Una meta ambiciosa fue la que se puso el pianista Luis Alberto Latorre para el concierto que realizará este martes: interpretará toda la obra para piano solo del compositor austriaco Arnold Schoenberg. “Me da la impresión que es primera vez que en Chile se hace un concierto así”, dice.
En la inauguración del tercer Ciclo de Teclados del Instituto de Música de la Universidad Católica, Latorre tocará siete obras: “Comienzo con obras que incluso no llevan opus, que fueron escritas a los 20 años, y posteriormente voy pasando por los distintos opus hasta llegar a la última pieza, opus 33 B, estrictamente dodecafónica”, adelanta.
Será como la culminación de un trabajo que el pianista ha desarrollado por cerca de una década en torno a la obra del compositor nacido en Viena. En varias ocasiones ha interpretado el Pierrot Lunaire y en otras, por ejemplo, ha tocado la Suite opus 29 y el Concierto para piano, junto a la Orquesta Sinfónica de Chile, de la cual también es miembro.
“Es un compositor muy importante, tanto como lo fue Bach en su momento. No solo desde el punto de vista de la escritura y el lenguaje, del cambio de la tonalidad a un lenguaje nuevo como la atonalidad y el dodecafonismo; también fue muy importante en la técnica pianística. Hay un avance en la manera de escribir para piano, muy distinta a la época, muy osada y contemporánea. Eso es la base de todo lo que viene después en la música para piano”, asegura.
¿Qué dificultades tiene la obra de Schoenberg para usted?
Tocar estas piezas es muy difícil. Hay una exacerbación de todos los parámetros normales de escritura. Por ejemplo, los matices están llevados a un extremo, muy suaves o muy fuertes. Además, hay un contrapunto muy denso. Diría que toda su música, en gran medida, se caracteriza por el contrapunto que tiene, una polifonía intensa. En realidad, tiene harta dificultad.
También es difícil para el público. ¿Cómo debería aproximarse un auditor que no es conocedor de su obra?
Creo que sigue siendo difícil para el público, aun cuando han pasado más de 100 años de algunas piezas. Siempre ha sido un compositor muy querido, por un lado, y odiado por otro. Es muy difícil de escuchar. Una de las cosas más importantes para escucharlo es que es imposible entenderlo sin situarlo en el contexto de la época. Es uno de los compositores más radicales en cuanto a escribir en torno a lo que está sucediendo, a la política, la historia y los sucesos que se están dando. Es fundamental, sobre todo, pensar en lo que ocurría antes y después de la Primera Guerra Mundial y todo el ambiente de Viena, Berlín y Europa.
Por eso, su música es muy densa, muy dramática y muy trágica también. La música ya no cumple un papel romántico de agradar o mucho placer en ese sentido, más bien refleja el estado de las cosas y le toca vivir una época muy difícil. Es una música acorde a la época.
¿Por qué es amado y odiado?
Hay compositores, como Brahms, a los que todo el mundo los quiere; y hay otros, como Boulez, al que nadie lo quiere, jeje. Pero con Schoenberg la gente se divide: hay gente a la que le encanta y otros a los que no les entra. Si uno está buscando la bella melodía del siglo XIX, la época y todo el sentido del arte ya cambiaron mucho. No hay que buscar eso. En la pintura, por ejemplo, están Kokoschka o Kandinsky, que están muy lejos de pintar una forma o una figura. También pasa con la filosofía. Hay un cambio radical en la concepción del mundo.
Luis Alberto Latorre se presentará a las 19:30 horas de este martes en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad Católica, ubicada en Alameda 340. La entrada es gratuita. Más información en IMUC.