Primero fue detención del fotógrafo y colaborador de la causa mapuche, Felipe Durán. Le siguió el allanamiento en la comunidad Coñomil Epuleo de Ercilla y la golpiza a José Coñalico. A eso se sumó la conmemoración de un año de muerte de José Quintriqueo, quien fue arroyado por un tractor conducido por un peón del fundo Nilpe, en el marco de un proceso de reivindicación territorial.

Se acumulan también detenciones previas, como las del conocido werkén Hugo Meliano o el dirigente José Huenuche, entre otras. En este contexto es que durante toda esta semana se desarrollará en Santiago el trawún: “Encuentros por las resistencias” para solidarizar con las comunidades del sur del país.

La actividad comienza con un foro sobre prisión política, donde se busca reflexionar cómo este fenómeno forma parte de las técnicas para el manejo de los movimientos sociales en toda Latinoamérica.

Vicente Montesinos, uno de los coordinadores del encuentro, aseguró que la actividad se da en un “ambiente tenso” producto de la actuación del Gobierno y la forma en se manifiesta “lealtad” entre los poderes políticos y económicos. “El Estado, a través de sus representantes, ya decretó un alza de la militarización en territorio mapuche. Se vio cuando aceptaron el petitorio que entregó la multigremial de La Araucanía junto con el paro de los camioneros”, dijo a modo de ejemplo.

Además, denunció que si no se presta atención, el “contexto represivo” podría producir más muertos o, “que se sigan dando enfrentamientos que no van a solucionar la demanda histórica con respecto al territorio ancestral que el pueblo mapuche exige le sea devuelto”.

El dirigente afirmó que a los foros se suman conversatorios, ritos como el intercambio de semillas, un palín, tocatas, formación de un pasacalles, lo que terminará con una movilización el próximo 12 de octubre a las 11 de la mañana desde Plaza Italia.

Más allá de las actividades organizadas, la visión de conflicto que ponen en el fondo del debate las comunidades mapuche residentes en Santiago, también es compartida por quienes viven en las denominadas “zonas de conflicto”. Para Richard Curinao, vocero de la comunidad Coñomil Epuleo, independiente del color político de las autoridades, éstas darían muestra “de un nulo interés para solucionar un problema que tiene raíces históricas, y que sigue escalando día a día”.

Curinao, al igual que Montesinos, insisten que uno de los problemas centrales del “mal llamado conflicto mapuche es la represión”, sin entender el fondo de un conflicto que se origina por el enfrentamiento de dos actores en disputa. En su caso, el dirigente ha denunciado que sus detenciones son consecuencia de su trabajo como comunicador mapuche. Por estas razones expuestas, asegura que la estrategia actual “es la del garrote: criminalizar y así no buscar una solución a la demanda mapuche”.

Richard Curinao hizo un llamado al Gobierno, para que éste deje de oscilar entre la política “del garrote”, para reprimir, y “la de la zanahoria” donde, a través de subsidios, bonos y entrega de recursos, ampara algunas comunidades y organizaciones de los pueblos originarios, en un afán asistencialista que, además, genera fuertes divisiones.