En entrevista con el director de Radio Universidad de Chile, Juan Pablo Cárdenas, el ex rector de la Casa de Bello, Luis Riveros Cornejo, comentó el acontecer político y social chileno, como también tuvo palabras sobre la integración regional.
Riveros, maestro de la masonería, fue llamado por el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, para presidir la comisión de estudios atingentes a la instalación de una nueva universidad en la región del Libertador Bernardo O’Higgins, proyecto que ya se encontraría en camino para ser revisado por la presidenta Michelle Bachelet.
A pesar de que el informe del ex rector contempla la creación de una universidad con varios campus, centrada en áreas estratégicas de la zona y con profesores residentes, la iniciativa parece estar lejana a lo que la Reforma Educacional plantea. Ya que según Riveros, quién también es economista, el proyecto del Gobierno es financiero y de gestión, más que educativo.
“Una reforma educacional, tiene que ver con formación de profesores, contenidos de la educación y con la gestión de las unidades educativas de los colegios y eso no lo estamos ni siquiera discutiendo. No se ha mencionado, no se ha dicho ni una palabra respecto a por qué no estamos poniendo, más recursos en la educación municipal, que es el grave problema que tenemos como país. Es una vergüenza”, enfatizó.
Para el economista, hasta ahora, la única que sale ganando con la reforma, es la educación privada, ya que allí llegarán los estudiantes de la alicaída educación particular subvencionada.
¿Hemos perdido el rumbo?
La educación particular subvencionada, nunca se debió fortalecer, y se le alimento con dineros del Estado. La educación pública sale perdiendo, el país sale perdiendo, pero además en el corto plazo pasa una cosa insólita, se reemplaza el copago por recursos del Estado o sea el Estado le incrementa el subsidio a la educación privada, en el contexto de una reforma donde la educación municipal sigue dando vote.
Cuando escucho las afirmaciones que emanan de la comisión de la Cámara yo creo que no hay profundidad para ver el problema desde arriba, en circunstancias de que el Gobierno nos prometió hacer un cambio importante en calidad y equidad.
¿Son suficientes los recursos?
Yo he sostenido con números, que si en realidad queremos hacer una gran reforma en la educación media, básica, preescolar y además reforzar el aporte fiscal directo a las universidades estatales los recursos no son suficientes.
También se prometió otra cosa, que en mi opinión es bastante poco viable: “educación gratuita universal”, así se dijo para la educación universitaria, y eso solamente, cuesta algo más de dos puntos del PIB.
Además, subsidiar a las familias más acomodadas con educación gratuita no me parece lo más adecuado. No estamos en un escenario donde se diga que las familias más ricas están pagando impuestos como en Europa, donde se paga un 50 por ciento en promedio de la base tributaria, mientras que aquí estamos en 20 y vamos a quedar en un 21 por ciento.
No se ha hecho nada respecto a la formación de los profesores ¿Qué reforma podrá haber con esta situación, donde los profesores no están capacitados para cumplir bien con su tarea, ni tienen los incentivos económicos para hacerlo?
Aquí no vemos que haya una revolución en materia educacional, llevamos muchos años de transición democrática y no abordamos este tema, para reparar todo aquello que se hizo en la época del 80. Estamos provocando nuevamente un tremendo desencanto, que se notará a largo plazo, no mañana. Entonces es más grave todavía…
Anarquismo y violencia
El ex rector explicó que las manifestaciones de violencia que se han vivido en el país no tienen que ver con una ideología “anarquista” en sí misma, sino a la poca capacidad de respuesta de la clase política para detener el desencanto social. Un tema que influye fuerte en el actuar, sobretodo de los más jóvenes.
¿Se puede asociar el anarquismo con el violentismo?
La gente, muchas veces manifiesta de manera violenta sus sentimientos, sin haber pensado nunca en ser anarquista, entonces esta conexión simplista de que “el anarquismo es violentismo” o “todos los anarquistas son violentistas” me parece incorrecta. Yo creo que existe un inconformismo, un sentimiento de desaliento, de falta de oportunidades.
Nuestra juventud sufre frustraciones tremendas. Es un anarquismo que representa una objeción a nuestra estructura política a nuestro modus operandi a la esencia del Estado. Si a eso se le suma la forma en la que estamos haciendo las cosas, ahí tenemos un violentismo, que no solamente es anarquista.
¿Existe un anarquismo ideológico?
Eso naturalmente ha existido y se ha fortalecido en la misma medida de que la política se ha ido debilitando, de ahí de porque estos movimientos más anti sistémicos dominan las universidades, porque hay inconformismo y por lo tanto este anarquismo no es la enfermedad sino el síntoma de una enfermedad, que es nuestra política débil e inconsecuente con su responsabilidad.
¿Y la violencia?
Es cuando a esto se le suma la segregación, que en el fondo resulta de la desesperación de grupos jóvenes, sobre todo los que encuentran que esta es una sociedad en la que si uno no está metido en las “redes”, no tienen ninguna oportunidad. Esos son los que están dispuestos a poner alguna bomba o están dispuestos a echar abajo lo que venga, porque hay un sentimiento de rabia y frustración.
No es por una maldad explícita, sino que es porque ellos sienten que esa es la manera de hacer presente su frustración, su rabia, este sentimiento de vivir en un Apartheid, muchos jóvenes viven en situaciones de pobreza, desmedradas y sin oportunidades. Estudiaron en una universidad y nunca van a tener empleo en lo que estudiaron.
Nosotros vivimos en estas situaciones de anarquismo hace un siglo atrás, entre 1910 y 1920, en gran medida el nacimiento de la Fech se debió a este sentimiento de insatisfacción que prevalecía en el país.
Pero se diluyó, porque hubo la capacidad de encausar estos sentimientos inconformistas en la política, y eso en gran medida tuvo que ver con la Alianza Liberal, con Arturo Alessandri, con la reforma a la Constitución, con la creación del Código del Trabajo, cosas que se enfrentaron, que estaban pendientes. Creo que esa es una gran lección de nuestra historia para los días de hoy.
¿Cómo atacar esta enfermedad, cuál es la solución para enfrentar, estos problemas? ¿Con firmeza desde el Estado, o más bien tendiendo a corregir este desencanto juvenil?
Los jóvenes desalentados no son de izquierda ni de derecha, están en contra de todo y eso favorece a las posiciones de algunos. Muy pocos jóvenes que se sienten animados a militar en algún partido político producto del desvanecimiento de la inspiración que producían los principios que emanaban de las tiendas y de la misma acción pública de los líderes de antaño.
Esto no se corrige con más policías y más represión, si bien el Estado debe tener sus métodos y sus mecanismos, lo que hay que corregir son los males de fondo. Es ahí donde está la gran debilidad de nuestros políticos, cuyos diagnósticos son ineficaces, por lo tanto creo que hay que recuperar esa parte.
Hoy uno escucha a los políticos con frases sueltas, diagnósticos superficiales, cuestiones “para el bronce” y que en definitiva no ataca los problemas de fondo y tampoco son consecuentes, porque en la misma tarde reciben el cheque con el cual financian sus propias actividades políticas, privadamente, a mí me parece que si no corregimos eso estamos entregando el país a un desorden.
Triángulo de la paz
Entre otros temas, Juan Pablo Cárdenas y Luis Riveros, conversaron sobre el conflicto que atraviesa a Chile y Perú, por la disputa del triángulo terrestre en la frontera con el país vecino. Donde el rector, en su papel de integrante de la masonería, comentó la iniciativa a sus pares peruanos, de propone hacer de ese espacio de territorio un área de paz y binacional.
“Hay gente que en el ministerio de Relaciones Exteriores recoge esto con mucho interés. Espero que desde el Perú se acoja también, porque es una salida muy civilizada, muy inteligente. Se lo hemos propuesto a la masonería peruana, espero que puedan difundirla por allá”, explicó.
Para el ex rector, la discusión es absurda, cuya única utilidad sería “dar ínfulas a algunos políticos que hacen de esto una lucha por la nacionalidad y el territorio”. Una pelea de vecindario.
Según Riveros una visión de estadista debería llamar a esto una señal de encuentro, de internacionalización, que sea una muestra concreta de verdadera integración.