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Mujeres sin maquillaje

Por saber de ese otro Chile que no está en los medios de comunicación y por reconocer una historia diferente de la que han impuesto los vencedores, es que siguen brotando nuevas voces, con esos trozos de historia que faltaban por ser conocidos. No solo en Chile, también en otros países de nuestra dolida y sangrante América Latina.

Vivian Lavín

  Viernes 11 de septiembre 2015 10:42 hrs. 
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Decimos que un día como hoy, hace 42 años, se produjo el Golpe Militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende. Sin embargo, no fue un día como hoy, porque lo que se vivía en Chile entonces era muy diferente de lo que sucede en nuestro país este 11 de septiembre de 2015.

Nuestro 11 de septiembre ya ni siquiera tiene en el calendario mundial la exclusividad, cuando el 11/9 de Nueva York se ha tomado la escena mediática. Las imágenes de las Torres Gemelas siendo atravesadas por dos aviones cambiaron la relación de Estados Unidos y de la mayoría de las naciones con el mundo árabe. Los Hawker Hunters bombardeando el Palacio de La Moneda en complicidad con la CIA cambiaron los destinos de nuestra nación.

Desde este 11 de septiembre vemos ese momento de la historia de manera diferente. Son 42 años en los que han pasado mucha agua bajo el puente. Los de entonces, ya no somos los mismos, podría decir Neruda. Un verso que adquiere dimensiones caricaturescas al echar un vistazo a los medios de comunicación. Que si son diarios o revistas, son poquísimos comparados con la febril actividad periodística de aquellos años. Sin embargo, sean impresos, televisivos o digitales nos encontramos con muchos rostros conocidos. Demasiados, para ser honestos. Los mismos de entonces son los que hoy están en la política principalmente, porque en otros ámbitos de la vida nacional sí ha habido un recambio, aunque no en las cuotas de poder.

Y no se trata de mirar con nostalgia ese período, sino que de entender qué pasó entre medio que tiene a nuestro país hoy sumido en una de las crisis políticas más profundas desde entonces provocada por gran parte de los mismos de entonces. Esos que se han tomado el discurso público y han hecho una mezcolanza de la que nadie entiende nada. De tanto querer dar vuelta la página se olvidaron de lo que había escrito en ella, y finalmente, han terminado defendiendo lo que antes aborrecían. Y no es que sea malo cambiar de opinión porque justamente es un rasgo de las personas inteligentes hacerlo, pero el plano de la opinión no es el mismo que el plano de la moral y los valores que la sustentan. De modo que podemos, con la perspectiva que dan los años, entender que la manera cómo se implementaron ciertas medidas no fue la correcta si es que se buscaba crear un país respetuoso que ofreciera a todos quienes viven en él una mejor vida. Eso es un cambio de opinión. Pensar hoy, en cambio, que Chile es como un coto de caza donde solo ellos pueden salir a proveerse de sus presas, en tanto el resto debe quedarse en sus casas mirándolos y aplaudiéndolos mientras los hacen. O peor, subvencionándolos en el deporte de hacer la mayor cantidad de dinero sin pensar en una manera de distribuirlo. Eso es un cambio en los valores.

Entre ese 11 de septiembre de 1973 y este 11 de septiembre de 2015 un grupo de chilenos torturó y mató a otro grupo de chilenos. Al tiempo, que el grupito que gobernaba se las arreglaba para ordenar al país para que en el intertanto el grupito que los respaldaba hiciera la ecuación constitucional y financiera de cómo repartirse con toda tranquilidad los principales recursos del país. Todo funcionó muy bien durante décadas. Hasta hoy, cuando quienes callaron por miedo o el trauma de haber sido vejados han decidido hacer un gesto político y testimoniar lo que pasó entonces. Así, han sido aparecido publicados una serie de libros donde mujeres relatan cómo nació en ellas entonces el compromiso por un Chile más justo, las formas de lucha por las que optaron y las consecuencias que debieron pagar. Son libros de mujeres, revolucionarias, guerrilleras, presas políticas de nuestro país.

Y el interés por saber de ese otro Chile que no está en los medios de comunicación con los mismos de siempre y sobre todo, por reconocer una historia diferente de la que han impuesto los vencedores, es que siguen brotando nuevas voces, con esos trozos de historia que faltaban por ser conocidos. No solo en Chile, también en otros países de nuestra dolida y sangrante América Latina. Así, el sábado 12 de septiembre, en la Fiesta del Libro de Medellín se estará presentando Mujeres tras las rejas de Pinochet, un libro editado por Ediciones Radio Universidad de Chile que relata el testimonio de Elizabeth Rendic, Valentina Álvarez y Gina Cerda, tres ex prisioneras políticas de la dictadura. Las voces de estas luchadoras chilenas podrán ser leídas por otras mujeres colombianas que de muerte y terror saben. El gesto de compartir este libro con el público colombiano rompe el cerco impuesto por la circulación de los libros que muestran el verdadero rostro de lo que somos, sin maquillaje, sin imposturas, sin mentiras.

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