La indefinición de cómo se llevará adelante el proceso constituyente anunciado por la Presidenta Michelle Bachelet, encierra una incógnita y a la vez un riesgo.
Así lo estima el Premio Nacional de Historia 2006, Gabriel Salazar, quien en conversación con el programa “Todos Educamos” de Radio Universidad de Chile sostuvo que se debe impedir que el debate se haga bajo los parámetros de la Constitución de 1980.
“Si un proceso constituyente se va a hacer de acuerdo a la ley anterior, es decir de acuerdo a la Constitución ilegítima de 1980, entonces significa que los militares o los políticos son los que van a manejar la cosa. El verdadero problema, yo creo, es que la ciudadanía tiene que estar preparada para ejercer soberanía en esta coyuntura, y yo creo que estamos a medias, estamos a medio camino”.
El historiador y docente de la Universidad de Chile comentó, además, que debe ser el pueblo el que asuma un rol protagonista en la conformación de una Asamblea Constituyente que represente sus intereses, y no los de sectores que por décadas han impedido mejorar sus condiciones de vida.
Al respecto recordó el recorrido que ha hecho la Concertación en los gobiernos de los últimos 25 años, que sirvieron para la reafirmación del modelo político, económico, social y cultural en el país impuesto por la dictadura.
“Ese poder popular es el que reaparece cuando se dieron cuenta que el gobierno de la Concertación no iba por donde debía, porque legitimó tardíamente la Constitución ilegítima de 1980 con su sola presencia, en lugar de haber actuado como intentó hacerlo en los años 60 para cambiar todo en función de los intereses del pueblo. La clase política después del 90 no hizo otra cosa que afirmar la Constitución, establecer la gobernabilidad -como se dice- para que llegara el capital extranjero. No escuchó al pueblo y tenemos un régimen que hoy día la ciudadanía rechaza”.
Salazar sostuvo que la construcción del modelo económico en Chile llevó a tener una población altamente endeudada, donde más del 60 por ciento del ingreso se traduce en deuda, provocando un espejismo de consumo que afecta a amplias capas sociales.
“Toda esta economía consumista está basada en una burbuja crediticia, y dependemos de esa burbuja crediticia. Lo que estamos viendo hoy día, que están tan asustados que hay una especie de recesión económica, es que se llegó al límite de la burbuja crediticia. La deuda es una angustia terrible para las familias, que tiene que endeudarse por la educación de los hijos, por la salud de los hijos, por comprar la casa, por comprar el automóvil, comprar el celular y comprar los libros en el mes de marzo. Eso llegó a un límite”.
Gabriel Salazar puntualizó finalmente que se debe constituir un proceso popular que permita al pueblo encabezar el proceso de cambios a la Constitución Política y evitar que se reedite una carta fundamental que atienda los intereses sólo de los sectores minoritarios del país.