sur, Shanghái, que es un caso que ahora se está cuestionando por el nivel de estrés, el individualismo, todo está en tela de juicio.
Ese uso de la comparación que nos lleva a la competencia y no a la colaboración lo llevamos a nivel internacional, pudiendo hacer la misma comparación con lo que es el Simce en Chile. El caso del Semáforo del ex ministro Joaquín Lavín en que catalogaba con rojo a los que tenían 200 puntos en el Simce sin considerar por ejemplo, la autoestima de los profesores. Esa política de comparación y de pensar que efectivamente que si colocó más información los actores racionales van a tomar mejores decisiones, es una ilusión. Poner herramientas de mercado dentro del sistema educativo es una locura, esa sí es la distinción que tiene Chile.
Dentro de la Campaña #Amezclarse está la idea de que la educación no son solo conocimientos, sino también la experiencia educativa. Tu decías que es bueno que haya colegios a los que asistan niños migrantes ¿Qué riqueza se pierde el apoderado que escoge pagar para que su hijo esté con gente más parecida a si mismo?
Se pierde el crecimiento personal, no hay que olvidar que somos personas, que estamos formando emociones, que estamos formando conocimiento, que estamos formando habilidades. Hasta ahora la discusión ha estado concentrada, incluso en la reforma educacional, parece que está concentrada exclusivamente en el conocimiento, porque está como este vicio del Simce, de los ranking, de la comparación. Nunca nos preocupamos de las emociones de los niños, de las individualidades.
Un caso, cuando fui parte de una exposición en un Liceo Técnico Profesional de Santiago, donde estamos los adultos en el seminario adelante hablando de estos temas, los jóvenes están escuchando, algunos con el gorro bien abajo, con los audífonos, estaban como en otra sintonía. Yo pensé esto no puede seguir y le hago una pregunta a los jóvenes. Por qué ustedes están en el colegio o por qué sus compañeros se fueron, porque el tema de la caída de la matrícula en la educación pública es muy alto. Hoy es el 36% de la matrícula del país, viene cayendo en los últimos 20 años y respondieron. Yo estoy acá porque valoró a mis profesores, porque hay cambios en infraestructura, valoraban su comunidad, en ningún momento decían otro tipo de razones. Lo que se está perdiendo es compartir, vivir en comunidad, es amarse. Nos tenemos susto.
En el mundo educativo el tema de la desconfianza está presente, a los profesores se les entrega un currículo rígido y el profesor tiene que pasar muchas horas de clase, donde tiene horas lectivas en su gran totalidad dentro de las aulas y muy poco tiempo para preparar las clases y otros inconvenientes. La señal sería entonces. Usted no puede hacer mucho más allá de lo que yo le estoy diciendo. Eso es desconfianza plena, no se confía en los profesores y en consecuencia no puede dar la individualidad necesaria a cada niño, niña y joven.
Finalmente Matías Reeves reiteró la invitación a inscribirse en el manifiesto que está disponible en el sitio web www.amezclarse.cl