Desde el 11 de septiembre de 2001, al menos 48 personas en Estados Unidos fueron asesinadas por extremistas no musulmanes, contra 26 que murieron en manos de yihadistas autoproclamados, según señaló el Centro de Investigación New America.
Para los analistas, esto no es una sorpresa, ya que después del atentado de las Torres Gemelas se registraron varios ataques con componentes tóxicos que provenían de un laboratorio militar, además de una serie de agresiones a clínicas que realizaban abortos lo que, según diversas investigaciones, serían motivados por fuerzas de ultraderecha.
De hecho, hace pocos días, un supremacista blanco asesinó a nueve afroamericanos en una iglesia en Charleston, Carolina del Sur, con lo que se puso nuevamente el foco en los conocidos como “crímenes de odio”, un problema más que vigente en los Estados Unidos y que se agrava con el acceso libre de ciudadanos a las armas.
En este contexto, Gilberto Aranda, analista del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, sostuvo que los datos que entrega esta investigación permiten desmitificar a los musulmanes y concentrarse en el llamado “terrorismo interno”.
“Lo interesante de esto es despercudir al Islam de ser el único que tiene este tipo de expresiones. La verdad es que la mayor parte de los musulmanes son gente de paz, me atrevería a decir que un 90 o 95 por ciento”, afirmó el especialista.
Aranda añadió que lo que está ocurriendo es que el sector minoritario, representado por Al Qaeda y, posteriormente, Isis se ha hecho muy vistoso porque su forma de manifestar sus demandas y su rechazo al mundo contemporáneo es a través de actos violentos, pero indicó que esto también ocurre con otras ideologías de tipo identidad-refugio.
Para el académico todo esto apunta a superar la figura de un único depositario de la violencia como mecanismo para canalizar la política o la ideología. De hecho, el porcentaje de estos extremistas en los Estados Unidos es mucho mayor que el de los musulmanes.
En ese sentido, indicó que los grupos o bandas agresivas han existido desde los orígenes del país norteamericano, cuya historia comienza con las migraciones y la instalación de grupos que encuentran varias formas de manifestación y la violencia es una de ellas.
“Por ejemplo los grupos de supremacía blanca existen desde los tiempos del Ku Klux Klan, después de la guerra civil norteamericana tiene sucesivas reencarnaciones”, dijo, cuando la semana pasada aparecieron cerca de 70 panfletos en los patios de residentes del Condado de Rockdale, en el estado de Georgia, invitando a la comunidad caucásica a unirse a este grupo.
Todos estos antecedentes vienen a cuestionar el nivel de prioridad que se le da a la lucha mundial contra el terrorismo. Sin embargo, el analista internacional Raúl Sohr sostuvo que Estados Unidos no va a alterar la forma en la que está operando, movilizado por otras lógicas de interés, aunque haya fuertes cuestionamientos internos.
“Estados Unidos no va a cambiar las medidas de seguridad que ha adoptado parta impedir un nuevo atentado y tiene una seguridad muy estricta. Ahora, en el plano migratorio Estados Unidos también tiene políticas muy debatidas, con un muro en la frontera con México, con patrullaje muy intenso y muy agresivo en esa zona, y pese a eso, la migración sigue creciendo”, advirtió.
Las migraciones y la resistencia de grupos xenófobos en Estados Unidos, Europa y diversos puntos del mapa mundial no es menor, cuando la inmigración, por temas económicos o humanitarios e incluso por la influencia del cambio climático, es considerada por las Naciones Unidas como “uno de los grandes temas del futuro”.