Chile en un entorno de debilidad económica mundial

Chile parece mantener una estructura económica y financiera sustentable, aun cuando tanto el Banco Central como el FMI hayan manifestado preocupación por el aumento de la deuda de las empresas en Chile. En efecto, el débito de las firmas no financieras llegó a 94,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre de 2014, 16 por ciento más que en 2010 y 1,7 por ciento más que en el último trimestre de 2013.

Chile parece mantener una estructura económica y financiera sustentable, aun cuando tanto el Banco Central como el FMI hayan manifestado preocupación por el aumento de la deuda de las empresas en Chile. En efecto, el débito de las firmas no financieras llegó a 94,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre de 2014, 16 por ciento más que en 2010 y 1,7 por ciento más que en el último trimestre de 2013.

Chile pasó el examen sobre el estado de su economía en la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI), realizada hasta este domingo en Washington, lugar donde, en general, se ratificó la buena percepción que, desde el exterior, se tiene sobre las políticas que se realizan en Chile, así como las perspectivas de crecimiento del PIB en torno al 2,8 por ciento y 3 por ciento estimados por analistas y autoridades nacionales.

Lo que no pasó es la preocupación sobre la debilidad de la economía global tras seis años de lidiar con la crisis financiera iniciada en 2008. En efecto, ministros de Finanzas de todo el mundo, economistas y directivos del FMI, Banco Mundial (BM), Central Europeo (BCE) e Interamericano de Desarrollo (BID), coincidieron en que las previsiones para este y el próximo año no son halagüeñas y, por el contrario, la desaceleración de China, eventual cesación de pagos de Grecia, burbujas financieras e inmobiliaria y el conflicto ruso-ucraniano, entre otros, ponen en riesgo los “brotes verdes” de la recuperación de la economía de EE.UU., como de la baja de los precios del petróleo.

En efecto, las cifras analizadas muestran que el crecimiento económico global se encuentra alrededor del promedio de las últimas tres décadas (3,5 por ciento), guarismo insuficiente para reducir los altos niveles de desempleo (sobre 9 por ciento) en muchos países y, por cierto, para pagar sus cuantiosas deudas públicas.

Varios directivos del FMI coinciden en que las autoridades políticas se muestran incapaces para materializar las reformas que requieren diversos países con el propósito de dinamizar el crecimiento, hecho que pone en peligro la débil recuperación encabezada por EE.UU., y entre los emergentes, India. Tales indecisiones no solo mantienen bajo el ritmo de crecimiento, sino que amenazan con empujar a la recesión a varias naciones emergentes. Esto, dice el FMI, frena a los inversionistas y desvía recursos hacia EE.UU., a la espera de un alza de las tasas por parte de la Fed. Dicha tendencia fortalece aun más al dólar, que presiona la inflación en los países con monedas debilitadas y los obliga a alzar sus propias tasas, haciendo caer aún más su actividad.

De allí que el FMI haya señalado expresamente que, no obstante que el descenso de los precios del crudo podría generar un crecimiento más fuerte que lo previsto, no se debe descartar la probabilidad de una recesión global, perspectiva que ha aumentado en los últimos seis meses tras el desate de políticas monetarias divergentes que han avivado la volatilidad de las monedas en todo el mundo y amenazan con una “guerra de divisas” que agregaría mayor incertidumbre a la economía mundial.

En dicho marco, Chile parece mantener una estructura económica y financiera sustentable, aun cuando tanto el Banco Central como el FMI hayan manifestado preocupación por el aumento de la deuda de las empresas en Chile. En efecto, el débito de las firmas no financieras llegó a 94,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre de 2014, 16 por ciento más que en 2010 y 1,7 por ciento más que en el último trimestre de 2013. Pero este mayor endeudamiento se explica “principalmente por el mayor valor del tipo de cambio y su impacto en los pasivos denominados en dólares”.

Del 94,1 por ciento de la deuda de empresas no financieras, 38,3 por ciento corresponde a emisiones en el exterior, 38,8 por ciento a préstamos internos de bancos y cooperativas, 12,9 por ciento a bonos emitidos en Chile y 4,1 por ciento de préstamos internos de otros intermediarios. La tasa de ahorro de la economía, en tanto, se redujo hasta 20 por ciento del PIB, 0,4 puntos por debajo de lo alcanzado al cierre del 2013, mientras la tasa de inversión bruta alcanzó 23,1 por ciento del PIB.

Si se considera que el crecimiento potencial es el resultado del comportamiento de la cantidad y calidad de disponibilidad de mano de obra, de capital y conocimiento de una economía, las señales observadas por la chilena parecen mostrar un punto de inflexión que exige mejorar la capacitación, innovación e investigación tecnológica, así como revitalizar la inversión y el ahorro, tareas en las que, según el Ministro Arenas, el Gobierno se encuentra empeñado y respecto de las cuales realizará anuncios en las próximas semanas.





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