Eric Garner, Michel Brown, Ezell Ford, Akai Gurley, Tony Terrell, Anthony Hill, Eric Harris, Walter Scott, Tamir Rice y Freddie Gray son los nombres de los 11 asesinados por la policía norteamericana, lo que provocó protestas y manifestaciones, las últimas en la ciudad de Baltimore.
Estos hechos no son aislados y dan cuenta de un racismo institucionalizado dentro de la sociedad de Estados Unidos, donde la primera reacción ante las protestas es criminalizarlas. Ante estas situaciones, la socióloga María Emilia Tijoux afirmó que “es brutal ver en un lugar donde el porcentaje de afroamericanos es enorme como en esa ciudad, que se hable tan rápidamente de delincuentes, que se les catalogue rápidamente de criminales sin detenerse por un solo momento a una mirada comprensiva sobre lo que implica ser negro hoy día en el mundo y particularmente en Estados Unidos. Creo que hay que tener mucho cuidado con analizar los estallidos de violencia, porque no viene por sí sola, no es una abstracción, no es una cosa que ocurra por casualidad”.
María Emilia Tijoux explicó que la raíz del problema “es que la figura blanca es la que ostenta el poder, mientras lo negro pareciera ser lo no humano, la mano de obra barata utilizada por las empresas pero deshumanizada, sacándole la parte humana y colocándole la palabra inmigrante”.
Esto también es tomado por Estados Unidos, que según la socióloga entrega la pauta de cómo se trata el tema del racismo.
Por su parte el analista internacional, Raúl Sohr, explicó que la policía estadounidense, que es un su mayoría blanca, esta permeada por este racismo.
“No hay duda de que como ocurrió en Flecher se ha demostrado, en el informe que se desarrolló en la investigación, que hay una actitud de persecución hacia la población negra. Dicho esto, además la población negra está en una situación económica social preocupante.”, aseguró Sohr.
Ambos analistas miran con preocupación la situación de racismo y discriminación que se vive en Estados Unidos. Pero también en Chile y en Europa, donde las ambiciones colonialistas y las guerras recientes, como Libia, produjeron una ola de migraciones desde África hacia el llamado viejo mundo.